Por el Dr. Yang, Jwing-Ming
La moral marcial siempre ha sido una cualidad requerida dentro de las artes marciales chinas. Los maestros han considerado por mucho tiempo que esta virtud era la más importante al momento de juzgar a un estudiante y por ello también ha sido una parte fundamental del entrenamiento marcial. Incluye dos aspectos: la moral de los hechos y la moral de la mente.
La moral de los hechos comprende: humildad, respeto, honradez, confianza y lealtad.
La moral de la mente consiste en: voluntad, resistencia, perseverancia, paciencia y coraje.
Tradicionalmente, solo aquellos estudiantes que hubieran cultivado estos estándares de moral eran considerados dignos de las enseñanzas de un maestro. De los dos aspectos de la moral, la de los hechos es la más importante, debido a que se refiere a la relación con el maestro y los compañeros, otros practicantes y el público en general. Los estudiantes que no son correctos en sus acciones no merecen las enseñanzas, ya que no se puede confiar en ellos y no se los respeta. Además, si el practicante no posee moral de hechos, puede abusar del arte y utilizar sus habilidades para lastimar a otras personas. Por ello, los grandes maestros observan a sus estudiantes por un largo tiempo hasta estar seguros de su moral antes de comenzar el entrenamiento más profundo.
La moral de la mente es la auto-cultivación que se requiere para lograr el objetivo final. Los chinos consideran que tenemos dos mentes: una mente emocional (xin) y una mente de sabiduría (yi). Usualmente, cuando una persona fracasa en alguna cosa es porque la mente emocional ha dominado su pensamiento. Los cinco elementos de la moral de la mente son claves para el entrenamiento y llevan al estudiante hacia los estadios en los que la mente de sabiduría puede dominar. Esta auto-cultivación y disciplina debería ser el objetivo final de toda filosofía marcial.
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Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.