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14.11.08
La lanzadera como movimiento marcial
“La dama de jade teje en la lanzadera” es un movimiento de defensa primero y ataque después que demuestra la necesidad de la presencia del yin y el yang en cada movimiento del tai chi chuan.
“Si el adversario te golpea en la cabeza, baja la postura, aplica la muchacha de jade, intercepta el ataque por encima del codo y asesta el golpe con la palma de la otra mano”, dice el Maestro Wong Kiew Kit en su libro “El arte del tai chi chuan”.
La mano que utilizará la energía yin es la que, en primer lugar defiende absorbiendo esta energía desde la tierra, y elevando el brazo de manera circular por delante del cuerpo hasta interceptar el golpe del adversario. El movimiento continúa ascendente, llevando el brazo del atacante consigo hasta desviar la energía del golpe por sobre la cabeza propia.
La mano que utilizará la energía yang es la que, luego de la defensa, realizará el ataque. La energía yang proviene del cielo y entra al cuerpo por la coronilla y desde la columna se abre hacia las manos. Pero también el golpe surge desde el enraizamiento y la onda de energía que se eleva por el cuerpo desde la tierra, abriendo el pecho y llevando también, desde allí, energía a las manos. Recordemos que en el tai chi chuan los ataques no se realizan con fuerza física sino con la energía interna. Entonces, una vez desviado el ataque del adversario, se ejecuta un golpe con la palma de la mano dirigida al centro del pecho del atacante o también hacia las costillas.
La postura de los pies es asimismo importante ya que cambiaran de yin a yang y viceversa con el traslado del peso del cuerpo hacia el pie de adelante. La coordinación entre el movimiento de los pies y de ambos brazos es muy significativa en este movimiento debido a que con un sólo paso es necesario realizar los dos movimientos de brazos. Esto implica que no se debe llegar al máximo yang en los pies habiendo ejecutado sólo el movimiento yin de los brazos, lo que significa que no hay que trasladar el peso completo del cuerpo hacia delante habiendo solo realizado el movimiento de defensa. Sino administrar el traslado del peso para lograr ejecutar los dos movimientos de brazos durante el mismo.
Tener claro a donde hay que llevar la energía es otro punto importante en todos los movimientos de tai chi chuan. En este caso hay que concentrarse en primer lugar, en desviar la energía del adversario justo por sobre la propia cabeza, sin obstruir la visión con el brazo ni exagerar el movimiento ascendente con el riesgo de perder el contacto con el brazo del adversario. Y en segundo lugar llevar la energía propia hacia el centro de palma de la mano y desde allí directo al centro del pecho del atacante en el momento de asestar el golpe.
Al tener claro la intención que se le debe dar a la energía será posible sentirla manifiestamente y permitir que la misma llegue al destino deseado sin interrumpir esta trayectoria con los pensamientos. Esta sensibilidad le dará fluidez al movimiento y la expansión justa a la energía para que cuando llegue a su máximo en el momento del golpe, pueda contraerse nuevamente y regresar al centro de cuerpo, el dantien inferior.
Cualquier desequilibrio entre las fuerzas yin y las yang, tanto en los movimientos de brazos como de pies, harán que el movimiento en sus facetas marcial o terapéuticas pierda eficacia en alguna medida. El exceso de yang producirá desenraizamiento y demasiada expansión de energía al punto de no poder recuperarla. El exceso de yin limitará la fluidez de la energía y la misma no llegará al destino deseado.
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Las imágenes pertenecen al libro:
“El arte del Tai Chi Chuan” del Maestro Wong Kiew Kit – ISBN 842702357X
Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz