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24.10.08

La importancia del yin


El conocido símbolo del yin y el yang se llama tai chi (o taiji en chino tradicional). Este símbolo muestra el equilibrio de la naturaleza que surge a partir de las dualidades opuestas y complementarias de todas las cosas.

En el tai chi chuan, la comprensión de este símbolo es de suma importancia ya que nos permite comprender la esencia del equilibrio interno y externo, emocional y físico, entre el ataque y la defensa. Así como en este símbolo el máximo yang se convierte en yin y viceversa, en el tai chi chuan un movimiento de ataque, cuando llega a su máxima expresión, se convierte en un movimiento de defensa. La expansión de la energía no es infinita, sino que en un punto la energía comienza a contraerse y cuando llega al máximo de contracción posible, se expande nuevamente.

Este proceso de transformación sucede constantemente en todas las cosas de la naturaleza. Si se interrumpe por algún motivo, surge un desequilibrio, con exceso de una de las dos partes.

La Forma del tai chi chuan es una sucesión de estados yin y yang. Cada movimiento del tai chi chuan posee a su vez una faceta yin y una yang. Las manos también se encuentran una en estado yin y otra yang. Lo mismo sucede con los pies en la caminata de “lleno y vacío”. El tai chi chuan es el arte del equilibrio por excelencia ya que todo movimiento, por mas mínimo que sea, representa una parte de la dualidad y al llegar al máximo se convierte en su complementaria.

Sucede que la tendencia actual de las personas es hacia el estado yang. Se ve reflejado en los practicantes cuando por ejemplo, al realizar la Forma, el movimiento de la esfera se ve desdibujado. Y como decía más arriba, cada movimiento tiene su parte yin y su parte yang. Es común observar que la mano yin no encuentra el sentido del movimiento que debe hacer o simplemente esa mano no se mueve.

La mano yin es muy importante porque es la que defiende y si no defiendo primero no podré atacar luego. Si no tengo un correcto yin, el yang no tendrá sentido de existir, será exagerado y sin efecto. Por ejemplo, en el movimiento “cepillar la rodilla”, la mano yin limpia un golpe por encima de la rodilla propia, si ese objetivo no se logra, el golpe al corazón que debe efectuar la mano yang no se podrá llevar a cabo. Lo mismo sucede en otros movimientos como “acariciar la crin del caballo” o “la dama de jade teje en la lanzadera”. Una mano debe defender para que la otra pueda atacar libremente.

Con los pies sucede lo mismo. El pie yin es el vacío, el que no tiene peso. Es un fiel indicador del exceso de yang. El pie vacío no debe despegarse del piso, toda la planta del pie debe estar apoyada completamente en la tierra. Si el pie vacío es el de adelante y se levanta la punta de los dedos, hay un exceso de yang en la pierna de atrás. Si el pie de atrás es el yin y se levanta el talón, el exceso de yin esta adelante y en cualquiera de los dos casos la persona esta desenraizada.

Muchas veces nos concentramos en el ataque, en el golpe, en la intención de llevar la energía desde el pie lleno hasta la mano que golpea, pero nos olvidamos de llevar energía a la mano que defiende y de dejar bien pegado en el piso el pie que me conecta a la tierra.

Para que el tai chi se encuentre en equilibrio el yin y el yang deben tener la misma proporción y la transmutación debe ser fluida. El cuerpo y la mente deben tener la misma consideración por el yin que por el yang, ambos son igual de importantes, comprendiendo que el equilibrio entre ambos es la única manera de ganar un combate o de sanar. Porque sin defender es imposible atacar, sin ceder es imposible avanzar, sin aceptar es imposible sanar.




Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz