BUSCAR EN TAI CHI DEL PARQUE

29.6.09

Un alumno ejemplar

Al enseñar, uno debería no tener expectativas sobre los alumnos, pero siempre existe una idea de lo que sería un alumno dedicado. Aquel que toma los conocimientos y los incorpora como propios, aquel que lleva lo aprendido a otros ámbitos de su vida, más allá de la clase, aquel que utiliza los conocimientos adquiridos de manera práctica y además cumple con la tarea.

Picchio (así nos permitía llamarlo) era uno de esos alumnos.


Lo conocí en julio de 2006 en una clase demostración, cuando yo aun no era del todo profesora (estaba estudiando). Durante la práctica de empuje de manos trabajamos juntos y él siempre valoró ese momento, ya que había mucha gente joven y yo me quedé a trabajar con el viejo. Finalmente comencé a dar clases en ese lugar, primero provisoriamente, ya que mi profesor no podía, y luego definitivamente cuando nos trasladamos al Parque Autóctono.


Picchio se convirtió así en mi primer alumno propio. Él confió en mí desde ese primer momento y muchas veces me apuntaló cuando tuve dudas o me equivocaba en mi enseñanza. Él con sus 80s y yo con mis 30s, entablamos una amistad mas allá de la clase. Discutíamos cobre libros, I Ching, teorías y Formas, ya que poseía mucho conocimiento sobre el tema. Había iniciado años antes sus estudios e investigaciones sobre medicina china, fitoterapia, tai chi, taoísmo y otras tantas.


Era ingeniero físico, por lo que siempre me gustaba compararlo con Yang Jwin Ming, porque podía explicar el chi desde la física y afirmar las teorías chinas desde ese lugar. Además, se dedicó al vuelo a vela durante muchos. Más de una vez nos contó que a través de esta disciplina había aprendido a “vivir sin expectativas” ya que se conoce el lugar de despega pero nunca sabes donde vas a aterrizar. Siempre relataba sus experiencias y aprendizajes sobre el vuelo a vela en las reuniones de la clase de tai chi, remarcando la frase “vivir sin expectativas.”


Practicaba a diario un sistema de chi kung llamado “Ta Mo Mi Kung – La doctrina secreta de Bodhidharma” que aprendió desde un libro e incorporó como propio. Se levantaba a las 6 de la mañana y su primera actividad era esta práctica, todos los días sin excepción. Adicionalmente, realizaba el ejercicio “Sujetar la Luna” de Wong Kiew Kit, siempre y cuando sus lumbares y su equilibrio se lo permitieran.


A los 80 años aprendió completa la Forma de 24 movimientos estilo yang y la practicaba a su propio ritmo. Aun en la práctica grupal, la hacía a su propia velocidad. Cuando podía, a sus ejercicios matinales agregaba “tres tiradas” de la Forma.


Me llevó más de un año convencerlo para que me diga su nombre, Reynaldo Hugo. Él se presentaba como Picchio (su apellido) y cuando uno le preguntaba por su nombre decía: “Sólo Picchio, dígame Picchio.


No podemos, como grupo, recordarlo más que con una sonrisa. Todas las anécdotas de él son simpáticas, graciosas y generosas. Le gustaba salirse con la suya y reafirmar siempre su punto de vista, eso causaba a veces algunos chispazos en el grupo, pero era parte de su esencia.

Un verano, la municipalidad no cortaba el pasto del parque donde practicábamos, y fue Picchio junto a Jorge (otro alumno) quienes llevaron una bordeadora y cortaron solamente el espacio que utilizábamos para practicar.


Para un cumpleaños, me regaló sus esferas chinas. Este verano no quiso practicar un sistema de chi kung con esferas que enseñé, porque sus esferas eran ahora mías. Hasta quise devolvérselas para que deje de decírmelo!


Leía este blog desde sus inicios y me comentaba en persona sus opiniones. Me hizo recomendaciones, elogios y críticas cada semana. Como no le gustaba leer del monitor (tenía su propia computadora y sabia usarla muy bien), imprimía cada artículo para leerlo del papel y de paso prestarlo a quien el consideraba le hiciera falta esa información y luego apilaba por ahí los impresos, de manera desordenada.


Una persona que me dio mucho personalmente y le dio mucho al grupo. Siempre fue generoso. Lo vamos a extrañar, pero fiel al Tao, él nos diría que sigamos adelante y nos desapeguemos de su muerte.


Este fin de semana no hubo clases, pero aquellos que practicamos con él desde el inicio nos reunimos en sábado por la tarde a practicar en su honor, y luego nos fuimos a tomar café al bar donde más de una vez él nos ha contado su vida. Esa fue nuestra despedida.


Picchio, mi primer alumno, falleció el viernes 26 de junio de 2009 a sus 83 años. Le rindo mi respeto a través de este artículo que es el número 200 de mi blog y que iba a tratar sobre otra cosa, pero él se merece ocupar este lugar.


-- R.H. Picchio --


“Sujetar la Luna” está descrito en el libro “El Arte del Chi Kung” de Wong Kiew Kit.

http://books.google.com/books?id=bbqwAAAACAAJ&dq=wong+kiew+kit+el+arte+del+chi+kung&ei=W8NISuqPBZPaygTe3LVJ&hl=es


El “Ta Mo Mi Kung” está descrito en el libro “Energía y Autocuración” de Tung Kuo Tsao.

http://books.google.com/books?id=fwnXe5Fi-6QC&dq=Energía+y+Autocuración+de+Tung+Kuo+Tsao&ei=2sNISpKrNpqwyASIs6VV&hl=es


Federación Argentina de Vuelo a Vela:

http://www.favav.com.ar/prensa/prensa.htm


Desde la izquierda: Yoli, Magui, Agustina, Laura, Jorge, yo y Sara. Así lo despedimos el sábado por la tarde.


Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz Córdoba, Argentina.