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27.2.13

Lo que se va de la mente

Ya van dos veces en esta semana que se me ocurren temas sobre los cuales escribir y luego me los olvido. Generalmente porque me vienen a la mente cuando estoy haciendo otra cosa y no los anoto o tomo recaudos para recordarlos después.

Entonces siguiendo con la idea del artículo anterior de no planificar ni anticiparse a nada, voy a escribir sobre lo que se presenta en este momento: lo que se va de mi mente y aunque haga el esfuerzo, no puedo recordar.

En gran medida tenemos apego a los pensamientos. Cada uno de nosotros cree que sus propias ideas y pensamientos son muy-muy-muy importantes, definitivos, relevantes y sobre todo, superiores a otros pensamientos e ideas de otras mentes. Por ese motivo, hacemos un gran esfuerzo y ponemos mucha energía en retener esas ideas y pensamientos, en no dejarlos ir intentando que se mantengan estáticos e invariables.

Pero lo primero que notamos cuando practicamos la observación de la propia mente es que ¡los pensamientos cambian! Esas ideas que tenemos sobre una cosa o una situación van variando con el tiempo y con la influencia de las circunstancias. Si logramos observar eso, damos un gran-gran paso hacia el desapego. Podríamos llevar un registro (como los programas de archivo de la TV) que nos ayude a ver como vamos cambiando de ideas con el tiempo, igual que los políticos!

El pensamiento es impermanente, como todas las cosas, terriblemente variable en función de muchos factores que influyen en nosotros e impredecible: no sabemos cuando una idea va a aparecer y tampoco sabemos cuando vamos a olvidar.

Qué interesante! Cuando deseamos olvidar algo (una mala experiencia por ejemplo) no sabemos cuando exactamente eso sucederá. Simplemente un día recordamos eso que queríamos olvidar y nos damos cuenta que ya lo habíamos olvidado. Qué paradoja! Hay que recordar para darse cuenta que uno olvidó.

Todo en su momento parece realmente importante, y lo es, porque es el momento presente. Pero luego, esa importancia va (o debería ir) decayendo, nos vamos desapegando, vamos soltando y tiempo después observamos que, lo que parecía importante ya no lo es tanto o ya nada. Con las ideas y los pensamientos sucede lo mismo: cuando surgen, tenemos entusiasmo y les damos importancia, luego se nos pasa.

Entonces, las cosas que olvidamos, aunque hayamos creído que eran muy relevantes y útiles, ya no están ni siquiera en nuestra mente, ¿vale el esfuerzo de traerlas nuevamente a la memoria?

Y sé que esta pregunta trae polémica porque hay quienes consideran que hay que recordar para no repetir los errores y tener presente una serie de cosas constantemente. Bueno, puede ser. Puede ser que si aprovechamos al máximo cada momento presente, si estamos realmente presentes cuando las cosas suceden, la apertura es tal que el aprendizaje es instantáneo, sin esfuerzo y la simple observación de la realidad es lo que lleva al cambio.

El hecho de pensar una cosa cuando estamos haciendo otra (como me sucedió estos días) hace que una de las dos –la que hacemos o la que pensamos– se pierda. Nuestra mente no es multitasking.

Imagen: El Reflexologo




A partir de Marzo...


Contacto x mail a taichidelparque@gmail.com 

22.2.13

No planificar…

O simplemente hacer lo que está en frente tuyo.

¿Cuántos días puedes vivir sin planificar absolutamente nada? Solamente ir haciendo lo que va apareciendo, sin pre-ocuparse (bien apropiada es esa palabra en este caso) de nada que no sea lo inminente.

Es una propuesta para comprobar la posibilidad de que vivir así sea mas fácil, menos estresante e incluso mas divertido y sorprendente.

¿Cómo se logra esto? Bueno, simplemente lo que debas hacer, vas y lo haces. Sin pensamientos respecto a si te gustaría o no hacerlo y sobre todo sin haberte organizado previamente para hacerlo. Es decir, suena el despertador y te levantas. Te vistes con lo que se te presenta primero, desayunas lo que está en frente tuyo, no tu desayuno de rutina, sino lo que ya está allí en tu heladera… y así sigues el día… sin pensarlo tanto todo.

Lo que sucederá es que la mente estructurada se pondrá a discutir con tu espontaneidad. Te dirá “no, por allí no… aquello no debes hacerlo, hazlo así”. Un montón de consideraciones que son simples pensamientos que buscan que te mantengas encerrado en tu mente y no libre y abierto al mundo real para que éste te sorprenda en cada momento.

La idea es dejar pasar esos pensamientos por unos días y dejar fluir absolutamente todo, sin intentar controlar nada. La verdad es que no controlamos nada, solamente tenemos una idea de control que surge de nuestra mente pero que no es real.

Entonces, dejando pasar los pensamientos, el día continúa siendo lo que va surgiendo. Haz lo que te acuerdes que debes hacer en cada momento, y si no recuerdas que era, no lo hagas. No planifiques lavar la ropa o ir al supermercado, hazlo solo si surge o ponte ropa sucia y come lo que haya.

Es un concepto difícil de explicar porque es abstracto. Si observamos lo que nos sucede cuando intentamos vivir así, nos damos cuenta que siempre estamos pensando en hacer algo distinto a lo que en realidad surge. Un ejemplo muy real es lo que nos sucede a las madres que nuestros hijos. En nuestra mente planificamos nuestro día y tenemos bastante definido lo que queremos hacer: trabajar, leer, estudiar, organizar la casa, etc., y de repente viene nuestra hija del colegio que no entendió la lección de matemáticas y debemos ponernos a estudiar con ella y ayudarla en su tarea.

Ayudarla en la tarea es lo que surge en el momento presente y es lo que nos toca hacer, pero en la mente estamos rumiando por lo que habíamos planificado y no podemos hacer. Creemos que existen muchos imprevistos que aparecen en nuestra vida cotidiana que nos impiden lograr lo que deseamos, pero que tal si esos imprevistos fueran la agenda del universo para nosotros? Mas bien, nuestra planificación e ideas son en realidad trabas que le ponemos a esta agenda mayor.

Hacer lo que está frente tuyo es delegar el control y tener confianza en que lo que va sucediendo y lo que va tocando hacer es lo que es y está bien. Es lo correcto y no bajo un punto de vista de bien o mal, sino que lo que está frente tuyo ya está sucediendo! lo que está en la mente, la planificación, no existe todavía.

Lo que está frente tuyo ya es parte de tu vida, de tu realidad. Lo que está en la mente… está solo en la mente! Es nuestra decisión, momento a momento, elegir a que prestarle atención.

Es mucho mas simple vivir de esa manera que vivir a través de una mente atiborrada de ideas y de planes. Y a la vez es bastante difícil lograr vivir así (aunque conozco personas a quienes les sale naturalmente).

La propuesta es establecer una “prueba piloto”: definir cuantos días podrías llevar a cado este experimento, uno, dos, tres, no importa cuantos sino comprometerse con eso y llevarlo adelante. Eso significa olvidarse de todo plan y organización previa, ceder el control, dejarse llevar y hacer lo que se presenta. Cada vez que aparece la mente, dejar pasar esos pensamiento y puedes decirte “estoy probando algo, ya vuelvo contigo en un par de días”.

Como en una pareja, le dices a tu mente que necesitas un tiempo para experimentar otras opciones! Bueno, quien tenga ganas de hacerlo, lo hace! No lo planifique!

Sin agenda, solo anda.

Agradezco a mi maestro zen Daniel Terragno Roshi que es quien hace que estas enseñanzas se presenten delante mío y ya no las pueda ignorar! Gassho.


Retorno a clases

Estimados amigos y seguidores, en Marzo retomamos las clases regulares de Tai Chi del Parque:

Sábados 10 hs. en el Parque Autóctono (parte alta).
Viernes 8.30 hs. y/o  Miércoles 18.30 hs. en barrio Chateau Carreras.

Las clases son abiertas a todo público y no es necesario tener conocimientos previos para sumarse al grupo. Se puede comenzar cuando quieras. Al parque es necesario llevar algo donde sentarse.

Comenzamos el 1 de marzo. Por informes, costos e inscripciones, escribir a taichidelparque@gmail.com

Gracias, los espero!

13.2.13

Pequeña flor de loto

Una maestra zen de Denver, Estados Unidos, que nos acompañaba en el retiro de meditación zen del que acabo de regresar, explicó que la flor de loto no crece en el aire o en el agua clara, crece en el barro, en el agua turbia del pantano.

Esto para ejemplificar el hecho de que podemos alcanzar la claridad mental y florecer desde el mismo pantano que ahora mismo es nuestra vida. No hay que perseguir condiciones perfectas ni idealizadas, sino que aquí y ahora, en este mismo torbellino que tenemos por vida, podemos frenar, respirar atentamente y florecer.

Uno diría que una niña de 11 años no vive una vida pantanosa. Pero el pantano representa los rollos que cada uno tiene, las limitaciones que cada uno se impone a si mismo y sobre todo, los pensamientos, gran cantidad de ellos, que nos llevan a creer diferente de lo real. Bueno, mi hija de 11 años, que por primera vez me acompañó al retiro, iba con su propio pantano.

Este retiro no fue como el que hacemos todos los años, llamado sesshin, en el que meditamos mas de 10 horas por día y no se puede hablar. Este fue mas liviano, con meditación pero también charlas, estudio de las enseñanzas budistas y también actividades especificas para los niños. Las niñas (eran solo 2 niñas las que se animaron a asistir) meditaron solo unos minutos por día, aprendiendo atención plena (mindfulness) y luego estuvieron mucho con la naturaleza, jugando, caminando, construyendo, ayudaron a cocinar, a poner la mesa, realizaron dibujos y pinturas, etc., todo con el espíritu de estar atentas a lo que estaban haciendo y sin apuro.

Compartimos nuestra práctica con los maestros de la Sangha Diamante, que en paralelo realizaban su reunión bi-anual. Con lo cual la experiencia se amplió a poder hablar con otros maestros de distintos lugares del mundo y para mi hija, conocer gente que hablaba otros idiomas y vivía en lugares tan lejanos como Hawai.

Ella iba con sus limitaciones: no dormir a oscuras, no tomar agua porque no le gusta, algunas comidas que no le gustan y seguramente algunas otras cosas. Como madre, también fui con ciertas preocupaciones: si se iba a adaptar a los horarios de las comidas, a las personas, si no iba a tener hambre a la noche (cenamos 18.30hs y el desayuno era 8.15hs, todo vegetariano), etc.

Puedo decir que mi hija floreció en las primeras 24 horas, soltó todas sus limitaciones y se adaptó a todo muy rápidamente. Durmió desde la primera noche sin luz, tomó agua, comió todo y no pasó hambre. Yo me di cuenta de eso creo que recién dos o tres día después y todavía estaba preocupada por ella cuando todos la elogiaban sobre su fluidez y capacidad de integrarse y fundirse con el grupo, como si siempre hubiera estado allí.

Se dio cuenta que las cosas no son como ella las piensa, por ejemplo en la comida, que pensaba que algunas cosas eran muy feas  y al experimentar desde la atención plena, nada no era tan feo ni tan terrible.

Fue un ejemplo para mi, que siempre me lleva un par de días adaptarme a una nueva cama cuando viajo, a asentarme en un nuevo lugar con nuevas personas, a traer mi mente conmigo. Y no solté nada mas rápido de lo que puedo, pero fue emocionante verla a ella, de manera tan simple, hacer eso que a nosotros los adultos, nos es a veces tan difícil.

Fue una excelente experiencia compartir este retiro con ella. Nuestra relación se hizo mas fuerte sin tener esa intención y sin hacer nada mas que estar atentas y presentes. Como madre, fue realmente impresionante verla seguir un poquito mi camino y como personas, para ambas fue totalmente enriquecedor. Ella volvió feliz, la pasó excelente, sin televisor, ni computadora, ni celular, ni pileta, ni coca-cola, ni hamburguesas, ni presiones, ni competencias… Todo es mucho mas simple de lo que pensamos. Los niños necesitan atención y presencia, absolutamente nada mas.

Me alegro de haberme animado y haber confiado en la sangha para que esto sucediera. Solamente extrañamos un poco a su papá, mi marido, que se quedó en casa!

Gracias por dejarme compartir esta experiencia con ustedes.