¿Le dices a tus plantas cómo deben crecer? Crece alta y bonita, da lindas flores, en lo posible pronto. Que tus hojas no se arruinen ni se manchen. Arreglate esas raíces…
¿Le dices al árbol cómo ser árbol? Estaría bueno que tu tronco sea alto y flaco, sin muchos nudos. Las ramas, estiradas por favor y bien frondosas.
¿Y por qué entonces les dices a las personas como ser?
Por la elevada importancia que le damos a nuestros pensamientos, que son meras opiniones interpretativas de la realidad, muchas veces andamos diciendo, sin siquiera notarlo, como deberían los otros ser, estar, peinarse, vestirse, que debieran comer, a donde deberían viajar y sobre todo, como no deberían ser, a donde no deberían ir, que no deberían usar…
La propia mente cree que su idea es la mejor de todas y te engaña, haciéndote creer que tu forma es la correcta y que todos los demás están equivocados.
Cada vez que emites una opinión sobre otra persona, su forma de ser, de vestirse, de pensar, de comunicarse, estás metiéndole presión para que sea de otra manera, para que cambie eso que a ti no te gusta. ¿Por qué?
Realmente, tomate unos segundos para pensar…
Cuando comprendemos que los propios pensamientos y opiniones son versiones subjetivas e incompletas de la realidad, de a poco nos vamos haciendo más tolerantes, permitiendo que cada persona sea simplemente lo que es.
Requiere mucha atención y auto-observación no emitir juicios sobre los demás, aun en las cosas mas pequeñas. Peinados, ropas, gustos de comida, preferencias de lectura… aún la crítica constructiva, los chistes, el sarcasmo, los consejos bien intencionados, son presión para el otro. La otra persona apenas puede aceptarse tal cual es (la gran mayoría de nosotros no llegamos ni a eso) y tu ya le estás pidiendo que cambie solo porque crees que tu forma de pensar es mejor.
Lo más importante: cuando dejas que los otros sean tal cual son, te dejas a ti mismo ser tal cual eres. Y eso no significa malo o bueno, simplemente es lo que es.
Afloja la presión sobre los otros y déjalos ser tal cual son, sin importar lo que opines. Afloja la presión sobre ti mismo y sé tal cual eres, sin importar lo que tu mente opine de ti.
Como a tus plantas, a tu árbol, dale espacio, dale tiempo, dale libertad y acéptalo así como creció.