BUSCAR EN TAI CHI DEL PARQUE

13.11.12

Navegar hacia uno mismo

Siento una terrible angustia, o miedo, o enojo, o frustración, o impotencia o tristeza, o desolación….

En este momento esa gran emoción inunda toda mi vida. Me siento pequeña, infinitamente apretada y comprimida por esto que siento que me supera. Absolutamente nada mas que dolor, incomodidad y rechazo hacia eso mismo que siento.

Podría escaparme… irme a cocinar, o a correr, o a trabajar, o a charlar con alguien, o a ver tele, o a leer un libro, o a gritarle a alguien, o a hacerme daño. Las vías de escape son tantas…

Pero decido quedarme. Conmigo. En este momento. En este lugar.

Y aquí estoy en este horrible lugar comprimido, oscuro, con feo olor y ruidos molestos que es mi vida en este momento. Aquí estoy.

Respiro: inhalo, exhalo… inhalo, exhalo… inhalo, exhalo.

Realmente es horrible lo que siento, porque no lo entiendo, o no me gusta, o lo rechazo, o me molesta, o me impide seguir, o me demanda frenar, o me implica atenderme, o me implica cambiar, o me implica aceptarlo…. Es horrible y lo único que puedo sentir respecto a lo que siento es rechazo.

Emoción, no te quiero en mi vida!
Pero sigo aquí, conmigo, emocionada. Elijo nuevamente quedarme.

Mientras respiro me recuerdo a mi misma como respirar y elijo estar atenta al aire que entra y sale de mi cuerpo. Cada vez que la horrible emoción que siento me supera, vuelvo a preferir mi respiración. La respiración se convierte en el ancla que me sostiene en este tormentoso mar de emoción amarga.

Respiro y me anclo.

Cada vez que mis pensamientos pesimistas, o negativos, o recuerdos dolorosos, o expectativas irreales o idealizaciones bellas copan mi mente, elijo nuevamente quedarme con mi respiración. Nuevamente mi ancla me salva de navegar a la deriva por la irrealidad de la mente.

Respiro y me anclo.

Con la respiración como compañera este viaje no es tan tormentoso. Y me muevo por lo que me rodea y descubro que no es tan apretado como pensaba y que hay un poco de espacio. Uso mi exhalación para inflar ese espacio y hacerlo mas grande. Concentrada en eso, logro que la compresión que sentía hace algunos momentos, ceda.

Como ya no me aprieta, no es tan doloroso.

Me atrevo a abrir los ojos en lo que creo es un panorama desolador, pero anclada y firme, siguiendo mi respiración descubro que hay otras cosas a mi alrededor que momentos atrás, no creía que fueran posibles. Son cosas simples pero reales. Una taza de café, un escritorio o una cama, una almohada, o el volante de mi auto y mis propias manos.

Está mi cuerpo aquí conmigo, además de mi dolor y mi respiración.

Mi cuerpo es un ancla mas grande. Elijo, otra vez, quedarme aquí conmigo, en mi cuerpo, en este lugar. Descubro que el dolor no ocupa todo mi cuerpo y entonces opto por sentir las partes de mi misma que no duelen tanto o no son tan tormentosas.

Siento mis manos, o mis pies, o mi espalda, o panza, ahí donde respiro, o mi pelo, o mis uñas o mi piel…mi nariz, mis ojos… soy mucho mas que mi dolor. ¡Cuánto mas hay aquí aparte de dolor!

Alrededor mío comienzan a aparecer otras cosas que me doy cuenta, son parte de mi vida. Veo el sol, o el cielo, o la luna, o las estrellas a través de la ventana. Eso es parte de mi vida también. Veo un árbol, o una montaña, o un río o el mar. La tierra y el agua también son parte de mi vida. Escucho a los pájaros, o a los perros, o a las vacas, o a los grillos, o a una canción en la radio, o a una persona hablando lejos. Eso es parte de mi vida también y descubro que todo eso ¡no duele!

Recuerdo lo que soy, quien soy. Recuerdo a mi familia, a mis amigos, a mi casa, a mi trabajo… tal vez algo de eso duele pero me hace dar cuenta que mi vida es amplia y bastante luminosa.

Respiro. Descubro que si abro mis brazos ya no toco los límites de mi espacio. Ahora es amplio, grande, espacioso. Giro a mi alrededor y veo las luces y las sombras. Escucho los sonidos y saboreo los olores que me llegan, algunos ricos, otros aun horribles.

Observo mi  terrible angustia, o miedo, o enojo, o frustración, o impotencia o tristeza, o desolación….

¿Se achicó o yo crecí? No lo sé pero ya no ocupa todo mi ser. Siento que mi vida es mucho mas que eso, y aunque lo llevo conmigo cuando comienzo a moverme, y a veces es una carga pesada, mas pesada es mi ancla, mi respiración, mi cuerpo, que me ayudan a recordar que este espacio es mas amplio de lo que a veces siento

Entonces me quedo con todo eso, con toda mi vida, con la porción dolorosa y además con el sol, y la luna, y las estrellas y el cielo, y los arboles y la tierra, y mi familia y mis amigos, y mi trabajo y mi casa…

Y lo comparto. Este espacio de luz y amplitud que yo tengo y encuentro en medio de mi dolor, lo comparto. Los comparto con todos ustedes que muchas veces que se sienten igual que yo y no saben que hacer. Y los entiendo porque desespera sentirse apretado y comprimido en la oscuridad y sin respuestas. Yo también he estado allí. Así que les doy un poco de mi luz y mi amplitud y no les pido absolutamente nada a cambio.

Respiro y me anclo. Y la luz y el espacio que logro lo comparto con todos los que necesitan luz y espacio en este momento.


Comparte tu espacio y tu luz con otros.
Gracias _/\_