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6.10.09

La humildad del Reiki

Uno sale de su primera sesión de Reiki medio sorprendido, medio incrédulo. Se aventura a una segunda, por curiosidad. Un par de semanas después se encuentra en una situación complicada, de esas que generan tensiones y emociones fuertes, y resuelve la situación de manera positiva, sin tantas secuelas y se sorprende! Uno no se acuerda del Reiki en ese momento, ni relaciona la nueva capacidad con esas sesiones.

El Reiki entra en el cuerpo y se queda ahí para sanarnos. La sesión de Reiki nos hace permeables a distintas energías que ingresan en el cuerpo dándonos nuevas capacidades emocionales, espirituales y también mentales que permiten un desarrollo mayor de la persona. Se instalan símbolos y mantras en el cuerpo que armonizan y equilibran las energías existentes e invocan a su vez nuevas vibraciones.

La inteligencia de la energía es sorprendente, porque circula por el cuerpo relajado limpiando con tenacidad las emociones y apegos de la persona, sabiendo exactamente a donde ir en cada caso. El reikista podrá poner sus manos en cualquier parte del cuerpo pero la energía irá donde es necesaria su acción.

Esto es un trabajo silencioso y humilde que realiza la energía por nosotros. Por supuesto, debe existir un campo preparado y dispuesto a recibir y a sanar. Pero aun en los peores casos de introspección, la energía cumple con su tarea de iluminar.

Esas emociones y bloqueos que se limpian representan los hábitos nocivos y apegos de la persona. Apegos a formas de actuar, por ejemplo, o a emociones negativas. Al soltarlas sentimos un vacío que la energía Reiki se encarga de rellenar. Por eso es que luego de las sesiones de Reiki uno se siente raro. Es que ha soltado lo viejo y ha incorporado lo nuevo, acomodarse a ese nuevo estado genera incomodidad y lleva tiempo.

Luego de unos días, ya uno se siente más cómodo y se olvida del Reiki. Es allí cuando humildemente éste actúa y nos apuntala en las situaciones que necesitamos ayuda para no caer en los viejos hábitos. Silenciosa y efectiva, la energía Reiki está siempre presente.

Tal vez después, si uno posee la capacidad de reflexionar y recapitular sobre sus acciones, reconoce alguna relación entre lo sucedido y el Reiki y dice “puede ser…”. Si uno es consciente de esta relación, tiene la posibilidad de continuar con el tratamiento de Reiki para abrirse a nuevas capacidades y apuntalar los logros ya establecidos.

Cada sesión es diferente, tanto como para el reikista como para la persona. Las sesiones siguientes permiten ir detectando bloqueos más profundos que, como capas de una cebolla, se van “pelando” hasta sacar a la luz el verdadero ser que hay dentro de cada uno de nosotros.


Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz