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29.6.16

Abatimiento

Últimamente muchos nos hemos sentidos abatidos por momentos.
Perdemos esa fuerza moral, esa energía y ánimo con el que habitualmente avanzamos con confianza.

Los tiempos son duros, mucha limpieza, mucha luz que trae verdad y entonces nos muestra la inconmensurable carencia que hay aquí y ahora y el extremado egoísmo humano.

Tantas cosas de golpe no pueden mas que generarnos abatimiento.

A nivel físico es un agotamiento en los hombros, la nuca y el pecho que se hunde por la tristeza, el hastío y el cansancio.

Hay que dejar que el cuerpo exprese esas sensaciones, sino quedarán bloqueadas en nuestro interior.

No somos invencibles, ni incansables, ni eternamente fuertes.  Somos humanos y a veces nos cansamos, nos hartamos y nos retiramos de la batalla.

Una vez expresada y fluidificada esa emoción, regresamos a la luz, al amor, a la confianza que nos une y nos mueve. Renovamos la fe.

Ver la sombra e incluirla implica estar con estos límites humanos y estas sensaciones no tan agradables. También esto somos.

Con amor y luz ♡


Foto: Guerrero descansando - by Martin Pascal

“Hasta el mejor guerrero descansa por las noches.”

11.6.16

Déjate ver

Quédate quieto.
Descansa en tu cuerpo y establece tu presencia en el momento presente.
El momento presente es basto, amplio. Tu presencia puede serlo también, a través de tu cuerpo.

Sé parte… anímate y sé parte del momento. Comprométete con estar ahí.

Cuando sientas tu presencia rebosante en tu cuerpo, da un paso más: déjate ver.
Déjate ver, no te escondas. Además de estar ahí, muéstrate.

No hagas absolutamente nada. Solo muéstrate para que el momento te vea.
Y la que la totalidad del universo se entere de ti.

No pasas desapercibido. Te entregas y el universo se entrega a ti.
Lo tienes todo.


6.6.16

El Corazón Ecuánime

Camino con alegría, esa alegría tranquila que proviene del goce de la vida. Mientras doy un paso tras otro, disfrutando este estado, recuerdo a mi amiga que está triste. Tal vez no es tristeza lo que la abruma, sino la simple dureza de la vida en momentos difíciles.

Abro mi corazón a esa dureza, que ahora sienten otros pero que también he sentido yo. No dejo de percibir a la vez, mi alegría y la expansión que esa sensación conlleva.

Una expansión que es naturalmente contrarrestada por el dolor y la sensación abrumadora con la que me conecto y que proviene de afuera de mí.

En mi corazón ecuánime ambas energías son posibles: la que me expande desde mi goce y la que me contrae desde el dolor. De una extraña y tal vez incomprensible manera, expansión y contracción están en armonía y me siento en paz.

Mi aporte al momento presente es esta alegría.
Otras veces mi aporte es la tristeza y el dolor. Si en ese momento de sufrimiento recordara abrir mi corazón, podría dejarme expandir por las alegrías y goces de otros y sentir nuevamente la ecuanimidad.

A la vez, compartir mi dolor ayudará a otros a encontrar la armonía en su corazón.

Estar presente y compartirse desde el corazón es el aporte al mundo. Sea con dolor, con tristeza, con alegría o aventuras, los corazones están conectados en una red infinita de energías de amor en la que todos colaboramos con lo que somos en cada momento.

Sin miedo, abro mi corazón para colaborar con otros y encontrar, cada uno de nosotros, la ecuanimidad.