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22.6.10

El Árbol

El árbol en invierno


Es momento de regeneración oculta. La niebla se posa sobre la tierra. La escarcha marca los campos. El árbol está quieto. Simplemente es, solitario y tranquilo. En la oscuridad de la primera mañana, la naturaleza duerme. No hay movimiento en el aire, no hay temblores en sus ramas. El árbol, silencioso en la oscuridad como una piedra, es un pilar del vacío templo del campo.

Un sonido distante rompe esta quietud. Las primeras luces del día avanzan sobre la tierra. La sombra del árbol se mueve con el amanecer pero el árbol aun se encuentra quieto. El suelo que lo sostiene está congelado. Sobre el suelo, la corteza está fría, las ramas duras. Un pasajero ocasional se preguntaría si el árbol estará vivo en primavera. Pero debajo del helado suelo, la tierra se encuentra cálida. El peso de todo el árbol se hunde en sus raíces y es indiferente al hielo.
Crece hacia el centro de la tierra y no tiene miedo. Fue una semilla: sabe que la tierra lo sostiene siempre. Dentro de su centro, un anillo vital se está formando. Alrededor de su columna, nueva vida surge desde la tierra mientras los copos de nieve se posan en sus silenciosas e inamovibles ramas.

El árbol en verano

La estación cambia imperceptiblemente. La luz de la primera mañana es pálida. Las nubes aparecen en el horizonte. En la distancia nada se mueve. El amanecer es quieto. El árbol no se ha movido, pero ha cambiado.

El aire de la mañana es cálido. El césped está húmedo. Las pequeñas criaturas de la tierra se mueven por el suelo. Las raíces del árbol se estiran hacia el centro de la tierra, atentas a los incontables cambios en su oscuro y húmedo mundo. Sus delgados filamentos hacen dibujos en el rocío que brilla sobre el suelo.

La tierra se eleva a través del árbol. Dentro de su potente tronco, la vida tiembla y despierta. Inmenso, solitario, el árbol da a luz. Nuevos brotes se abren a través del aire. Curvadas hojas emergen en miniatura. Es el trabajo realizado durante el solitario y quieto invierno.

El árbol se encuentra totalmente en crecimiento. Su corteza se estira. Innumerables células están creando vida. El viento de la mañana barre a través del árbol en expansión. En cada rama, los capullos y las flores tiemblan con la brisa. Las crecientes hojas se estiran hacia los rayos de sol. Abren sus poros para respirar y llenar sus venas.

El árbol es coronado por el silencio como una cascada. Habita transformado con inamovible aplomo entre el tironeo de sus raíces y la evanescente fragancia de los pétalos en sus ramas.



Lecturas del Zhan Zhuang Qigong – Estar quieto como un árbol – correspondientes a las posturas de Wu-Chi (invierno) y de Abrazo del árbol (verano) que se utilizan para complementar la postura desde la visualización. Este sistema de qigong es uno de los sistemas más antiguos conocidos. Las primeras referencias al mismo se encuentran en los “Clásicos de Medicina del Emperador Amarillo” de más de 4000 años de antigüedad.

Al estar parado como un árbol uno experimenta la conexión con el cielo y la tierra y siente como estas fuerzas penetran en el cuerpo. Al practicar se desarrolla la fuerza interna y no solo el cuerpo y la mente entran en sincronía sino que se siente como cielo y tierra se fusionan dentro de uno.

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De libro “The way of energy” by Master Lam Kam Chuen - Simon & Schuster Publishers – ISBN 9780671736453

Fotos:
http://www.jggweb.com/2006/01/31/fotografia-con-nieve/
http://alfonsoramos.wordpress.com/2008/10/02/estan-las-jacarandas-en-flor/

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.