BUSCAR EN TAI CHI DEL PARQUE

31.10.11

Práctica de Meditación

Meditar es como las dietas. Siempre queremos empezar a hacerla, no logramos perseverar por mucho tiempo y en general, los intentos fracasan.

Y si, es así. Es difícil (pero no imposible) darle continuidad a la práctica de la meditación. Hay que lograr una buena disciplina y priorizar esta actividad por encima de otras.

¿Puedes responder, ante una invitación: No, tengo que meditar?

Bueno, si no puedes hacerlo debes evaluar cual es realmente tu deseo de meditar. Cada cosa que comenzamos a hacer requiere  renunciar a otras. Muchas veces, ambas situaciones se superponen: queremos meditar pero no queremos renunciar a nada. Ese es un conflicto interno que tenemos todas las personas en muchas situaciones de la vida: queremos las dos cosas! como los niños…

Si puedes dejar de lado otras actividades para realizar tu practica de meditación y aun así fracasas en ella, creo que el problema esta en la auto-exigencia y también en las expectativas. Los pensamientos abundan en la mente y el simple hecho de ponerte a meditar no apaga esos pensamientos, al contrario, a veces parece que los potencia. Bueno, ten paciencia. Lleva tiempo (días, semanas, meses) calmar la mente. Si sucumbes a tus expectativas cuanto silencio quieres en tu mente y en que periodo de tiempo deseas lograrlo fracasarás una y otra vez.

La solución a estas dos situaciones es… MEDITAR! Tanto si deseas resolver tus caprichos de querer siempre ambas cosas como si deseas dejar de vivir en función de tus expectativas… puesto que aquello que te sucede respecto a la meditación seguramente te sucede respecto a muchas otras cosas en tu vida.

Pero no te desanimes. Siempre puedes comenzar de nuevo. Si! Lo mejor que tiene la meditación es que realmente siempre puedes comenzar de nuevo!

Pero no esperes a la semana próxima… las dietas no se comienzan los lunes, se comienzan en el mismo momento que dejas de comer aquello que engorda. De la misma manera, a meditar, puedes comenzar en este mismo momento.

Sin importar lo que logres en los próximos minutos, siéntate derecho, concéntrate en tu respiración, cierra los ojos y escucha los sonidos… 

No, no sigas leyendo. Medita!
Deja pasar los pensamientos, solo respira, escucha...

No llenes ahora tu mente con juicios sobre si te salio bien o mal. Lo que importa es que lo haz hecho. El resultado es lo que tu mente construye para generarte un apego: te gusta :) o no te gusta :(.
Vuelve mañana o esta tarde y medita de nuevo. Este artículo queda aquí por siempre y estará disponible cada vez que desees comenzar.
Respira, escucha. Deja pasar esos pensamientos y sigue ahora con tu día.

26.10.11

Los árboles dorados

Llegó a un pequeño bosque luego de correr los 8 kilómetros diarios, pero no conocía ese lugar. Sin darse cuenta, sumida en sus pensamientos se había desviado de su camino habitual. Se dispuso a elongar sus músculos antes de recorrer los 8 km. de regreso, pero este lugar era extraño, la llamaba a hacer diferente.

Se sentó en la tierra, entre las hojas secas y el pasto húmedo. Sintió su respiración. Recordó lo que tantas veces repiten en la clase de tai chi: inhalar, inflar la panza… exhalar dejando que vuelva hacia adentro. Se quedó unos minutos solo respirando. Apoyó su espalda contra un árbol y se le ocurrió probar…

¡Cuántas veces había abrazado un árbol imaginario en las clases! ¿Cuántas veces había abrazado un árbol real?

Se paró, miró el árbol, se acercó a él y lo abrazó. Apoyó la nariz contra el tronco, respiró la corteza. Cerró los ojos. Dejó que su panza se mueva en el árbol, respirando. Sintió las raíces y dejó que sus pies se hundan con ellas. Su intención era fundirse con el árbol, ser parte de él. Y así se mantuvo durante minutos.

Cuando salio de ese hechizo, giró y apoyó su espalda contra el tronco que segundos antes era su cara. Dejó que el árbol la sostenga. Confiando completamente en él, se soltó. Recién en esa entrega, abrió los ojos y lo que vio la asombró. Pero no dejó que ese asombro la saque de foco.


Comprendió que estaba viendo como ven los árboles. No había objetos, no había diferencias. Había una unión de los elementos que ella reconocía como tierra, árboles, cielo porque se lo decía su cerebro, pero todo era una sola forma de matices dorados. En perfecta armonía, cielo y tierra estaban unidos por estos árboles dorados que, con inmensa paciencia, comprendían que su labor en este mundo era unir lo que tocaban sus raíces con lo que tocaban sus ramas.

Esa visión del mundo la maravilló. ¡Todo era tan simple! Sus pies en la tierra y su cabeza en el cielo. Su propio cuerpo en ese momento cumplía con el mismo objetivo de los árboles: unir su tierra con su cielo. Se vio dorada, unida a la tierra que la sostenía. No podía ver su cabeza pero sabía que también estaba unida al cielo.

Comprendió por qué había llegado a ese lugar y también supo que se tenía que marchar. Debía regresar a su vida. Comenzó a caminar, separándose del árbol y a medida que se alejaba de él su visión del mundo iba volviendo a la normalidad.


Sonidos de abrazar árboles…
El viento en las hojas, un búho, los saltamontes y un cuenco tibetano a lo lejos…

Lee nuevamente el cuento con estos sonidos ;)





24.10.11

Cielo y Tierra en medio del cuerpo

La energía que circula por el cuerpo (el chi) es una mezcla de la energía del Cielo y de energía de la Tierra. El desequilibrio entre estas dos dentro de nuestro cuerpo es la señal mas macro de desarmonía.

La energía de la Tierra es de naturaleza yin: fría, tranquila, racional. Entra por los pies, por el punto 1 del meridiano de riñón y por el perineo, punto de unión de los meridianos vaso gobernador y vaso concepción. Nutre los meridianos yin del cuerpo: riñón, hígado, bazo, pulmón, corazón y pericardio.

La energía del Cielo es de naturaleza yang: caliente, impulsiva, emocional. Entra por la coronilla, punto 20 de meridiano de vaso gobernador y por las manos (triple recalentador 5). Nutre los meridianos yang del cuerpo: vejiga, vesícula, estomago, intestinos y triple recalentador.

Estas dos energías de reúnen en el dantien inferior, ubicado 4 dedos debajo del ombligo hacia dentro del cuerpo, es un espacio donde se almacena la energía del cuerpo.

En la época en la que vivimos, las personas nos encontramos muy en contacto con la energía del Cielo que además potenciamos a través del estrés, las emociones en exceso, la mala alimentación, los pensamientos e imágenes mentales, etc. Perdemos fácilmente la conexión con la Tierra al predominar la actividad mental, llevándonos a vivir sin los pies en la tierra. Esto repercute directamente en la forma y la cantidad de energía que ingresa al cuerpo.

Es la forma mas común de desarmonía en la que nos encontramos habitualmente todos los seres humanos: exceso de yang, deficiencia de yin.

Exceso de yang: irritabilidad, impulsividad, impaciencia, sobre-excitación fluctuante, ansiedad, pensamiento excesivo, no encontrar solución a nada, estrés, exceso de juicio, todo es blanco o negro, temeridad, fascinación por el riesgo, goce con el desafío. Constantes planes a futuro con poca concreción, necesidad de escapar al spa de tus sueños. Problemas cardiacos, hipertensión, colon irritable, úlceras, dolor de cabeza, insomnio, constipación, falta de deseo sexual, entre otros.

Deficiencia de yin: cansancio, quejas, frustración, defensas bajas, desgano, pesimismo, baja autoestima, ciclotimia. Deficiencia en el sistema inmunitario, viruses, problemas en la piel, frío en el cuerpo, anemia, entre otros.

La observación de este desequilibrio es el primer paso hacia la armonía del cuerpo y la mente. Para poder mejorar nuestra salud y calidad de vida lo que debemos hacer es reconocer primero el estado en el que estamos. No buscamos el equilibrio constante, buscamos el reconocimiento del desequilibrio y como consecuencia el trabajo sobre éste.

Tengamos en cuenta que todos, absolutamente todos los seres humanos, estamos en desequilibrio la mayor parte del tiempo, puesto que así funciona la circulación energética: cambiando constantemente de una polaridad (yin) a la otra (yang) para que exista el movimiento y el cambio.

El problema surge cuando nos quedamos apegados a una de estas polaridades, de manera consciente o no, a través de nuestras actitudes, forma de vida, costumbres y actos inconscientes.

Si logramos darnos cuenta que la cabeza está a punto de explotar, bueno, eso es un exceso de energía yang y podemos trabajar sobre él de dos maneras:

Liberando energía yang: realizando algunas exhalaciones por la boca, a través de movimientos de chi kung que liberen energía del corazón como “empujar”, dejando de lado los pensamientos a través de la meditación. Cuando hay mucha energía yang se puede realizar algún deporte en que se quemen muchas calorías, pero siempre teniendo en cuenta que después será necesario restaurar esta energía e incorporar energía yin.

Tonificando e incorporando energía yin: caminando sobre todo descalzo con la atención en los pies, a través de la respiración abdominal, tomando mucha agua, masajeando los riñones, meditando, practicando movimientos de chi kung que nutran el yin como “remar la barca”, descansando, comiendo sano, trabajando en el jardín con las manos en la tierra o en el agua.

No hace falta ser un erudito en la medicina china para comprender estos conceptos básicos y observarlos en uno mismo. El equilibrio entre Cielo y Tierra dentro del cuerpo es la base de la armonía del ser humano y prestando atención a estas consideraciones ya estaremos dando un gran paso para mejorar nuestra salud física, mental y emocional.





18.10.11

Aflojar la presión

¿Le dices a tus plantas cómo deben crecer? Crece alta y bonita, da lindas flores, en lo posible pronto. Que tus hojas no se arruinen ni se manchen. Arreglate esas raíces…

¿Le dices al árbol cómo ser árbol? Estaría bueno que tu tronco sea alto y flaco, sin muchos nudos. Las ramas, estiradas por favor y bien frondosas.

¿Y por qué entonces les dices a las personas como ser?

Por la elevada importancia que le damos a nuestros pensamientos, que son meras opiniones interpretativas de la realidad, muchas veces andamos diciendo, sin siquiera notarlo, como deberían los otros ser, estar, peinarse, vestirse, que debieran comer, a donde deberían viajar y sobre todo, como no deberían ser, a donde no deberían ir, que no deberían usar…

La propia mente cree que su idea es la mejor de todas y te engaña, haciéndote creer que tu forma es la correcta y que todos los demás están equivocados.

Cada vez que emites una opinión sobre otra persona, su forma de ser, de vestirse, de pensar, de comunicarse, estás metiéndole presión para que sea de otra manera, para que cambie eso que a ti no te gusta. ¿Por qué?

Realmente, tomate unos segundos para pensar…

Cuando comprendemos que los propios pensamientos y opiniones son versiones subjetivas e incompletas de la realidad, de a poco nos vamos haciendo más tolerantes, permitiendo que cada persona sea simplemente lo que es.

Requiere mucha atención y auto-observación no emitir juicios sobre los demás, aun en las cosas mas pequeñas. Peinados, ropas, gustos de comida, preferencias de lectura… aún la crítica constructiva, los chistes, el sarcasmo, los consejos bien intencionados, son presión para el otro. La otra persona apenas puede aceptarse tal cual es (la gran mayoría de nosotros no llegamos ni a eso) y tu ya le estás pidiendo que cambie solo porque crees que tu forma de pensar es mejor.

Lo más importante: cuando dejas que los otros sean tal cual son, te dejas a ti mismo ser tal cual eres. Y eso no significa malo o bueno, simplemente es lo que es.

Afloja la presión sobre los otros y déjalos ser tal cual son, sin importar lo que opines. Afloja la presión sobre ti mismo y sé tal cual eres, sin importar lo que tu mente opine de ti.

Como a tus plantas, a tu árbol, dale espacio, dale tiempo, dale libertad y acéptalo así como creció.





14.10.11

Mas allá de la mente pensante

Por Eckhart Tolle

“La condición humana: perdidos en el pensamiento"




"La mayoría  de  la  gente  se  pasa  la  vida  aprisionada  en  los  confines  de  sus propios pensamientos. Nunca van más allá de un sentido de identidad estrecho y personalizado, fabricado por la mente y condicionado por el pasado.
En  tí,  como  en  cada  ser  humano,  hay  una  dimensión  de  conciencia  mucho más  profunda  que  el  pensamiento.  Es  la  esencia  misma  de  tu  ser.  Podemos llamarla    presencia,    alerta,    conciencia    incondicionada.    En las  antiguas enseñanzas, es el Cristo interno, o tu naturaleza de Buda.
Hallar esa dimensión te libera, y libera al mundo del sufrimiento que te causas a tí mismo y a los demás cuando sólo conoces el  «pequeño yo» fabricado por la mente, que es quien dirige tu vida. El amor, la alegría, la expansión creativa y una  paz  interna  duradera  sólo  pueden  entrar  en  tu  vida  a  través  de  esa dimensión de conciencia incondicionada.
Si  puedes  reconocer,  aunque  sea  de  vez  en  cuando,  que  los  pensamientos que pasan por tu mente son simples pensamientos, sí puedes ser testigo de tus hábitos  mentales  y  emocionales  reactivos  cuando  se  producen,  entonces  esa dimensión  ya  está  emergiendo  en  tí  como  la  conciencia  en  la  que  ocurren  los pensamientos  y  emociones:  el  espacio  interno  intemporal  donde  se  despliegan los contenidos de tu vida.
La corriente de pensamientos tiene una enorme inercia que puede arrastrarte fácilmente.  Cada  pensamiento  pretende  tener  una  gran  importancia.  Quiere captar toda tu atención.
He  aquí  un  ejercicio  espiritual  que  puedes  practicar:  no  te  tomes  tus pensamientos demasiado en serio.
Qué fácilmente se queda atrapada la gente en sus prisiones conceptuales.
La  mente  humana,  en  su  deseo  de  conocer,  entender  y  controlar,  confunde sus opiniones y puntos de vista con la verdad. Dice: así son las cosas. Tienes que ser  más  amplio  que  el  pensamiento  para  darte  cuenta  de  que  tu  manera  de interpretar  «tu  vida»,  o  la  vida  o  conducta  de  otra  persona,  cualquier  manera que tengas de juzgar una situación, no es más que un punto de vista, una de las muchas perspectivas posibles. No es más que una cadena de pensamientos. Pero la realidad es una totalidad unificada donde todas las cosas están entrelazadas, donde nada existe en y por sí mismo. El pensamiento fragmenta la realidad, la corta en pedazos y en fragmentos conceptuales.
La  mente  pensante  es  una  herramienta  útil  y  poderosa,  pero  también  muy limitante cuando se adueña completamente de tu vida, cuando no te das cuenta de que sólo es un pequeño aspecto de la totalidad que eres.
La sabiduría no es un producto del pensamiento. El conocer profundo, que es la sabiduría, surge en el simple acto de prestar toda tu atención a alguien o algo. La  atención  es  la  inteligencia  primordial,  la  conciencia  misma.  Disuelve  las barreras  creadas  por  el  pensamiento  conceptual,  lo  que  nos  permite  reconocer que  nada  existe  en  y  por  sí  mismo.  Une  el  perceptor  con  lo  percibido  en  un campo de conciencia unificado. La sabiduría cura la separación.
Cuando  estás  inmerso  en  el  pensamiento  compulsivo,  estás  evitando  lo  que es. No quieres estar donde estás. Aquí, Ahora.”

Del libro “El silencio habla” de Eckhart Tolle - ISBN 8484450783.

11.10.11

Saber o no saber?

En general, las personas que se acercan a la práctica de tai chi y chi kung lo hacen desde la perspectiva de querer saber todo sobre lo que van a comenzar a practicar o realmente sin importarles mucho los detalles.

Saber…

La mente humana nos induce una necesidad de controlar todo constantemente, cosa que es imposible pero que creemos que podemos lograr a través de la obtención de información. Creemos que sabiendo los detalles técnicos de cada movimiento nos irá mejor, los movimientos serán más efectivos.

En el chi kung, cada movimiento está relacionado con uno o más sistemas de meridianos, una determinada energía según la teoría de los cinco elementos y la del yin y el yang. Saber que tal movimiento armoniza el estómago y tal otro el corazón es de utilidad, pero no imprescindible.

En el tai chi, esto se vuelve mas complejo, ya que como es un arte marcial debemos aprender si el movimiento es de defensa o ataque y en cada caso como se ejecuta ante un adversario. A eso se le suma el trabajo sobre la energía que cada movimiento genera.

Si los vemos en mayor profundidad, sumamos la respiración, la intención de la mente y la atención o concentración durante la práctica. Luego de un largo tiempo de práctica, si tenemos la suerte de practicar con un instructor que sabe todos estos detalles, llegamos a conocer algunos movimientos en profundidad sabiendo para que sirven y como se ejecutan.

¿Es realmente esto necesario? Si no sabemos todo eso, ¿no obtenemos los mismos resultados? Tanto pensamiento controlado afecta también a la circulación energética. Es como si la mente estuviera continuamente interrumpiendo el fluir de la energía, diciéndole “hace esto, hace aquello porque yo sé”. A veces esa mente también se tiene que callar.

No saber…

Otro enfoque es confiar en el movimiento. Los movimientos son milenarios, diseñados por personas que se dedicaban a percibir su energía y perfeccionar el entrenamiento en pos de mejorar su salud, su capacidad marcial o prolongar su vida.

Sin saber para que sirve, el movimiento armoniza de todas maneras aquello que debe armonizar. No es que un meridiano o un órgano sea consciente de nuestra falta de conocimiento y por ello decida que la energía no debe fluir.

Cuando confiamos en el movimiento sin discutir con él, la energía fluye y el cuerpo sana. Cuando discutimos con el movimiento (pensamientos del tipo “este no me gusta” o “este no me sale”), todo se traba.

Pero si es importante aprender algunos aspectos, por que si no el movimiento se pierde. No saber absolutamente nada es ser un poco negligente con la práctica y con uno mismo. Hay que preguntarse si realmente a uno le importa esta práctica y si es así, aprender un poco.

Aprender más o menos los movimientos para poder realizarlos solo, es importante. La respiración es otro factor importante, coordinada con la ejecución del movimiento. En el caso del tai chi, la intención mental también es importante. Y siempre, la concentración en ese mismo movimiento que estamos realizando.

Más que conocimiento, creo que podemos llamar a esto atención. Debemos estar atentos a lo que estamos haciendo, sino la energía se dispersa independientemente de la exactitud de la técnica o lo mucho que sepamos. Esta es una gran clave.

La necesidad de la mente por saber y controlar, sobre todo de los occidentales, es lo que nos ha llevado a tener que hablar en las clases y explicar detalles que los milenarios maestros orientales nunca explicarían. Las personas necesitan entender y luego practicar.

Pero, cuando nos estregamos a la práctica y a la clase sin resistencia, sin reservas, confiando en que hemos llegado al lugar indicado en el momento indicado, superamos esa necesidad de la mente y confiamos en que el movimiento nos dará lo necesario.

Como siempre, lo más indicado es el equilibrio entre saber y no saber.

Cuando practicamos “abrazo del árbol” en el parque, comenzamos revisando la postura. Voy recordando los puntos a tener en cuenta: pies en la tierra, rodillas flexionadas, espalda recta, coronilla hacia el cielo, bajar los hombros, relajar las articulaciones, etc. Cuando hemos revisado toda la postura, atendemos la  respiración, cerrando la boca, inhalando y exhalando por la nariz, sintiendo el movimiento de la panza. Luego, visualizamos la energía que entra de la Tierra y circula por el cuerpo de manera ascendente y la energía que entra del Cielo y circula de manera descendente, uniéndose en el dantien.

Cuando hemos revisado todos estos puntos importantes (que no les pido que aprendan de memoria sino que atiendan mientras me escuchan) les digo: “Ahora estén atentos, quietos, por unos momentos, sin dejar que la mente se meta, dejando pasar los pensamientos sin que éstos gobiernen el momento. Simplemente estando parado ahí, como un árbol”.



6.10.11

Respira

La vida pasa por las cosas cotidianas. En lo diario hay que encontrar la inspiración, la iluminación. No todos los secretos están en la profundidad de los textos antiguos. Observando lo que nos rodea, podemos aprender muchas cosas.

Hay personas que, por su compostura, sabemos que son maestros. Pero en lo común de la gente hay mucha enseñanza. En las palabras del vecino puede estar aquello que ilumine tu mente y te haga comprender.

En una de mis caminatas matinales, escuche esta canción. Tiene frases que vale la pena considerar…

A ciegas cruzando entre el miedo y la pena. Sola de fe, golpeas la pared. Arañas el mantel, temblando como un barco de papel. Te veo, entiendo que estás bajo cero. Cerca de ti, me quedo sin hablar. Te escucho sin juzgar y trato de ayudarte a respirar.

Yo sé cuanto cuesta sufrir, descansa mi amor.
Respira, aguanta un segundo y respira. Cierra los ojos y mira. Mientras te duela, respira conmigo el dolor.

Mañana si el juego te sirve otra carta, una mejor, se que voy a estar ahí. Para apostar por ti y celebrar que quieres ser feliz. Se puede aprender a sufrir.

Respira, aguanta un segundo y respira. Cierra los ojos y mira. Muerde la rabia y respira. La vida, a veces no es justa la vida. Hoy sólo hay velas caídas. Mientras te duela, respira conmigo el dolor.

Llora hasta las lágrimas. Suelta hasta la última. Baja hasta el fin, que de allí no pasarás. No me moveré de aquí. Yo no dejaré que te ahogues en el mar. Si aún puedes respirar…

Respira, respira, respira.
Respira aguanta un segundo y respira. Cierra los ojos y mira. Muerde la rabia y respira. La vida, a veces no es justa la vida. Hoy sólo hay velas caídas. Mientras te duela, respira conmigo el dolor.

Respira…

 “Respira” de Luis Fonsi
Agenda nuestra Práctica de Primavera:

Retiro de chi kung y meditación en Campo La Victoria
Sábado 19 y domingo 20 de Noviembre (+ opcional viernes 18)
Camino de montaña a San Marcos Sierras - Córdoba, Argentina.

Una oportunidad para relajarse, encontrar el silencio y terminar el año con energía...

3.10.11

Ritmo

Por Enrique Mariscal

"Está presente en los movimientos del corazón, en la respiración que nutre nuestro cuerpo, en los deshielos, en el cortejo sexual, en la música que imanta nuestros pies, en el ciclo inexorable de las estaciones, en las mareas y en el tránsito despacioso de la oruga a mariposa.

La unidad de la vida se expresa de manera acompasada. Es posible escuchar el concierto sideral en que danzan estrellas y planetas cuando en el silencio de la alta montaña se percibe, sublime, el poder de lo simple.

La bóveda celeste, poblada de infinitos guiños, late en armonía con el universo todo y nos eleva livianos a la conciencia de un destino superior: el de ser plenamente la nada que somos. En ese vacío total reside una extraordinaria energía de creación.

En la lengua inglesa se puede valorar el alcance del término nothing, “nada”, de la expresión not a thing, “ninguna cosa”.

La sencillez nos permite bailar con el infinito, seguir sus pasos, respetar el orden de lo elemental, gozar del ritmo respiratorio, cardíaco, solar, lunar, musical, pasos del fuego por frotación.

No buscar, quedarse aquí mismo, ahora, es encontrar. Uno comienza a envejecer cuando pierde el ritmo del presente. El baile es ahora y alguno de los danzarines se ausenta en el pasado o se instala en el futuro.

No busques una pista ideal para exhibir ante alguien tu danza; ella acontece, sin interrupción, en la unidad rítmica del universo, en la alegría de cada compás, en la quietud del pleno vacío. Entonces, con espontánea simplicidad, bailarás de amor."

 Del libro “El poder de lo simple” de Enrique Mariscal -  ISBN 9789871406036 – Ed. Zenith

Este fue nuestro trabajo del sábado pasado (1/10) en La Estancita, Río Ceballos en la salida anual de práctica intensiva en el campo.

Chi Kung con los pies en el agua.