Ocupar el cuerpo es muchas veces, ser lo que uno no quiere ser. No se por que tenemos en la mente este tema de la perfección. Alguien nos explicó las cosas mal (o entendimos mal) y creemos que debemos alcanzar algún tipo de perfección. Bueno, el cuerpo nos aleja bastante de la perfección porque en él depositamos todo, absolutamente todo y es como un almacén de imperfecciones.
Bienvenidas sean las imperfecciones!
La perfección objetiva como se entiende en la visión occidental del mundo, no existe. Si, si, ya está, te enteraste: la perfección no es real. Los chinos, a través de su teoría del yin y el yang, nos dicen que el equilibrio perfecto existe durante una milésima de segundo y luego desaparece para dar paso al cambio y a la transmutación de energía necesaria para que todo siga en movimiento.
El budismo nos dice que la perfección es así tal cual estamos. Si, así tal cual estás, estás bien. ¿Cuál es el parámetro? No lo hay. Creemos que hay un parámetro, los mandatos sociales / familiares nos dicen cual es, pero no es real. Cuesta mucho trabajo, auto-observación y perseverancia desprenderse de los modelos externos, de “eso que se dice”. Pero en algún momento se logra y empezamos ver que así como estamos, estamos bastante bien.
Nos damos cuenta que las imperfecciones no existen, lo que existen son personas, todas distintas, cada una como es.
Y de todos modos entiendo que ocupar el cuerpo el doloroso porque nos presenta muchas veces una realidad que no queremos. No queremos estar enfermos, sea la enfermedad que sea, grande o pequeña. No queremos tener sobrepeso, aunque sea poco, como no queremos tener arrugas, canas, manchas, dientes rotos y tantas otras cosas. Tampoco queremos sentir envidia, celos, odio, enojo, tristeza, ansiedad, sueño, cansancio, picazón. No queremos tener piojos, caspa o cualquier otra cosa en la cabeza.
Son muchas cosas las que no queremos pero esas cosas están aquí ya, en el cuerpo, así que mucho no importa lo que ahora quiero sino lo que ahora soy. Lo que quiero está en mi mente, lo que soy, lo soy, es real y está aquí y ahora.
Entonces la práctica es soltar la mente y aceptar el cuerpo.
Bastante difícil, si ya lo se. Estimado lector, yo recorro mi propio camino y mas de una vez he deseado dejar mi cuerpo y volar libre, sin ese peso. Pero también en un momento comprendí que este plano, esta tierra en la que habito, me requiere en cuerpo y alma. Para poder hacer algo debo hacerlo a través de mi cuerpo. Nada podemos realizar si no es con el cuerpo. Este plano de existencia funciona a través del cuerpo, tangible, real, sólido, y esa es la única forma de cumplir la misión que cada uno tiene en la vida y aprender lo que cada uno debe aprender en esta vida.
Así que, bienvenido al cuerpo!
Ocupa el cuerpo y corta el rollo mental. Una y otra vez, sueltas los pensamientos, sueltas el rollo y vuelves al cuerpo, tantas veces como sea necesario. Nada sale bien la primera vez, se necesitan muchas repeticiones para aprender y fijar algo nuevo. Entonces puede que te lleve un tiempo, pero vale la pena.