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13.3.09

Encuentra a tu maestro y practica humildemente

Por el Maestro Yang, Jwing-Ming



Existe una historia sobre seis hombres ciegos que tocan un elefante para saber cómo es. El primer hombre toca la oreja del elefante y dice: “Un elefante es como un gran abanico”. El segundo hombre toca un costado del cuerpo y dice: “No, es como una gran pared”. El tercero describe la pierna: “El elefante es un pilar”. El cuarto toca la trompa y grita: “El elefante es como una gran rama de un árbol”. El quinto hombre toca los colmillos y dice: “Es un cuerno largo saliendo de una gran boca”. El sexto hombre, que toca la cola, dice: “El elefante es como una escoba saliendo de una pared”. Si unieran toda la información sobre el elefante, lograrían una muy buena descripción del mismo. Esta historia demuestra que no debemos insistir tercamente en un sólo punto de vista, ya que generalmente vemos una parte de la historia. Siempre hay algo más que aprender.

No hace falta perder tiempo en la investigación teórica. Practicar y estudiar beberían ir juntos. De la práctica se gana la experiencia, y de la teoría se obtienen los lineamientos básicos para la práctica. Algunas personas dudan de practicar debido a ciertos peligros relacionado a las artes marciales, el qi gong o la meditación. Simplemente están perdiendo el tiempo. Sé cauto pero determinado y aprende de la experiencia de los otros para encontrar el camino correcto. Estudia los clásicos pasados de generación en generación. Encuentra un profesor y practica, practica, practica.

Buda caminó por el campo un día y llegó a un río. Un viejo maestro de qi gong vivía allí y éste le preguntó: Tu eres Buda? Si es así, puedes hacer lo mismo que yo? Cruzo el río caminando sobre el agua. Buda dijo: “Es muy impresionante. Pero cuánto tiempo haz practicado para lograrlo? El maestro respondió: “Me tomó casi 40 años”. Buda lo observó y le dijo; “Te tomó 40 años! A mí sólo me cuesta unas pocas monedas cruzar el río en bote!”.

Muchas veces perdemos tiempo en cosas poco importantes. Trata a tu tiempo como algo precioso y úsalo eficientemente. Deja de lado tu orgullo. Si tomas tu orgullo muy seriamente no lograrás encontrar un profesor que desee enseñarte desde el corazón.

Un joven Samurai entró en la casa de un famoso maestro Zen. Lo miró haciendo una reverencia y dijo: “Maestro, he alcanzado el nivel profundo del Zen, tanto en teoría como en práctica. He escuchado que eres grande y he venido con la esperanza que me enseñes algo.” El maestro Zen observó al orgulloso joven. Sin decir palabra se dirigió a un cuarto y trajo consigo una tetera y una taza. Ubicó la taza frente al joven y comenzó a llenarla. El joven miró confundido. Rápidamente la taza rebalsó. El joven exclamó: “Cuidado maestro, la taza rebalsa.” El maestro dejó la taza a un lado y dijo: “Este eres tú, estás ya muy lleno. No puedo enseñarte. Si deseas aprender debes vaciarte primero. Puedes lograr la humildad?

Cuando encuentras a un buen profesor o fuente de aprendizaje, trátalo honorablemente así no perderás la oportunidad de aprender. Tradicionalmente era muy difícil encontrar un buen profesor. Incluso si se encontraba uno, éste no siempre aceptaba al alumno. Hoy día es más fácil ya que contamos con DVDs, libros, y mucho material, pero la guía de un profesor es importante para lograr los objetivos. Los sutiles consejos de un maestro pueden ahorrarte tiempo y esfuerzo. Cuando te pierdes en una gran ciudad, aunque tengas un magnífico mapa, el consejo de un transeúnte local te ahorra mucho tiempo.

Un joven llevaba muchos años buscando un buen maestro. Llegó donde un profesor vivía, en lo profundo de las montañas con unos pocos alumnos. Fue recibido con amabilidad y expresó su intención de aprender del maestro. Observándolo por un rato el maestro le sirvió una taza de té justo hasta el borde, indicándole de esta manera que no podía recibir más alumnos. El joven miró la taza y comprendió. Bajo la mirada debido a su tristeza y notó un grano de arroz en el piso. Lo recogió y suavemente lo puso dentro de la taza de té sin que se derramara. Levantó su mirada hacia el maestro con esperanza, mostrándole que era posible un espacio para él. El maestro se dio cuenta entonces que el joven era de aquellas pocas personas que logran comprender la profundidad del arte marcial. Lo aceptó como alumno con alegría.

Es difícil encontrar un alumno humilde e inteligente que comprenda lo profundo de la práctica y lo desarrolle. Cuando un profesor se encuentra con una persona de estas cualidades, lo toma como una preciosa perla en sus manos.


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Artículo original:
Find Your Teacher and Practice Humbly” by Dr. Yang, Jwing-Ming, January 7, 2008
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Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz