La primera clase de tai chi es difícil. Realmente no entiendes nada. Aunque el profesor explique algunas cosas, los movimientos son muy distintos a lo que estás acostumbrado a hacer.
Miras alrededor y tus compañeros de clase parecen nacidos en China, ya que según tu opinión, lo hacen fantástico. Luego te enteras que solo llevan un par de clases mas que tu.
Comenzar con la expectativa de que la primera clase mas o menos enganches la onda, no está bueno en el tai chi. Lo que plantea esta disciplina es tan distinto a lo que estás acostumbrado que lleva varias clases comenzar a comprender y sacar un movimiento mas o menos decente.
Kung Fu Panda, Maestro del Desastre |
Y te preguntas ¿qué hago en esta clase?
Por supuesto, todos nos hicimos (y volvemos a hacer cada tanto) esa pregunta. Si a pesar de que tu respuesta es creerte loco, regresas la siguiente clase, es que algo del tai chi hizo efecto en ti.
Comienza a comprender que debes dejar que todo te salga mal. Esa es la mejor base para comenzar. Si esperas que mas o menos te salga todo bien, ¡qué difícil es remontar la realidad cuando nada te sale bien! Si te sueltas y dejas que te salga como puedas, estás relajado y todo es más fácil.
Maestro y alumnos están allí para aprender y ayudar a aprender. Si todo te sale mal, todos te ayudarán. Si no te dejas fallar, nadie sabrá muy bien qué hacer por ti.
Uno de los objetivos de la práctica es que te encuentres con tu verdadero ser. Si ese ser es aquel al quien el tai chi no le sale bien, pues bienvenido! Eso no quiere decir que siempre sea así, mas adelante serás aquel que ayuda a otros a comprender, pero si no comienzas de lo más simple, nunca llegarás a lo más complejo.
Y lo mas simple es: ¡que te salga todo mal! ¿Te lo puedes permitir?