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29.9.11

Disponibilidad

Tarea para la escuela: ¿Qué quieres ser cuando seas grande?

Cuando sea grande quiero ser Disponible. No se donde se estudia pero voy a averiguar…

Quiero ser una persona que esté disponible para el momento, en cada momento. Que las demás personas sepan que estoy disponible y así yo las pueda acompañar cuando lo necesiten. Al fin y al cabo, para eso voy a estudiar.

Tengo que aprender seriamente a no limitar mi disponibilidad a través de opiniones o juicios que surjan de mi mente. Si tengo una opinión formada sobre las situaciones o un prejuicio sobre las personas, ya no estaré tan disponible.

Disponible es estar abierto. Para eso no puedo tener condicionamientos previos. “Estaré disponible solo para X situación o X persona”. Eso sería como una farmacia de turno, yo quiero más bien como un Farmacity, abierto 24x7.

Por lo que veo, es una carrera bastante difícil. Dicen que lo mas complejo de vencer es la propia mente. Pero los profes son siempre buenos, bondadosos y comprensivos. Ellos ya son Disponibles, no tienen su mente llena de prejuicios sobre los futuros egresados.

También quisiera estudiar una orientación que se llama “disponible para el universo” así me pasan cosas, y en mi vida, aprendo. Las emociones nos cierran a la experiencia. A veces estamos atrapados en los miedos o en los enojos y es así que nos aferramos al pasado y no estamos disponibles para que sucedan cosas nuevas.

Si, da un poco de incertidumbre. Nunca sabes quien va entrar por la puerta. Puede ser que pasen cosas difíciles o dolorosas pero también maravillosas y bellas.

Tendré que practicar mucho, porque es inevitable pensar y es inevitable sentir pero no siempre lo que pensamos o sentimos es la realidad o es importante. La materia más difícil: dejar pasar. La materia más engañosa: no tomarse los pensamientos demasiado en serio.

Pienso que después que termine mis estudios me dedicaré al trabajo independiente. Y voy a tener éxito porque a las personas les gusta estar con alguien que no los juzga, ni les dice que hacer, ni les impone una forma de pensar. Las personas se sienten cómodas cuando están con un Disponible. Pueden ser tal cual son y no tener miedo a equivocarse.

Mi mamá me dice que es un trabajo difícil, porque las personas recurren a los Disponibles cuando están mal. Si, puede ser. Cuando están cansadas de ser juzgadas, cuando están cansadas de creer que se equivocan, cuando se pierden o cuando están en problemas, las personas buscan a un Disponible como último recurso.

Será un trabajo duro pero estoy segura que tendrá sus recompensas. Tendré la posibilidad de ver a las personas florecer, sonreír, cambiar para bien. Porque cuando dejas de presionar o de reclamar lo que tus pensamientos desean, las personas a tu alrededor, florecen.

Si, cuando sea grande quiero ser Disponible.


26.9.11

El Amor y las Relaciones

Por Charlotte Joko Beck

Amor no es una palabra generalmente mencionada en los textos budistas. El amor del que hablan los budistas –la compasión– no es una emoción, o por lo menos no es lo que comúnmente llamamos emoción.  No es tampoco lo que llamamos “amor romántico” que tiene en realidad poco que ver con el amor. Está bueno investigar que es realmente el amor y como está conectado a la práctica, dado que los dos frutos de la práctica budista son la sabiduría y la compasión. (…)
 “Cuando, a través de la práctica, se llega verdaderamente a la experiencia del zazen [meditación], los bloqueos congelados de las emociones-pensamientos naturalmente se irán derritiendo. Sin embargo, si crees que debes cortar el pensamiento ilusorio en vez de observar como éste se derrite, la emoción-pensamiento regresará una y otra vez. Es como si cortaras el yuyo sin arrancar su raíz, el mismo volverá a crecer” (Menzan Zenji 1683-1769).
Muchas personas erróneamente comprenden la práctica como si fuera cortar el yuyo, y allí no hay aprendizaje. Por supuesto que el pensamiento es ilusorio, pero debemos observar como se derrumba para comprender. (…) “La emoción-pensamiento es la raíz de las ilusiones, un apego terco a un punto de vista imparcial, formado por nuestras propias percepciones condicionadas” – dice Zenji.
La práctica se centra en clarificar como la emoción-pensamiento se derrite. Primero debemos verla tal como es: los pensamientos emocionales, egocéntricos con los que nos alborotamos todo el tiempo. Su ausencia es el estado de satori, es la iluminación. Sin excepción, todos estamos atrapados en las emociones-pensamientos, pero el grado de acorralamiento varia en gran medida. Existe una gran diferencia ente una persona que está atrapada en ellos 95% del tiempo y otra que lo está solo el %5 del tiempo.
Estrictamente hablando, las relaciones son con todo: el vaso, el pasto, las montañas, las personas. En este momento hablamos de relaciones con las personas, porque parecen ser las mas difíciles. Y si no hemos estado escondidos en una cueva por 20 años, todos tenemos relaciones con otras personas.  En estas relaciones siempre hay algo de amor genuino y algo de amor falso. Cuanto de cada uno, depende de nuestra práctica. El amor falso engendra a la emoción-pensamiento de la expectativa, la esperanza y el condicionamiento. Cuando no podemos ver a la emoción-pensamiento como algo vacío, tenemos la creencia de que las relaciones deben hacernos sentir mejor. Mientras la relación alimente nuestra idea de cómo debieran ser las cosas, pensamos que es una buena relación.
Pero, cuando vivimos con alguien o tenemos una relación estrecha con otra persona, ese tipo de pensamiento ilusorio tiene pocas chances de sobrevivir. A medida que pasa el tiempo y la ilusión colapsa por la presión, nos damos cuenta que no podemos mantener las bellas imágenes de la otra persona o de nosotros mismos. Por supuesto, quisiéramos mantener esa imagen ideal que tenemos de nosotros mismos. – Quisiera creer que soy una buena madre: paciente, comprensiva, sabia. Si mis hijos estuvieran de acuerdo con eso, estaría bárbaro. Este tipo de pensamiento ilusorio domina nuestras vidas.
Particularmente, en el amor romántico, la emoción-pensamiento alcanza su máxima expresión. - Yo espero que mi pareja se comprometa con la idealizada imagen que tengo de mi mismo y que cumpla con la idealizada imagen que tengo de él. Cuando deja de hacerlo (y dejará de hacerlo tarde o temprano) entonces digo: “Qué le pasa? Se acabó la luna de miel. Está haciendo todas esas cosas que yo no soporto.” Me pregunto ¿por qué soy tan desgraciado? Mi pareja ya no encaja, no refleja la adorada imagen que tengo de mi mismo y no colabora con mi confort ni con mi placer. Ninguna de esas demandas emocionales tiene nada que ver con el amor. Con las imágenes que se derrumban – y siempre lo hacen en una relación cercana – este “amor” se convierte en hostilidad y argumentos.
Entonces, si estamos en una relación, de tanto en tanto vamos a sentir dolor, porque ninguna relación va a encajar perfectamente con nuestras ilusiones. No habrá nadie nunca que viva con nosotros complaciéndonos de cada manera que deseamos. ¿Cómo lidiamos con esta desilusión? Practicando siempre, acercándonos cada vez mas a la experiencia del dolor, de la desilusión, de las esperanzas destrozadas, de las imágenes derrumbadas.  Y esta experiencia es, en última instancia, no-verbal. Debemos observar los pensamientos hasta que la mente se encuentre lo suficientemente neutral como para que podamos entrar en la experiencia directa y no-verbal de la desilusión y el sufrimiento. Cuando experimentamos ese sufrimiento directamente, las emociones-pensamientos comienzan a derretirse y la verdadera compasión emerge.

Del libro “Everyday Zen: Love and Work” de Charlotte Joko Beck – ISBN 0061285897.







25.9.11

TCDP se va al campo...



Sábado 1 de Octubre
Salida de Campo a La Estancita
Día de Práctica Intensiva de Chi Kung y Meditación

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Por favor completar el formulario - el mismo es obligatorio e individual.
Si vas con un amigo/a, reenviale esta información para que se inscriba de la misma forma. Gracias!
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Cierre de inscripción: miércoles 28/9
--- CUPOS LIMITADOS ---

22.9.11

Las paredes a las que nos enfrentamos

Cuando sucede algo movilizante en nuestras vidas, cuando llega una situación que catalogamos como fuerte, surgen un montón de pensamientos y emociones. Los imprevistos, las enfermedades, las discusiones, los cambios abruptos, los frenos impuestos, son causas de que la mente se vuelva bulliciosa.

En esos momentos la mente, desencajada de su rutina de control, no sabe bien que hacer. Tal como una fuente de agua en medio de la plaza, emanan de ella pensamientos, preguntas, reproches… por supuesto, emociones que no queremos sentir, el miedo, la culpa, el enojo, el arrepentimiento, la desilusión y también la sorpresa.

Como un GPS recalculando, nos preguntamos si hicimos bien o mal esto o aquello, evaluamos los pasos que nos trajeron a este lugar y nos reprochamos lo que creemos que fue un error.

Surgen alrededor nuestro un montón de paredes. Estamos en frente de ellas, acorralados. ¿Cuántas veces hemos pensado “no se que hacer”?

Cada pared es un pensamiento. La pared del arrepentimiento. La pared de los errores pasados. La pared del miedo. La pared de las concesiones dadas de mas. Y sobre todo, la pared de la resistencia, porque no queremos estar viviendo eso que nos toca. Queríamos otra cosa, no queríamos dolor, no buscamos ese dolor.

Estas paredes a las que nos enfrentamos no son enemigos. Están allí para que aprendamos a ver a través de ellas. En ves de ofuscarnos y apegarnos a su existencia o renunciar, debemos sentarnos frente a ellas, rendirles tributo y observarlas.

Debemos observar cada pared hasta que la misma se vuelva transparente. Así, comprendemos la naturaleza de estos pensamientos. Los mismos surgen de la defensa de la mente al no tener el control. Como una pared de hielo al derretirse, primero se vuelve transparente y logramos ver mas allá de ella. Si la observamos aun por mas tiempo, vemos como ésta se derrite junto con los pensamientos y las emociones que la crearon.

A la pared de la resistencia, tal vez debamos observarla por mas rato, hasta comprender que está allí defendiendo algo que también ya se derritió: nuestra ilusión de la realidad.

Si pudiéramos experimentar la situación tal cual es, sin tantos pensamientos agregados, las paredes serían finitas y simples de observar. Pero somos arquitectos responsables y las construimos bien gruesas.

El enojo por el motivo que sea, el miedo siempre a la pérdida, al dolor, la culpa, la frustración por las expectativas previas, el reproche y tantos otros, son solo pensamientos-emociones que debemos observar el tiempo que sea necesario.

La vida no debiera ser conducida por las reacciones de la mente. La vida tiene que ser vivida, experimentada.



Puedes estar leyendo esto y pensar que no comprendes lo que escribo o que estoy completamente equivocada. Bueno, esta bien. Pero ¿puedes observar lo que piensas?


Bodidarma (foto) llevó el budismo a China y creó del kung fu shaolin después de 9 años meditando en frente a la pared de una cueva.




19.9.11

¿Por qué no practicamos con viento?

Va de nuevo este artículo, ya que es un tema que sale a colación todos los finales de nuestro invierno cordobés que es muy ventoso.

En la medicina china, dentro de los factores externos que pueden afectar la salud, encontramos al viento. Éste afecta al cuerpo directamente, por ello cuando hay mucho viento suspendemos las prácticas en el parque.

Cuando nos exponemos al viento, luego de haber transpirado, favorecemos la posibilidad de que nuestro sistema energético y la salud se vean afectados por los síntomas relacionados a este factor climático.

El viento es generador de enfermedades y afecta a la parte superior de cuerpo: la cara, la cabeza, el cuello y los hombros, y también a la piel. Ingresa al cuerpo por los poros, la respiración (nariz) y los oídos. La prolongada exposición al viento debilita la energía defensiva del cuerpo posibilitando así la entrada del mismo al cuerpo y también de otros agentes patógenos.

Como el viento mismo, las enfermedades de viento están en constante movimiento dentro del cuerpo, son cambiantes y suelen aparecer abruptamente y luego desaparecer de la misma manera.

El viento de otoño afecta directamente a los pulmones, generando tos, flema, obstrucción nasal, picazón en la nariz o garganta, etc. Como es de naturaleza yang ascendente, genera dolores de cabeza, de oídos, tensión en el cuello y los hombros. A su vez, afecta a la piel, causando sudoración y sensibilidad al frío. Por su naturaleza cambiante afecta el equilibrio físico y emocional, causa vértigo, temblores y espasmos musculares.

El viento de primavera, otra época en Córdoba (Argentina) en la que hay mucho viento, afecta al bazo y estómago, desequilibrando la energía del elemento tierra y puede causar vómitos, mareos e indigestión.

Se relaciona directamente con la energía del elemento madera que en el cuerpo se encuentra relacionada con el hígado y la vesícula biliar. Las emociones relacionadas son la ira, la cólera y los enojos en general. En días de mucho viento las personas se tornan irritables sin motivo. La vesícula biliar se relaciona con la capacidad de decisión, por ello, no se recomienda tomar grandes decisiones los días ventosos.

La energía del hígado se expresa en los ojos y por ello el viento afecta directamente a éste órgano sensorial, irritándolos. La incapacidad de ver correctamente el entorno dificulta también la toma de decisiones y a su vez el equilibrio. La referencia visual es un factor muy importante en el equilibrio físico y la quietud del entorno que percibimos también. Si lo ojos se encuentran irritados y los árboles y las banderas se mueven arremolinadamente, el mucho más difícil lograr una postura equilibrada.

Por todos estos motivos, no es recomendable practicar tai chi o chi kung los días de mucho viento, aun en espacios cerrados y por ello suspendemos las clases en el parque. Durante la práctica uno transpira y se vuelve permeable a la energía, si el viento entra al cuerpo, terminamos enfermos luego de la clase.

Otros factores climáticos que limitan la práctica son las tormentas, pero obviamente cuando llueve suspendemos las clases, y el calor extremo, tipo temperaturas del desierto, que son poco probables en nuestra ciudad.




14.9.11

Enseñar

Enseñar es el mejor camino para aprender. Cuando uno enseña responsablemente, no enseña algo que no sabe. No enseña con palabras, no enseña con exigencias.

El tai chi, el chi kung, se enseñan con el cuerpo. Las palabras acompañan la comprensión. El cuerpo demuestra lo que quiere que otros cuerpos imiten. Si el cuerpo no sabe, no puede enseñar. Para esto, hay que saber muy bien los movimientos, comprenderlos profundamente, en todas su facetas desde la experiencia propia de haberlos realizados una y otra vez, cientos de veces.

Cuando el movimiento de tai chi es una experiencia me doy cuenta que no se puede enseñar con palabras. Aunque hablo en las clases, las palabras no son suficientes. Intento dar experiencias a las personas que se acercan a practicar. Llevarlos a la experimentación no-verbal de sus propios movimientos, no de su copia de los míos.

No me preocupa tanto la exactitud, la técnica, siempre hay tiempo para mejorar esos aspectos. Pero la experiencia es aquí y ahora, en este mismo momento en el que nos movemos en conjunto con el resto de la clase, hay que experimentar eso que estamos haciendo, lo que sea como salga.

El tai chi hace maravillas cuando la propia mente del practicante se lo permite. Si discutimos con el movimiento que estamos realizando, no nos estamos moviendo, estamos discutiendo. Por ello enseño a callar los pensamientos, a volver a la concentración en la respiración cada vez que la perdemos.

El cuerpo no solo es movimiento, también respira, siente, duele y satisface. El tai chi es toda esa experiencia: moverse, respirar al mismo tiempo, sentir lo que duele, sentir lo lindo que también aparece. Si la persona no logra respirar correctamente tampoco logra la experiencia. Si no logra sentir, no experimenta. Enseño todo eso, a respirar, a sentir. A veces no me sale o la gente no me presta atención.

Las mismas personas que practican son aprendizaje. Cada una me muestra una faceta de la vida ajena a mi realidad. Cada uno de nosotros percibe su propia realidad limitada, subjetiva. Mis alumnos son cada uno una realidad en sí mismos. Valoro su presencia, valoro la enseñanza que tienen para ofrecer, valoro su compartir.

Enseño desde el desafío de encontrar ese punto, palabra, movimiento exacto que le parte la cabeza a la persona que asiste a la clase y la deja pensando. Como no se qué va a lograr ese efecto sobre cada uno, pruebo y pruebo y pruebo, sin renunciar, sin esperar resultados.

Yo, enseñando el domingo en el parque.
El momento de comprensión siempre llega y yo no tengo nada que ver en realidad. Yo ofrezco… alternativas, posibilidades de experimentar, palabras, explicaciones, espacios, tiempos. A la comprensión llega cada uno solo, recorriendo su propio camino.

Es gratificante ver como las personas han cambiado su vida para mejor. Eso siempre sucede.

Yo enseño pero no enseño a enseñar. Ja! No sé porqué!

El título no me importa, aunque agradezco los saludos por el día del maestro y del profesor que siempre surgen estos días. Gracias!


Taller de Septiembre

"La vida puede ser más fácil si dejamos de resistirnos."

Taller: Salir de la Resistencia
Para encontrar la forma de acomodarnos a lo que las vida nos da y FLUIR con ella.
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Un taller práctico principalmente y un poco teórico…
Meditación y Tai Chi. Mucha auto-observación.
 

Próximo Sábado 17/9 – 15 a 17.30 hs.
Barrio Chateau Carreras


Costo $100 

Confirmar asistencia!

Por favor, difundir y reenviar esta información. Gracias!
TAI CHI DEL PARQUE

12.9.11

Hay que darse las condiciones

Esta es una frase que habitualmente se dice en el Dojo Zen donde practico. Significa que cada uno se nosotros debe darse a sí mismo algunas condiciones necesarias para poder realizar una práctica regularmente. Se dice en el contexto del zazen, pero se aplica al tai chi, al yoga y a cualquier actividad que uno desee realizar. Si uno mismo no se da las condiciones, realmente no puede llevar a cabo la práctica (o el aprendizaje).

El tiempo
Para incluir una nueva actividad en la rutina diaria o semanal, hay que disponer de tiempo. Si la primera frase es “yo no tengo (o tengo muy poco) tiempo disponible” la actividad está destinada al fracaso. Nadie más que tú tienes que hacer algo respecto al tiempo. El tiempo disponible tiene que ser tuyo, no de los otros. Los otros dan la clase, ya disponen de su tiempo para ello...

6.9.11

El precio de la práctica

Por Charlotte Joko Beck

Cuando encontramos que nuestra vida no es placentera tratamos de escapar de esa incomodidad a través de distintos mecanismos. Es esos momentos, lidiamos con nuestra vida como si fuera algo separado de nosotros mismos. Mientras esa siga siendo la forma de verla, pondremos mucho esfuerzo en encontrar algo o alguien que se encargue de manejar nuestra vida por nosotros. Puede ser una pareja, un maestro, una religión, un centro de alguna actividad. Alguien o algo deben lidiar con nuestra vida.

Mientras vemos la vida con esta visión dualista, nos engañamos a nosotros mismos, creyendo que no existe ningún precio por realización de ésta. Todos compartimos esta desilusión en diferentes grados y ella solo nos lleva a la miseria y el sufrimiento.

A medida que la práctica [en el zen] avanza, la desilusión ataca y comenzamos lentamente a darnos cuenta que debemos pagar un precio por la libertad. Nadie, salvo uno mismo puede pagarlo por su propia vida. (…) Hasta que no comprendemos esa realidad,  continuamos resistiéndonos a la práctica y aun después, la resistencia persiste, pero no tan fuerte. Es difícil mantener la comprensión en todo momento.

¿Cuáles son las formas a través de las cuales evadimos pagar el precio? La primera es nuestro constante no-deseo de soportar el propio sufrimiento. Pensamos que podemos evadirlo o ignorarlo, pensar en otra cosa, distraernos. O creemos que alguien lo puede remover de nuestra vida. Creemos que tenemos el derecho a NO sentir dolor. Buscamos y esperamos fervientemente que otra persona se encargue del dolor propio. Esa resistencia determina la práctica: “hoy no voy a practicar, hoy no tengo ganas”, “hoy no voy a ir a la clase, no me gusta lo que surge en ella”. Flaqueamos en nuestra integridad cuando es dolorosa mantenerla. Dejamos de lado una relación que ya no cumple con nuestras expectativas. Por debajo de estas evasiones, se encuentra la creencia de que los otros deben servirnos; son lo otros los que deben limpiar los desórdenes que hacemos.

Pero nadie, absolutamente nadie, puede experimentar la vida por otra persona. Nadie puede sentir por otro el inevitable dolor que ésta trae consigo. El precio que debemos pagar para crecer está frente a nuestras narices y no llegamos a un compromiso real con la práctica hasta que no logramos ver el hecho de que NO queremos pagar ningún precio.

Tristemente, mientras evadamos nos mantenemos cerrados a la maravilla que la vida es y que somos. Tratamos de aferrarnos a las personas que, creemos, pueden mitigar nuestro dolor. Intentamos dominarlas, mantenerlas cerca, incluso esperamos engañarlas para que así se hagan cargo de nuestro dolor. Pero no hay regalos. Una joya de alto precio nunca llega regalada. Debemos pagarla a través de una firme y constante práctica.

Debemos ganarla en cada momento, no sólo en el “lado espiritual” de la vida. Como realizamos nuestras obligaciones, como ayudamos a otros, si hacemos o no el esfuerzo de estar atentos en cada momento, todo esto es pagar el precio de esta joya.

No se trata de definir un montón de nuevas ideas de “cómo yo debería ser”. Sino de ganar integridad y totalidad en nuestra vida en cada acto que hacemos, cada palabra que decimos. Desde el punto de vista más común, el precio que debemos pagar es muy alto, pero visto claramente, no es realmente un precio sino un privilegio. A medida que nuestra práctica avanza, comprendemos este privilegio más y más.

En este proceso descubrimos que nuestro dolor y el de los otros no son mundos separados. No existe “mi practica es la mía y la tuya es la tuya” porque cuando realmente nos abrimos a la vida, nos abrimos a todas las vidas. La ilusión de la separación se desvanece a medida que pagamos el precio de una práctica atenta.

Superar esa ilusión  es comprender que, al practicar, no estamos solo pagando el precio por nosotros sino también por todos los demás seres. Mientras nos aferramos al concepto de estar separados del resto (las ideas sobre uno mismo, las ideas sobre los otros y las ideas sobre lo que queremos de los otros) aun no estamos pagando ningún precio.

Pagar el precio significa que debemos dar aquello que la vida requiere que demos, puede ser dinero, tiempo, bienes materiales; y a veces que no demos aquello que queremos dar, simplemente porque no es requerido. Siempre, el esfuerzo en la práctica es ver que es lo que la vida demanda, como opuesto a lo que queremos dar, y esto no es nada fácil. Esta práctica tan dura es el pago exacto si queremos encontrar aquella joya tan preciada.

No podemos reducir la práctica simplemente al tiempo que usamos en la clase, aunque éste es de vital importancia. Nuestro entrenamiento – pagar el precio – debe llevarse a cabo 24 horas al día.

A medida que hacemos este esfuerzo en el tiempo, cada vez más valoramos la joya que nuestra vida es. Pero si continuamos alborotando la vida como si fuera un problema o si utilizamos el tiempo en buscar un escape a este problema imaginario, la joya siempre permanece escondida. Pero aun escondida, la joya está siempre presente, pero nunca la llegaremos a ver, si no pagamos el precio.





1.9.11

Sol, tormenta, libertad

Sol

Camina por el costado de la ruta con la mente justo en ese lugar. Nada se interpone entre el paso y el paso mismo. Ni un solo pensamientos fuera del momento, la mente como el cielo sin una sola nube. Un pleno día de invierno, soleado, frío, sin viento.

Dos de la tarde. Nada pendiente, nada que cambiar.

Soltándose el pelo, siente la libertad. La libertad de poder estar en ese lugar en ese momento – aunque momento y lugar no tengan nada excepcional -. La libertad de no haber dejado nada atrás ni tener nada esperando. Al regresar, ya verá qué hacer.

¿Cuántas de las personas que circulan en los autos por la ruta pueden decir lo mismo? ¿Saborean la misma libertad en este momento?
 
Todo su mundo construido esta en pie. Cuerpo, mente, espíritu: todo está bien.

Tormenta

Camina por la calle expresando su decepción en cada paso. Ese paso es mucho más que un paso. Es emoción, es rechazo, es resistencia. Las nubes en el cielo mantienen su cuerpo frío, sin sol. El viento le golpea la cara trayéndola al presente.

No logra dejar de pensar en lo que pasó anoche (o no quiere…).

Aprisionado entre los pensamientos, el cuerpo duele. Se mueve destartalado. Este mismo momento le sabe amargo, desteñido. Cruza en el camino a otra persona con la mirada perdida. En otra prisión, la misma sensación.

Se identifica con él, intentando no estar tan sola en su tormenta. ¿Qué tendrá pendiente por resolver el otro?

¡Ella si que tiene cosas por resolver al regresar! Su mundo, tal como lo ve en este momento, es un desastre.
  
El sol y la tormenta están en el mismo cielo.

La mente en el presente o la mente apegada a otros momentos. Como en un país tropical, sol y tormenta, ambos durante un solo día. En la mente, ambos durante un minuto.

Somos esclavos de nuestra propia mente caprichosa, esa que construye mundos bellos destruyendo los feos y viceversa.

¿Qué es la libertad? No ser propiedad de nadie y de nada. ¿Es no tener dueño, jefe o una pareja posesiva? ¿Es tener mucho dinero para poder hacer lo que uno quiera? ¿Es no tener nada que te ancle para así poder volar?

Para mí, es estar libre de mis propios pensamientos. Lo que pienso me esclaviza. Aunque tenga mucho dinero, en mi mente habrá siempre un “pero”. Aunque pueda volar, pienso que alguna vez se me puede quebrar un ala. Esa preocupación es mi dueña. La ansiedad es tu dueña. El control se apodera de otros. La obsesión, es ama de muchos esclavos.

Cuando logramos observar los pensamientos de manera ecuánime, sin etiquetarlos, sin aferrarnos a ellos o rechazarlos, encontramos la más profunda libertad que existe.

La libertad que te permite ser cualquier cosa que quieras ser, es la que surge cuando nuestros patrones mentales se hacen flexibles y cambian. Cuando no te preocupa perder, cuando no te anticipas a lo que vas a ganar.

Tú y tu mente, si están en este mismo momento juntos, son completamente libres. Aunque llueva o salga el sol.


Actividades en Septiembre

En Septiembre…
Con la primavera volvemos al Parque

SÁBADOS Y DOMINGOS, 10 DE LA MAÑANA 
PARQUE DE LAS NACIONES

Los sábados practicamos tai chi. Este mes revisaremos los fundamentos básicos de la postura y los movimientos, para todos los que desean comenzar y/o retomar. 
Los domingos practicamos chi kung. Este mes nos enfocaremos en el equilibrio, físico, mental - emocional, de las energías yin y yang.

Costo por clase $15.

Actividades extras de este mes

Sábado 17, por la tarde: Taller de meditación y tai chi “Superar la Resistencia al Cambio”.
Dado el impacto tema del teórico de agosto, la resistencia, profundizaremos el tema en este taller. El costo del mismo es de $100. (ver teórico de agosto en el blog…)

Sábado 24, en la clase teórica del mes el tema será “La Circulación de la Energía”. Gratuita.

Sábado 1 de octubreSalida de Campo a La Estancita (Rio Ceballos). Día de práctica intensiva de 10 a 17 hs. Chi kung y meditación, enfocado a aprender secuencias y técnicas simples para que cada uno pueda llevar la practica a su vida cotidiana. El costo del mismo es de $120.

En los próximos días enviaré más detalles sobre estas actividades.
ATENCIÓN! Todas las actividades se pueden pagar con tarjeta de crédito y en cuotas.

CLASES PARA CORTAR LA SEMANA

Desde septiembre en mi casa (barrio Chateau) hay clases de chi kung.
Miércoles por la mañana, 8.30 a 10 hs.   |     Miércoles por la tarde, 19.30 a 20.30 hs.
Viernes por la mañana, 8.30 a 10 hs.

Estas son CON INSCRIPCION PREVIA, ya que el cupo es de máximo 4 personas.
El costo es de $100 por mes.

Gracias por leer!