“Pervasividad” es una palabra que no existe en el idioma español. “Pervasive” en inglés significa “que todo lo invade, algo que es penetrante, casi omnipresente”. Es una palabra difícil de traducir con exactitud, por ello prefiero castellanizarla.
Una hora de clase dos veces por semana no es algo pervasivo. Hacer tai chi cada minuto de día, si lo es. Es necesario llevar lo que uno aprende en la clase a la vida diaria, a las relaciones humanas, al trabajo, a la familia, a la salud. Cada ámbito de la vida debe estar atravesado por la disciplina que uno practica, que puede ser yoga, meditación, tai chi, chi kung, o cualquiera que implique mejorar el bienestar de uno.
Los principios fundamentales para la práctica se pueden ver como algo acotado a la disciplina misma o utilizarlos para cada cosa que uno hace.
Tres conceptos claves del tai chi que se pueden practicar las 24 horas del día, los 7 días de la semana:
Enraizamiento: es la capacidad de estar aquí y ahora a través de una postura física estable y alineada y además con la mente focalizada en el centro del cuerpo, el dantien. La postura física puede ser estando parado o sentado, pero de cualquiera de las dos maneras, la espalda debe estar recta, los pies bien apoyados separados ancho de caderas, las articulaciones relajadas sin competir con el suelo.
El mejor lugar donde practicar enraizamiento es viajando parado en el colectivo, dejando que el movimiento del colectivo indique lo que uno debe hacer, teniendo siempre conciencia de los pies y del dantien. Si logras mantener el enraizamiento en función de la flexibilidad que el colectivo te demanda, estarás enraizado en cualquier situación.
Ceder: implica ser suave, estar relajado siempre, aun en las peores situaciones. Lo suave y blando se adapta, lo duro y rígido se rompe a la primera demanda de cambio. Si uno es blando y se acomoda a lo que sucede, prevalece siempre. Ceder es ser como el agua, acomodarse a todo y llegar asimismo al destino. Aprovechar las fuerzas de aquellos que uno cree adversarios, las piedras y los troncos en el camino serán así una oportunidad en vez de un impedimento que vencer.
El mejor momento en el que debe surgir el ceder es en una discusión, con el jefe, con un miembro de la familia, con un amigo. Hay que dejar pasar todo lo que la otra persona expresa sin utilizar energía propia en contrarrestarlo, solamente dejarlo pasar. Si hay enfrentamiento, surge la rigidez, alguno de los dos se romperá. Si hay suavidad, con el tiempo todo se soluciona y se logra.
Concentrar la energía en el dantien: se logra a través de la respiración abdominal y la intención de la mente. Al expandir el abdomen le permitimos a la energía juntarse en este lugar del cuerpo. Cuando la respiración de toráxica, comprimimos el abdomen y expulsamos la energía fuera del dantien. La mente debe tener claro donde debe focalizar y esto implica pensar y sentir la zona del dantien. Como la energía sigue al pensamiento, si éste se encuentra en el abdomen, la energía se reunirá naturalmente en ese punto.
Cada vez que nos domina un emoción, cualquiera sea (enojo, tristeza, euforia, miedo…) debemos intentar concentrar la energía en el dantien. La emoción desvía la energía y no nos permite pensar y actuar con claridad. Si conscientemente logramos cambiar este circuito y redirigir la energía al dantien, en toda situación la mente estará clara y tranquila y podremos lograr lo que deseemos hacer.
Cada cosa que aprendemos en la clase puede aplicarse en la vida diaria si logramos una visión mas amplia y comprendemos que el tai chi no es solo para relajarse un rato, “bajar un cambio” y luego seguir con lo mismo, sino que es una disciplina que puede estar presente en cada minuto de nuestro día mejorándolo progresivamente para beneficio propio y de los demás.