BUSCAR EN TAI CHI DEL PARQUE

28.4.09

Soltar es encontrar un nuevo camino


Nacemos en una familia y en un contexto social que nos define. Nos educan según los parámetros del momento respecto a la religión, a la orientación política, la moda, la tecnología, lo que debemos ser, lo que debemos tener. Llegamos a la edad adulta sin siquiera darnos cuenta que estamos arraigados en costumbres que no comprendemos y que si analizamos en profundidad, no tienen sentido, pero igual la respetamos y cumplimos. (*)

No somos concientes de que al aferrarnos a estas costumbres aprendidas perdemos la posibilidad de ver el resto. Y así como nos aferramos a las costumbres también nos aferramos a lo que nos sucede, a las emociones que sentimos, a lo que deseamos hacer y lo que poseemos o deseamos poseer.

Nunca tiramos nada, entonces hay una habitación de la casa llena de cosas viejas que nadie usa ni recuerda. Aquello que hoy no usamos, pensamos que algún día lo usaremos, entonces tampoco lo donamos o regalamos. Lo mismo hacemos con las emociones. Nos quedamos con ellas solamente porque son propias y algún día las volveremos a usar. (Extorsionaremos a nuestros seres queridos con ellas.)

No nos damos cuenta que cuantas más cosas guardamos en la habitación de las cosas viejas, menos cosas podemos tener. Cuantas más emociones reprimimos en el cuerpo, menos podeos sentir. Si pudiéramos vaciar nuestra habitación veríamos que de repente hay espacio para cosas nuevas.

Si una sola vez pudiéramos hacer las cosas como quiere la otra persona (y somos humildes para abrirnos a la experiencia) aprenderemos una nueva manera de hacerlas que puede o no ser mejor que la propia, pero siempre será útil, porque la vida nos pone ante situaciones difíciles para las que una sola solución no siempre es factible. Cada vez que decidimos soltar algo, nos permitimos ver que las cosas podrían ser distintas, que hay otros caminos por recorrer.

A medida que vamos soltando aquello a lo que nos agarramos con tanta fuerza, lo primero que sentimos es el cuerpo más relajado, pues ya no existe el esfuerzo físico necesario. Luego dejamos de discutir, ya que si humildemente acepto distintas posibilidades ya no tengo que gastar tanta energía en defender la postura propia. Y después empezamos a ver. Vemos que hay muchas maneras de lograr lo mismo y que puedo usarlas a todas, y así la vida es más entretenida. Por último, sentimos liviandad, porque nuestra habitación está vacía.

La única forma de tener todo en la vida, es soltando todo. No importa el dinero que tengamos. No importa si tenemos razón o ganamos la discusión. Lo que importa es poder ver los caminos para saber por donde caminar. Las personas que se aferran a las cosas no caminan, porque ni siquiera quieren perder su lugar!

El tai chi chuan nos enseña que si no nos movemos nos estacamos y la energía funciona de la misma manera. Caminamos en la práctica, hacia adelante y hacia atrás, desandando los pasos a veces. Luego de un movimiento debemos continuar con el siguiente, no podemos quedarnos pegados a ninguno porque perdemos la fluidez. Y repetimos cada movimiento infinitas veces aprendiendo en cada repetición, en cada explicación del profesor, una nueva forma de ejecutarlo, una nueva sutileza a incorporar que abre un nuevo camino en el sentir.



(*) Un ejemplo de ello es la celebración de la Pascua con la tradición de los huevos de chocolate y el conejo, cuyo origen no tiene relación con el catolicismo y si con el inicio de la primavera, pero en el hemisferio sur festejamos cuando comienza el otoño!

Origen del tradicional conejo de Pascua…



Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz