Ejercicios simples de chi kung
Cuando realizamos algo que requiere mas energía de la que poseemos nos sentimos cansados, desgastados. Si trabajamos mucho, nos cansa el trabajo. Si estudiamos mucho, nos cansa la escuela. Si nos obsesionamos por el orden de la casa, nos cansa la casa. Y si nos relacionamos mucho, nos cansan las personas. Esta desarmonía entre la capacidad de uno para hacer algo y finalmente lo que realmente hace, se manifiesta físicamente como cansancio. Cuando la desarmonía surge en varios ámbitos de la vida, ¡estamos agotados!
Como decía en el artículo anterior, la necesidad de representar papeles de actor en la vida nos lleva a realizar esfuerzos que desgastan nuestra energía. Aun conscientes de ello, es difícil mantenerse atentos y no caer en el efecto “cansancio de fin de año”. Para quienes todavía tienen algunas semanas de trabajo o de escuela antes de las vacaciones o simplemente para llegar a las fiestas con toda la energía, acá van tres ejercicios simples de chi kung para recargar las pilas:
Respiración abdominal
Sentarse tranquilamente en algún lugar donde no haya posibles interrupciones por 10 minutos. Es más recomendable utilizar una silla en vez de sentarse en el piso como indio, ya que permite expandir mejor el abdomen.
Tomar aire por la nariz de manera consciente pero sin exagerar, expandiendo la zona de la panza durante la inhalación. Al principio es difícil no mover los músculos del pecho, pero con el tiempo el cuerpo aprende esta nueva forma. Lo importante es no presionarse. Exhalar por la nariz sintiendo como el aire pasa por las fosas nasales dejando que la panza vuelva hacia adentro, sin forzar el movimiento.
La concentración debe estar puesta solo en respirar. Cuando uno se desconcentra y se encuentra pensando, simplemente debe soltar los pensamientos y nuevamente concentrase en respirar.
Esta respiración permite que la energía dispersa en el cuerpo se reúna en el dantien inferior, centro energético ubicado en la panza responsable de almacenar la energía. Cuando en el dantien hay mucha energía, uno siente vitalidad y el cansancio desaparece. Además, activa el sistema nervioso parasimpático favoreciendo la relajación del cuerpo, la regeneración de las células y la disminución del estrés.
Juntar energía del cielo y de la tierra
Desde una posición relajada, parados con los pies separados ancho de caderas y los brazos relajados al costado de cuerpo, respirar de manera abdominal unos minutos para relajar el cuerpo.
Al inhalar, elevar los brazos por los costados del cuerpo, juntando energía del aire con las manos hasta llegar encima de la cabeza. Bajar los brazos por delante del tronco, hacia el dantien durante la exhalación, con la intención de incorporar en el cuerpo la energía juntada por las manos.
Con la siguiente respiración, bajar los brazos y el tronco hacia el suelo, juntar con las manos la energía de la tierra y luego subir lentamente llevando esta energía al dantien, con la misma intención anterior. Repetir varias veces juntando la energía del cielo y de la tierra sucesivamente.
Este ejercicio permite incorporar fácilmente energía del universo y sentir vitalidad y fuerza.
El árbol en el río
Esta es una postura estática que favorece el enraizamiento y la incorporación de energía de agua en el dantien inferior. Esta energía enfría el cuerpo, equilibra lo emocional (apaga el fuego del corazón), nutre los riñones y favorece la relajación y regeneración. La respiración durante la ejecución de la postura es abdominal.
Parados ancho de caderas imaginar que los pies reposan en el fondo de un río. Sentimos las piedritas bajo los pies y con cada exhalación, los pies se hunden en el lecho de río. Posamos las manos sobre el agua a la altura de la cintura, con los brazos relajados. Los hombros flojos, lo mismo los codos y las manos ubicadas por debajo de la altura de los codos con los antebrazos abiertos a 45º mas o menos.
Los pies son las raíces y los brazos son las ramas del árbol. Las manos son las hojas que al tocar el agua generan las ondas circulares. Al principio el agua puede estar agitada y turbia. A medida que pasamos minutos en la postura, el agua se va aquietando hasta llegar al punto de quietud total. Si nos movemos, movemos el agua. No debemos hacerlo, la calma del agua nutre el cuerpo. Así nos quedamos unos minutos, no tiene importancia cuantos, sino la concentración y atención puesta durante estos breves momentos de calma.
Para cerrar la postura, imaginar que juntamos agua con las manos, rozando la superficie, y la llevamos al dantien, tres veces. La energía del agua entra así al cuerpo.
Lleguemos todos a fin de año con la energía puesta en el momento presente. Dejemos atrás el cansancio, las quejas, el pasado y no pensemos tanto en lo que vendrá. Cada momento es valioso y para vivirlo plenamente hay que estar en armonía con uno mismo, con vitalidad y ánimo.
Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.