Me gustan las flores. Suelo comprar un ramo de flores en la calle cuando camino contenta y me siento en expansión. Me gusta que me miren con las flores, porque hoy día es raro ver gente con flores en las manos. Pero solo compro flores cuando estoy en faceta yang (expansiva) supongo que porque sintonizo con las flores ya que estas también se expanden.
Las flores nacen en estado yin, con su capullo cerrado y abren sus pétalos hasta llegar al máximo yang. Son bellas pero tristes porque la mayoría solo tiene capacidad de generar un solo ciclo de mutación. No pueden contraerse luego de abrirse (exceptuando algunas pocas) y entonces se mueren.
Los principios de interacción entre el yin y el yang nos permiten comprender que un estado genera al otro, sucesivamente. El yin llega a su máximo y genera al yang desde su mínimo. Cuando el yang llega a su máximo, genera al yin desde su mínimo. Las flores solo llegan al máximo yang.
La interacción entre el yin y el yang se da a través de un equilibrio dinámico. Esto significa que el aumento de yin causa deficiencia de yang y viceversa. Y la deficiencia de yin también causa aumento de yang y viceversa. Este es un desequilibrio aceptado porque es necesario para el proceso de cambio y también porque es momentáneo. La continuidad del proceso asegura siempre un momento de mayor desequilibrio pero también un momento de equilibrio total. Cuando el equilibrio dinámico se ve afectado por algún motivo, surge un desequilibrio real que causa un estancamiento de energía. El exceso rompe la continuidad de proceso y no permite la mutación, es decir, generar el otro estado.
Si desaparece uno de los dos estados, el yin o el yang, o el estado no posee la capacidad de convertirse en el complementario, el ser desaparece. Por ello, los seres, en pos de su supervivencia, buscan siempre el equilibrio, la dualidad. Los seres humanos poseemos esta capacidad, la de equilibrarnos. Las flores tienen otro destino, mueren en su expansión.
Cada vez que nos encontramos en un estado yang, con exceso de alegría, movimiento, exaltación o cólera, furia y gritos, debemos intentar volver al equilibrio a través de actitudes y actividades yin, pero de manera paulatina y conciente para que el cuerpo y la energía se adapten a este cambio. Un cambio abrupto, de un extremo a otro también causa desequilibrio.
Si vivimos siempre en estado yang, generando excesos, el cuerpo se desgasta, la energía también y pierden su capacidad de generar el estado complementario para buscar el equilibrio y entonces en permanente máxima expansión, como las flores, morimos.
Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.