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31.7.13

Tres reglas para una buena salud

De Ruediger Dahlke

El médico y escritor del conocido libro “La enfermedad como camino” resume en tres reglas, el método para mantenerse sano:

1. Encuentra tu verdadera esencia y deja que florezca.
 2. Sé consciente de tus miedos.
 3. No sigas estando sujeto a normas o principios que ya no te aportan nada.


La salud reside en vivir en concordancia con los deseos del alma. No existen diferentes enfermedades sino una diversidad de síntomas con un sentido profundo: transmiten mensajes espirituales y conflictos psíquicos no resueltos.

1. Encuentra tu verdadera esencia y deja que florezca

Pregúntate quién eres. Tu camino no tiene que ser el adecuado para los demás. Es mejor cometer los propios errores que vivir las virtudes de otras personas. Esas personas que hacen lo que se supone que se debe hacer o que viven los proyectos de otras (sus padres, su pareja, etc.) descuidan su propio camino y se alejan cada vez más de sí mismas, y no es extraño que empiecen a aparecer síntomas de malestar o, como se denomina comúnmente, “enfermedades”. Estas enfermedades obligan a dar marcha atrás, o incluso a volver a empezar, puesto que eso es lo que la enfermedad está intentando decirte. No existe salud real y completa cuando no se está viviendo la propia vida.

2. Sé consciente de tus miedos

Te impide liberarte y fluir con la corriente de la vida. El miedo exige continuamente reglas con las cuales poder atormentarte. Pero gracias a la ley de la polaridad (una de las dos leyes globales de la vida, junto con la ley de la atracción), el miedo lleva también implícita la solución. Puedes cambiar las cosas: encamínate hacia tu miedo y verás como te conduce a tu verdadera esencia. Casi siempre lo que más miedo te da es lo que te fascina y te maravilla -si decides encararlo-, lo que te supone un desafío. Si es así, eso es lo que tienes que seguir; pero cuidado, no dejes que se convierta en una rutina.

3. No sigas estando sujeto a normas o principios que ya no te aportan nada

Todas las cosas, y sus reglas, tienen su tiempo. Cuando las reglas empiezan a obstaculizar el fluir de la vida, y en lugar de fomentar el crecimiento lo que haces es ponerle trabas, entonces es el momento de darles las gracias y soltarlas, para evitar así la enfermedad y seguir manteniendo la verdadera salud.

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