Son cada vez más los padres que buscan alternativas para sus hijos. El tai chi, el yoga, el Reiki, la música, la expresión corporal, la pintura y tantas otras disciplinas se presentan hoy día como alternativas a las actividades extra-escolares habituales (deportes e idiomas).
En China, los niños practican tai chi desde edades muy tempranas, pero ello no quiere decir que lo mismo sea posible para nuestros hijos occidentales. El tai chi en China forma parte de su cultura y los niños traen ya en sus genes el entrenamiento, la flexibilidad necesaria y la memoria para la práctica de esta disciplina. Nuestros hijos (en Argentina) conocen desde pequeños el mate y el fútbol, por lo tanto no supongamos como padres que un niño tendrá automáticamente la templanza y la paciencia de un niño chino, necesarias para la práctica de tai chi.
Como ya he explicado anteriormente, el tai chi es un arte marcial (ver artículo “¿Qué es el tai chi?) que moviliza la energía interna del cuerpo, con lo cual, a través de la práctica también es posible mejorar la salud física, mental y emocional.
Desde el punto de vista marcial del tai chi, ¿qué puede hacer esta disciplina por un niño? Como cualquier arte marcial bien enseñada, el tai chi ayudará al niño a:
● Focalizar su mente y su intención: cuando se aprende a golpear se está aprendiendo a focalizar y a dirigir la mente a un lugar específico. Esta capacidad desarrollada se lleva fácilmente a otros ámbitos como la escuela y los estudios.
● Desarrollar la atención interna y respecto a lo que sucede alrededor: cuando se aprende combate se está aprendiendo a percibir lo que está alrededor y al mismo tiempo lo que sucede en el interior. Los niños de esta manera aprenden a percibir sus emociones y pensamientos mas claramente y las características de las situaciones en las que se ven participes.
● Controlar los impulsos y actuar desde la calma: uno de los principios del tai chi es ceder y luego atacar, siempre desde el centro de uno. Con la práctica disminuye notablemente lo impulsivo de la persona, priorizando siempre mantenerse en eje, no importa lo que suceda alrededor. De esta manera toda acción que se lleve a cabo surge desde la armonía interna.
Desde el punto de vista terapéutico del tai chi, o sea de los beneficios que brinda para mejorar la salud física, mental y emocional, permitirá en los niños:
● Mejorar el sistema inmune en general: está comprobado que la práctica de tai chi mejora las defensas del cuerpo. Esto se debe a que la energía que protege el cuerpo se potencia y tonifica con la práctica de esta disciplina y así al cuerpo no ingresan ni virus ni bacterias que lo enfermen.
● Calmar la mente y conectarse con la tierra: a través de la respiración abdominal con la que se practica el tai chi y los movimientos mismos de la disciplina, la mente se tranquiliza y se aprende a concentrar el pensamiento en lo que se está haciendo en cada momento. Al conectar el cuerpo con la tierra que lo sostiene, los pensamientos densos se sueltan y la mente deja de divagar en el pasado, el futuro o en la fantasía.
● Equilibrar las emociones y encontrar la armonía interna: los movimientos llevan a que la energía interna del cuerpo circule eficientemente. Esta energía se estanca y genera bloqueos y tensiones cuando las emociones nos superan. A los niños les sucede lo mismo. Cuando estos bloqueos persisten, surgen desequilibrios emocionales, dolencias físicas y enfermedades. El tai chi permite limpiar los bloqueos y reestablecer la circulación de la energía logrando que el niño se sienta equilibrado y en armonía.
La práctica de tai chi no se debe apurar. La simple perseverancia y continuidad en la misma trae aparejado los beneficios arriba explicados. No esperemos que el niño se “tranquilice” o mejore su rendimiento en la escuela luego de un par de clases. La práctica de tai chi lleva a cambios profundos, lentos, paulatinos pero duraderos y los niños se pueden ver muy beneficiados por la misma, si los acompaña la paciencia de los padres.
Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.