Un ministro del reino de Shang acudió a visitar a Confucio. No acostumbrado a andarse con rodeos, el ministro siempre planteaba las preguntas de forma ruda y directa. Así pues, en el mismo momento que vio a Confucio, le preguntó: “¿Eres un sabio?”.
Confucio respondió: “No me atrevo a afirmar que lo soy. Sólo soy alguien que ha estudiado mucho y ha leído ampliamente.”
“¿Y lo eran los Tres Reyes sabios?”
“Los Tres Reyes sabían como servirse de su valor y de su inteligencia. Pero si eran sabios, no lo sé.”
“¿Y que me dice de los Cinco Emperadores?”
“Los Cinco Emperadores sabían como gobernar con virtud. ¿Eran sabios? Yo no lo sé.”
“¿Y los Tres Señores? ¿Eran sabios?”
“Los Tres Señores sabían como servirse de las personas adecuadas en el momento oportuno. No me corresponde decir si eran o no sabios.”
El ministro empezó a impacientarse: “Entonces, ¿quién piensas que es un sabio?”
Confucio no se apresuró a responder; esperó a que el ministro se calmara de nuevo y entonces respondió: “Tal vez, muy lejos, en dirección a occidente, hay una persona que no habla el arte del gobierno pero su país está en orden y en paz. Rara vez habla de promesas, pero todo el mundo confía en él. No utiliza la fuerza, así que todo marcha con suavidad. Su corazón está abierto y sus acciones son espontáneas. Sus súbditos ni siquiera saben como llamarlo. Sospecho que es un sabio, pero ignoro si lo es de verdad.”
Cuando el ministro de Shang oyó esto, no quedó complacido. Se marchó pensando para si: “Esto no tiene ningún sentido. Este Confucio debe esta burlándose de mí.”
¿Importa realmente el que alguien sea o no reconocido como sabio? Si eres realmente honrado, sincero y justo en todo lo que haces, ¿necesitas que otros reconozcan tus virtudes para hacerte virtuoso?
----------------------
Cuento extraído del libro de “Lie Tse” de Eva Wong
ISBN de la edición en español 8441402183
Yo no soy sabia, simplemente tengo la capacidad de encontrar cosas en internet y me gusta escribir. No busco reconocimiento porque esto es mi pasión. Mi blog es un camino propio de aprendizaje y profundización en esta disciplina que tanto amo y que aprendo y enseño con sinceridad y perseverancia.
Pero agradezco a cada una de las visitas anónimas que entra a la página día a día y me lee. Agradezco a aquellas visitas no tan anónimas que me contactan y me cuentan sus experiencias o me preguntan sobre temas que luego yo investigo. Son mi motivación diaria.
A las 14 mil personas me han visitado en el año y medio que llevo escribiendo este blog, gracias!
Marcela
Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz