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21.2.09

Transitar las situaciones, caminar por la tierra


Hace unos días un taxi chocó mi auto en una intersección. Fue un accidente fuerte y a pesar de que el auto quedó bastante dañado, tanto a mi hija como a mi no nos pasó nada grave. Unos días después mis familiares me preguntaron como me sentía. Luego de pensar mi respuesta dije: “Mas o menos, el accidente está pasando por mi cuerpo”. No era una sensación de estar mal pero tampoco de ya estar del todo bien. Esto me hizo reflexionar.

Las situaciones, las emociones, las vivencias entran a nuestro cuerpo, a veces fuertemente, otras veces de manera suave. Pero es prácticamente inevitable, uno debería ser muy frío para no verse afectado nunca por ninguna situación o emoción. Lo importante es comprender que esta situación no puede dominar nuestra vida o nuestras acciones, sino que debe transitar por el cuerpo y salir del mismo cuando sea el momento, perturbando lo menos posible nuestro equilibrio.

La única forma para que las situaciones pasen por el cuerpo y salgan del mismo es estar conectado con la realidad, con el aquí y ahora. Esto lo logramos mediante la conexión con la tierra, tonificando el yin. Si nuestro cuerpo está bien enraizado y nuestra sensación de realidad parte desde la tierra que estamos pisando, será posible descargar a través de esta conexión las emociones que nos invaden y las situaciones difíciles que vivimos.

Si no hay enraizamiento, nuestros pies, aunque físicamente toquen la tierra, están levitando y no hay conexión posible. La energía se va hacia la cabeza sobrecargando nuestro yang, creando pensamientos confusos y obsesivos que no nos permiten ver la realidad claramente. Estar en “otro mundo”, negar la realidad, no aceptar lo que nos sucede o lo que sentimos, hace que estas situaciones difíciles o emociones fuertes se estanquen en el cuerpo y a largo plazo causen una enfermedad.

Por ello es muy importante permitirnos vivir lo que sea necesario, la tristeza o el miedo, el shock del accidente en mi caso, para que transite por el cuerpo y luego se descargue hacia la tierra.

El tai chi chuan por supuesto ayuda mucho a conectarnos con la tierra y fue luego de dos o tres clases de tai chi chuan que comencé a sentirme más liviana. La práctica de la caminata, lenta y consciente, apoyando un pie y luego otro, coordinado con a respiración, genera una fuerte conexión con la tierra. Si en la exhalación nos concentramos en el pie yang, el que sostiene la mayor parte del cuerpo, y sentimos que a través del punto de meridiano de riñón 1 descargamos aquello que deseamos eliminar y a u vez exhalamos con la misma intención, luego de unos minutos de práctica diligente comenzaremos a ver efectos positivos y a sentirnos aliviados.

En distintos sistemas de qi gong existen movimientos específicos para abrir la conexión con la tierra, tonificar el yin o regular el exceso de energía yang. Particularmente me gusta un ejercicio de la serie de Wu Dang I que se llama “El ave fénix abre sus alas”. El mismo consiste en inspirar subiendo los brazos por los laterales del cuerpo hasta la cabeza, donde las palmas se sitúan sobre la coronilla. Luego, las manos describen un pequeño círculo en sentido horario por encima de la misma, reteniendo la respiración. Al exhalar, las manos descienden por delante del cuerpo con los codos relajados hacia abajo, terminando en el dantien inferior soltando los brazos a los costados. Durante el ascenso la concentración está en las palmas de las manos (lao gong) que durante la retencion respiratoria captaran la energia en exceso la harán descender en la exhalación hasta las piernas y hasta el punto de meridianos de riñon 1 y el suelo. Es un excelente ejercicio que permite equilibrar las energías yin y yang del cuerpo y abrir la conexión con la tierra.


Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz