Hola a todos! Bienvenidos al 2010!
Me he tomado casi dos meses de vacaciones. Sigo de vacaciones, esta es la primera tarea, de todas las que hago, que retomo este año. Recién me reencuentro con mis pacientes y alumnos la semana próxima.
De manera consciente y decidida, el mes de enero puse mi energía en una tarea totalmente diferente, que cuando decidí llevarla a cabo, a fines del año pasado, consideré que iba ser necesaria toda mi concentración en la misma para que el resultado sea solo exitoso. Y lo fue. Ahora que ya no es necesaria tanta atención, puedo volver a Tai Chi del Parque. Agradezco a todos (alumnos, lectores, pacientes, amigos) que han tenido la amabilidad de esperarme.
La energía que circula por nuestro cuerpo, aunque debiera hacerlo de manera fluida y siempre por lo canales correctos, se dispersa a causa de nuestras emociones y percepciones sensoriales. Las emociones representan el fuego del cuerpo y como el elemento mismo, son poderosas y, descontroladas, se comen todo en el camino y se expanden sin límite.
Para controlar el fuego el cuerpo necesita agua, que representa la razón, la mente intelectual que es perseverante, fluida y fría por naturaleza. Cuando el agua logra controlar el fuego es cuando volvemos a nuestro centro luego de una explosión emocional. Pero el fuego no debe apagarse del todo, sino el agua desborda causando inundación y estancamiento. El agua también puede ser destructiva como el fuego. Es el equilibrio entre ambos elementos el que cada persona necesita para poder poner su energía donde debe estar en cada momento.
Si cuando uno está en camino a un objetivo se deja influenciar demasiado por las opiniones de los otros, por los miedos o ansiedades, pierde el foco en el objetivo y la energía se dispersa. Por otro lado, si uno no se permite sentir nada, semejante rigidez no permite avanzar. El agua nos ayuda a fluir entre los obstáculos emocionales que debemos ver, analizar, soltar y dejar atrás para seguir avanzando hacia el destino deseado.
No es tarea fácil. Todos opinan sobre los demás y uno escucha lo que los otros dicen. Vemos, sentimos, percibimos cosas que hacen tambalear nuestra decisión o de repente surgen otras prioridades, que al analizarlas en profundidad no son tan urgentes o son urgencias de los otros, no propias. Mantener la energía en donde deseamos que esté requiere un ejercicio constante de observación y análisis de lo que sucede en nuestro ser. Cada vez que surge una emoción, en vez de dejarse llevar por la misma, hay que observarla y analizar su validez y relación con el objetivo. Cada vez que lo que escucho o lo que veo me lleva a una crisis de nervios es necesario frenar ese proceso y pensar con frialdad (con agua) sobre lo percibido y analizar si es propio o ajeno y si es válido en cada caso en particular.
¿Cómo se hace? Es la gran pregunta, como evitar caer en los procesos habituales de descontrol emocional característico de todos los seres humanos (nadie se salva de esto, somos seres emocionales). Meditando. Eligiendo la meditación ante todo.
Meditar (del latín meditāri).
» Aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo. Diccionario De La Lengua Española.
No es una técnica con marca registrada. Es la elección de frenar 3 minutos antes de enloquecer. Todos tenemos la posibilidad de decir “Espérame 3 minutos”, retirarnos al baño, al auto, al patio, sentarnos y respirar. Para así buscar que el agua controle el fuego, o sea buscar que la mente intelectual controle las emociones que están surgiendo de manera descontrolada y entonces poder tomar una decisión consciente, que será: a) Decir que no y mantener nuestra energía donde debe estar, en el objetivo deseado; o b) decir que si y entonces conscientemente elegir un nuevo foco de atención, es decir un nuevo lugar donde poner la energía.
Piensen por que no entienden eso que han hecho, o porque no resultó todo como se lo imaginaban al principio. ¿Dónde, cuándo, por qué apareció la fogata que les cambió el camino?
Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.