El árbol en el arroyo

“La lluvia de verano ha lavado el paisaje. Lo colores de la naturaleza son ahora más profundos. Oscuros y silenciosos arbustos brillan en los campos, la tierra está negra y húmeda.

El árbol se erige en el sinuoso arroyo. Yace con los brazos estirados como si estuviera en reposo, mientras todo alrededor se encuentra en movimiento, como la niebla.

El arroyo se hunde en su curso. Las corrientes en la profundidad son fuertes, los círculos que surgen en la superficie son el trabajo de las incontables gotas de lluvia.

El árbol da cobijo al serpenteante arroyo. Se encuentra solo como si fuera una criatura perdida en sus pensamientos. Sus ramas se balancean entre los impulsos del agua y del viento.

La tormenta que empapa su corteza pasa lentamente y el distante sol se asoma entre las nubes. La atmósfera está cargada de incontables partículas. El árbol espera, silencioso.

Como el halcón que flota sobre el valle con sus alas abierta y en total quietud, el árbol descansa en el aire. Sus frondosas ramas se sostienen en la luz como criaturas voladoras emergiendo del arroyo.” (*)

Este poema representa la visualización necesaria para el ejercicio explicado en el artículo “Comenzar el año en equilibrio” de más abajo.

El Zan Zhuang Qi gong posee una serie de posturas estáticas, como el “Abrazo del árbol”, en las que es necesario reconocer y hacer tangible en alguna medida la energía del árbol. Los pies se convierten en raíces profundas, los brazos en ramas frondosas, las articulaciones se relajan flexibles como las ramas más pequeñas, para que el viento no las quiebre. La columna, como el tronco del árbol se erige recta hacia el cielo. La quietud externa del árbol no prohíbe una intensa actividad interna en la que la energía, como la savia, fluye por el cuerpo, sanándolo.



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(*) Extraído del libro “The Way of Energy” del Maestro Lam Kam Chuen (ISBN 0671736450 Ed. Gaia Original) © Gaia Books Limited.


Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz