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18.7.13

Compartir la práctica con nuestros hijos




En nuestra vida cotidiana actual, tan veloz y vertiginosa, los momentos que compartimos con nuestros hijos suelen ser de las mismas características, flashes acelerados y llenos de adrenalina que nos dejan a todos agotados. Tenemos la intención de estar con ellos, pero ¿realmente estamos allí, compartiendo con nuestros hijos? ¿O simplemente nos dejamos arrastrar todos juntos?

Si como padre has tenido alguna vez la intención de iniciar una práctica meditativa o ya la haces, del tipo tai chi, yoga o meditación, puedes compartirla con tus hijos. Aprovechar ese espacio que nos brinda una clase para estar allí con los hijos, en la quietud y en la calma.

Muchas veces, en el silencio surgen conexiones mucho mas profundas que las habituales y de esa manera podemos relacionarnos con los niños desde lo mas verdadero del ser que somos. No hace falta correr, saltar, gritar o comprar… podemos estar con nuestros hijos, nietos, sobrinos, sentados en silencio unos minutos, en completa presencia, compartiendo el momento presente con ellos.

En mi experiencia practicando meditación con mi hija (que pueden leer en este artículo), el vínculo que surge entre padres e hijos a través de la meditación no tiene palabras y va mas allá de lo que nuestra mente puede comprender. Al sentarnos con nuestros hijos en meditación compartimos con ellos lo que somos tal cual, sin juicios, sin interferencias del ego paterno y en total apertura, nuestros hijos nos reciben de igual manera.

Como padre, hay que animarse… los chicos seguramente no tendrán ningún problema.

Y si tienen ganas, los invito a probar…mas info aquí.