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25.6.14

Volver a nuestro grupo de práctica

Para sentirnos contenidos, para compartir los movimientos, la respiración, para estar en un espacio donde todos estamos.

A veces sucede que nos alejamos del grupo de práctica, sea por compromisos, viajes, situaciones de la vida. Eso no es un problema. Cuando llega el momento, la agenda personal se acomoda, regresamos al grupo.

Si cuesta volver, por miedo a la crítica o a las represalias por haberse distanciado, hay dos cosas por considerar: soltar el rollo mental y simplemente volver, o si, el grupo efectivamente hace reclamos, preguntarse si es el lugar donde se quiere estar.

Pero en fin, cuando estamos lejos del grupo surge una sensación de distancia, de necesidad no satisfecha, una sutil traba interior. En la práctica individual la energía fluye distinta que en la práctica grupal y eso se siente. Es que el grupo en sí armoniza a sus miembros, contiene. La energía del grupo genera un campo energético mayor a sus miembros y eso lleva a que la energía impacte de manera amplificada en las personas. En un grupo bien conformado logramos mas porque siempre la energía nivela para arriba.

Qué es un grupo “bien conformado”? Un grupo donde hay respeto por cada miembro en su presencia y en sus individualidades, donde hay espacio para todos: los nuevos, los viejos, los buenos, los malos y cada uno comprende que su aporte es valioso. Aportes que son presencia, energía, vibraciones, frecuencias, emociones, pensamientos, pero no en palabras ni en acciones sino a través del estar. Para que el grupo este conformado las personas que lo forman deben ESTAR en él.

A veces la práctica grupal es tan maravillosa que dejamos de lado la práctica individual, porque sentimos que no lograremos lo mismo. La práctica individual es distinta a la grupal y no deberíamos intentar conseguir lo mismo en ambas.

Otras veces simplemente dejamos la práctica individual vaya a saber porqué!

Volver a la práctica individual es importante porque es encontrarse con uno mismo. Sin un grupo que respalda y ayuda aparecen cosas personales e individuales en las que trabajar. Ese trabajo personal luego se lleva al grupo y enriquece.

La práctica individual es nuestra joya mas valiosa y el grupo de práctica al que pertenecemos lo es también.

Es un ida y vuelta, yo le doy al grupo lo mío y el grupo me devuelve. Retroalimentación constante que surge de estar con uno mismo y de estar en el grupo.