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1.11.12

Cuando el agua se queda calma



Cuando el alma se queda calma, el fondo también se aquieta.

Cuando el agua se queda calma, la tierra y las partículas que contiene comienzan a descender hacia el fondo. Los remolinos cesan, las olas desaparecen y también el ruido.

El agua puede ser muy ruidosa pero también silenciosa.

Cuando el agua se queda calma, creemos que no fluye, pero si lo hace. Se mueve imperceptiblemente hacia su destino. El agua nunca renuncia, se adapta a todo obstáculo y sigue su camino.

El agua es realmente perseverante, lo logra todo siendo simplemente agua.

Cuando el agua se queda calma, podemos ver a través de ella el resto de la vida que contiene. Quietud no es negativo. Quietud es ver el resto de las cosas aparte de uno.

El agua puede estar muy quieta y apacible o convertirse en un tremendo tsunami. El agua es todas las posibilidades.

Cuando el agua se queda calma, enseña. Nos enseña… si es que buscamos aprender.

Ojalá calmar la mente fuera tan simple como el agua. Si se aquietara, todo el cuerpo se calmaría con ella incluso las emociones. Si se silenciara, reconoceríamos que vivimos en un intenso ruido. Si se focalizara, podría lograr las mayores cosas sin comprometer su esencia. Si se liberara, lograría concebir que todo es posible.

Mente. Agua. Escucha el sonido del agua calmándose dentro de ti.