Discutiendo un día, veo en un artículo la frase “armonía es hablar para lograr lo completo”. Como una de esas profundas comprensiones que cada uno de nosotros tiene en la vida, la lamparita se encendió en mi cerebro e iluminó mis neuronas dándome comprensión.
Me observé a mi misma y analicé cuanto de lo que estaba discutiendo era negociable y cuanto no. Descubrí que gran parte de mi postura era no-negociable. No había forma de salir bien parado de esta discusión.
Como en el mundo de los negocios, una negociación exitosa es aquella en la que ambas partes sienten que han ganado. Negociaciones “win-win” o ganar-ganar. Para que eso suceda algo propio hay que ceder y algo del otro hay que aceptar. Lo no-negociable es energía que se estanca y que impide alcanzar el punto de armonía. La armonía es el equilibrio entre las partes, es totalidad, es unión. Para llegar a eso hay que ceder – aceptar, no solo tratar de imponer.
Para lograr el equilibrio propio, la armonía interna, debemos negociar con nosotros mismos. En nuestra propia dualidad interna hay puntos no-negociables que, contrapuestos, nos llevan al desequilibrio. Este desequilibrio puede ser emocional y/o físico. En la dualidad de opuestos complementarios que somos, tenemos que conversar internamente, ceder algo de blanco para aceptar algo de negro y llegar al armónico gris.
Cuando la postura es no-negociable, no hay forma de salir bien parado… En la práctica de tai chi, para lograr el equilibrio físico, la postura del cuerpo se debe negociar. Si no negocio, me caigo. La negociación se da entre lo que “debo hacer” y lo que “logro hacer”. Lo que “debo hacer” es lo que me muestra el profesor, lo que “logro hacer” es la forma en que a cada uno le sale el movimiento o postura.
¿Cuánto del “debo hacer” es no-negociable en función de la auto-exigencia que cada uno se impone?
Este ejemplo lo podemos llevar a muchos otros ámbitos de la vida. El punto es que para no terminar desparramado por el piso, literalmente respecto a la postura física o metafóricamente respecto a lo emocional, debemos negociar internamente y flexibilizar las posturas. Hay que ablandarse un poco y acomodarse, como el agua alrededor de las rocas. Lo rígido se rompe, lo no-negociable, a la larga, se auto-destruye.
ü Para elevar la pierna, y lograr estabilidad en un solo pie, debe bajar el ego y la necesidad de perfección.
ü Para que la cantidad de veces que uno se cae practicando disminuya, debe aumentar la paciencia y la auto-tolerancia.
ü Para aceptarse más a uno mismo como es, debe bajar la continua competencia con otros.
ü Para comprender más lo que sucede internamente en uno, debe disminuir la importancia a las referencias externas.
ü Para sentir menos frustración, debe aumentar la aceptación a la realidad tal como es.
ü Para sentir menos miedo, debe aumentar la capacidad de desapego.
ü Para ser más felices, debe disminuir la dispersión de la mente fuera del momento presente.
¿Cuánto de todo esto es no-negociable en tu caso? Perfeccionismo, hacer las cosas en un determinado tiempo, competencia, comparación, expectativas constantes, apego, planificación… Si no puedes flexibilizar tu postura en esos puntos, será imposible lograr la armonía.
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