Por Robert Sohn
Comenzamos la práctica de tai chi chuan trabajando sobre la conciencia y el control de los mecanismos físicos. Uno de los problemas más comunes que encuentran los practicantes es la tensión que existe en los tejidos conectivos del cuerpo, los músculos, los tendones, las paredes arteriales, aun en ligamientos y huesos.
Lo primero con lo que nos enfrentamos es con la idea de estar relajados. La mayoría de las personas tienen la noción de estar relajadas, pero esta noción reside principalmente en la cabeza, no posee ninguna conexión con las emociones o con el real estado físico. No es una noción que se encuentre en el corazón ya que no existe deseo real de estar relajado. No hay conciencia del cuerpo.
En lo profundo de la naturaleza emocional del ser humano existe un sentido intrínseco de necesidad de protección. Todo animal posee in sentido propio de ser necesario para su auto-defensa. Distinto de otras criaturas que se defienden de los ataques físicos del mundo a través de medios de defensa naturalmente desarrollados, el hombre moderno se defiende inconscientemente de los ataques reales e imaginarios a través de la tensión de su cuerpo y del ruido en su cabeza, su armadura psíquica.
De hecho, tan natural es para el hombre defenderse con su armadura psíquica como lo es para las otras criaturas defenderse con garras y dientes. El hombre se defiende de ataques que no se relacionan simplemente con la comida y el territorio, sino con las complejas manipulaciones de las obligaciones, responsabilidades e imágenes del mundo actual.
El hombre se relaciona con el mundo de otra manera. Ya no se encuentra amenazado biológicamente por animales más grandes. Como resultado, debe defenderse de cosas que no son tangibles. Se prepara para defenderse con su cuerpo de ataques verbales, de actitudes que no le complacen, de circunstancias que no cumplen con sus expectativas, etc. El hombre se encuentra en constante estado de tensión, defendiéndose a sí mismo de sus propios pensamientos. No desea enfrentar ciertos sentimientos, ciertos deseos o pensamientos que existen dentro de él, entonces los bloquea a través de la tensión. Es tan así que en un punto el hombre necesita constantemente esta tensión, pero en su cabeza piensa que está relajado, pues este proceso es inicialmente inconsciente.
¿Cómo cambiar? Tomando conciencia de la realidad en la que se encuentra. Conociendo la verdad sobre sí mismo. Al ver la verdad, el hombre se vuelve lúcido y reconoce aquellos hábitos profundamente arraigados que posee. Luego, es capaz de formular nuevas nociones e ideas que remplacen las existentes. Hasta que el hombre no toma conciencia de las nociones que posee, no sabe como o por cuales remplazarlas.
Si miras al mundo de una nueva manera, verás un nuevo mundo y serás una nueva parte de este nuevo mundo.
Continúa la próxima…
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Extracto del libro “Tao and Tai Chi Kung” de Robert Sohn – Ed. Destiny Books – ISBN 0892812176
Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz