BUSCAR EN TAI CHI DEL PARQUE

16.5.12

Hacer el propio mapa, construir el propio camino

Vamos a la clase de tai chi, de meditación o de yoga y el profesor nos indica qué hacer, nos ayuda cuando nos desconcentramos a través de unas palabras contenedoras, nos marca amablemente los errores, nos lleva hacia la relajación y comparte con nosotros su fórmula para la vida en armonía.

Cuando llegamos a casa y queremos repetir algo de lo aprendido en la clase, no nos sale nada. Ni siquiera podemos concéntranos por unos minutos, los pensamientos parecen imparables. Por supuesto, si siempre nos dice qué hacer, cuando estamos solos y nadie da las indicaciones, no sabemos que hacer.

Nos dejamos llevar por las palabras, por los movimientos sin prestar ninguna atención, imbuidos en una idealización, en el objetivo de relajarnos y escapar de la tediosa vida que llevamos. Hay una gran diferencia entre dejarse llevar por la mente, con dejarse llevar por el universo.

Dejarse llevar por la mente es mantenerse en la creencia del momento y en el deseo. “Yo deseo relajarme en la clase” y entonces toda la realidad que percibo es en pos de ese deseo.

Dejarse llevar por el universo es estar presente en el aquí y ahora y actuar desde la no acción, como hablábamos en el articulo anterior.

Comprendamos que cuando las clases son un escape, podremos obtener momentos de armonía y relajación, pero siempre, siempre, siempre, tendremos que regresar a la tediosa vida de la que queremos escapar. Cuando las clases son un aprendizaje, son el momento presente, no escapamos a nada y la tediosa vida se convierte en una vida en armonía por merito propio.

El profesor es una guía, pero la fórmula de la vida en armonía la debemos encontrar cada uno, individualmente, en base a la propia experiencia.

¿Cómo lograrlo? Independientemente de la práctica que realices, es tu experiencia en esa práctica lo que te enseñará el camino. El camino lo debe construir uno mismo.

Hace tiempo hice este mapa que indica el camino para llegar al refugio dentro de uno, ese lugar de paz y armonía en el que estamos en unión con el universo y con la vida. Cada uno debe dibujar su propio mapa, porque esta es mi fórmula y la comparto contigo, pero no te va a servir mas que de referencia.


¿Qué te trae al momento presente? Descartemos absolutamente la voz del instructor. Un sonido… de un ave, de un grillo. Un olor, rico o feo... El cuerpo, la postura, el dolor, la incomodidad… la respiración cambiante?

¿Qué te mantiene en el aquí y ahora? Tu respiración, tus percepciones, tu dolor, tu alegría?

¿Qué sucede en tu mente? ¿Qué sucede en tu corazón? Observa eso, te aferras? Rechazas? Guardas para mas adelante? ¿Cómo sueltas todo eso?

¿Cómo te conectas con el resto de las cosas? Te das cuenta que aparte de ti hay otros seres, otras cosas, una tierra debajo de ti, un cielo que te rodea? Cómo sumas eso a tu experiencia en el aquí y ahora?

¿Discutes con el momento presente? Como te das cuenta que estas fluyendo o entorpeciendo el camino? Te das cuenta de tu resistencia?

¿A dónde llegas?

¿Vuelves a empezar? Sin reproches, sin pensamientos? Si, vuelve a empezar!

Si respondes las preguntas, escribes las respuestas. Hazlo tangible, dibuja en un papel y pégatelo en la heladera. Aunque te lleve tiempo realizarlo, ten paciencia y dibuja paso a paso, en función de cada experiencia.

Y sobre todo, tenlo presente. Ese tu mapa, tu experiencia, tu fórmula. USALA!


Recomiendo leer el artículo anterior que complementa este: Consecuencias de palabras y actos