Empezamos a practicar tai chi y no entendemos nada. Las primeras sensaciones son de desconcierto, qué estoy haciendo? Los movimientos son tan distintos a lo conocido que estamos perdidos. Pero apenas encontramos una estructura a la que podemos aferrarnos, volvemos en sí y solo tenemos un objetivo: terminar.
Hablo de las Formas, esas secuencias de movimientos que aprendemos en clase y repetimos infinitamente sin aparente razón. Cuando comenzamos con los primeros pasos de una Forma, lo que queremos al instante es completarla, saberla entera. No importa que sea larga o corta, sino completa.
Nuestras mentes occidentales no comprenden que lo que menos importa es saber toda la Forma. En la cultura de la velocidad, donde todo debe ser rápido (desde la comida hasta los compromisos) por qué entonces tenemos que esperar un año para aprender lo que queremos hoy. Si Google me da resultados en 0.15 segundos (el tiempo promedio en el que se resuelve una búsqueda) el tai chi debería dármelos casi igual de rápido.
Dejar una Forma por la mitad, sin terminar de aprenderla, nos da una sensación de abandono. “Las Formas se aprenden completas”, una extraña auto-imposición que no figura en ningún libro de tai chi chuan.
Y vamos por más, terminar una Forma implica automáticamente comenzar a aprender otra. Dentro del tai chi chuan hay por lo menos cinco estilos (yang, chen, sun, dos estilos wu y otros), dentro de cada estilo hay varias ramas y probablemente por cada rama haya varias Formas. La Wikipedia cuenta un total de 59 Formas de manos y 10 con armas. Debemos aprenderlas todas?
No. Debemos comprender que la Forma no es el objetivo sino la manera en la que practicamos tai chi. Las Formas se crearon para que los guerreros recuerden los movimientos y sus aplicaciones. Cada escuela creo su Forma de acuerdo a los propios principios de enseñanza. Las Formas se fueron modificando con el tiempo, se perdieron y rescataron luego de Revolución Cultural en China. Hoy en día practicamos versiones modernas de las Formas, aún en el caso de las llamadas “tradicionales”, todas están teñidas de modernidad.
Lo importante es que el tai chi chuan se aprende a través de tomar consciencia y se practica a través de la repetición. A medida que vamos adentrándonos en la práctica, nuestro cuerpo se va despertando y tomamos consciencia de las distintas partes del mismo y de las tensiones acumuladas. Cuando ya conocemos algunos movimientos y estos están internalizados (lo que significa que no tenemos que pensarlos mucho para ejecutarlos) empieza la verdadera práctica del tai chi chuan. Cuando el movimiento es consciente, unificado, interno, es cuando la energía circula y con su poder desbloquea y sana.
Esto se logra con un movimiento o con 200, no importa la cantidad de movimientos que sepamos mientras que ejecutemos cada uno de ellos de manera consciente y unificada. A través de la repetición del mismo movimiento que ya conocemos y ejecutamos desde adentro es como la energía se va potenciando, la respiración se va armonizando y la mente se va calmando.
Practicar una Forma corta o larga, completa o por la mitad no tiene importancia mientras la repetición de la misma no sea mecánica, sino que nos vaya llevando a un estado relajado pero atento. Un vez que nuestra memoria mental y corporal nos permite practicar sin pensar en el movimiento siguiente, debemos concentrarnos en cada movimientos en particular en el momento justo en que lo estamos ejecutando. Eso nos permitirá ser conscientes, la consciencia en el movimiento nos da la lentitud, ir lento nos permite fluir desde adentro sin apurarnos por lo que sigue, fluir nos permite armonizarnos internamente y con el exterior.
Si esto sólo se logra a partir de tomar consciencia, para que necesitamos un larga lista de Formas en nuestro currículum? Cuanto más sepamos y más deseemos abarcar menos podremos tomar consciencia. Si apenas termino una Forma, aprendo otra, éstas nunca servirán como elemento para profundizar en nosotros mismos. Pero esta obsesión es muy nuestra, y también implica el miedo a ver lo que hay dentro de cada uno.
Saber muchas Formas puede representar un largo camino realizado en el tai chi chuan y un arduo trabajo. Pero saber muchas Formas puede llegar a ser también el camino fácil: una tras otra sin realmente nunca profundizar con ninguna.
Saber una sola Forma se puede ver como poca experiencia, pero practicar una sola Forma durante toda una vida implica perfeccionarla, sentirla, internalizarla hasta lo más profundo de nuestro ser y partir de ahí conocernos, sanarnos y vivir de otra manera. Saber conformarse con una sola Forma es tomar el camino difícil, pero definitivamente el de mejores resultados.
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Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz