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23.11.09

Fluir en lo cotidiano

Nuestra vida también tiene momentos yin y momentos yang y entonces debemos fluir suavemente para que podamos crecer y evolucionar. Hay días que estamos más cansados o más activos. Períodos completos donde sentimos que todo es más difícil, otras veces a la cosas salen fácilmente. Simplemente son etapas más yin o más yang por las que pasamos habitualmente, pero que sentimos más o menos profundamente en función de las emociones del momento.

En las cosas más básicas de la vida diaria podemos ejercitar la fluidez. En la casa, con la tarea de los chicos, conducir al trabajo, simplemente respetando al proceso como se está dando a través de la aceptación de las cosas que no podemos manejar.

Si el tráfico está lento o atascado fluir implica no quejarse, no tocar bocina y aceptar el momento yin de quietud que nos toca pasar. La rutina hay que aceptarla tal y como es porque todos tenemos ciertas cosas que hacer todos los días y no hacerlas solamente no provoca un exceso al día siguiente que tendremos que trabajar doble.

Para los grandes proyectos y las decisiones trascendentales de nuestra vida nos encanta planificar hasta el más último detalle. Cada vez que nos salimos un poco del camino, nos retamos y cuando aparece una piedra, nos la quedamos mirando. Es que la planificación es tan rígida que nos quitamos la posibilidad de fluir.

Mejor que un mapa detallado, es usar una brújula, porque en el camino hacia el objetivo hay procesos de mutación con etapas yin y etapas yan. No hace falta seguir un mapa cuando sabemos a donde queremos llegar. En el camino cruzaremos piedras, baches y aguaceros pero también días de sol y terrenos llanos.

Es necesario comprender que el proceso de mutación siempre existe, a pesar que no lo queramos aceptar. Creer que existe la posibilidad de ir por un camino recto sin vaivenes ni dificultades es una ilusión porque siempre el cambio y el crecimiento se dan a través de las curvas de la fluidez.

La diferencia entre aceptar el yin y el yang en la vida diaria y no aceptarlo, radica en la conciencia que podemos lograr para percibir en que faceta estamos, en no llegar al exceso irremediable y poder volver al centro para luego ir al otro lado. Quien no acepta la dualidad no es conciente de donde está parado y a pesar de creer que sigue una línea recta, camina en curvas cada vez más desalineadas.
Del taller de tai chi y meditación “Aprender a fluir en los tiempos que corren” - 21/11/09
Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

Artículo recomendado: “Vivir sin objetivos” de Alejandro Rozitchner, habla del concepto de “usar una brújula y no un mapa”.