Nos atamos constantemente a expectativas: quiero esto, de esta forma y en este tiempo. Cuando eso no se da, nos frustramos, nos enojamos, nos sentimos defraudados.
La mayoría de las veces, las expectativas no se cumplen. El universo funciona a nuestro favor pero tiene el tremendo trabajo de coordinar en favor de todos y eso significa que lo que creemos que va a ser no siempre termina siendo.
A veces, en el camino que recorremos nos encontramos con dificultades inesperadas que no queremos que estén allí, entonces nos endurecemos, nos cerramos, creemos que esa posibilidad no traerá nada bueno. En esa falta de apertura no podemos ver más allá de nuestro propio malestar y probablemente nos perdemos el aprendizaje. La dificultad volverá a surgir en el camino hasta que aprendamos de ella, entonces esconder la cabeza bajo la tierra nunca es la solución. El camino más difícil es siempre el que aporta mayores bondades.
Abrirnos a que nos pases cosas, buenas, malas, no tiene importancia, porque en un punto dejamos de etiquetarlas. Nos pasan cosas, estamos dispuestos a eso y entonces la vida nos sorprende. Surgen cosas que no esperábamos, aprendemos y evolucionamos.
Realmente en el universo todo es posible y puede suceder lo opuesto a lo que quieres. Abrirse a eso hace la vida mas fácil, menos dolorosa, más entretenida, mas sorprendentemente viva!