BUSCAR EN TAI CHI DEL PARQUE

20.7.15

Crónicas de un auto-retiro



 

Sola en Los Reartes, Córdoba, Argentina

Entrando en la soledad… acostumbrado camino ya de ir hacia dentro. Hay que ser valiente, todas las veces, aunque se un camino ya recorrido. Uno nunca sabe con qué se va a encontrar. Si tuviéramos todo resuelto no estaríamos aquí y ahora. Aun hay trabajo dentro mío por hacer.

Lo primero con lo que me encuentro es con la angustia. Ay! mi tan querida angustia que hace a mis lagrimas caer! Una angustia que no es de soledad pero que surge en la soledad. Angustia por el peso que voy soltando, por los vínculos energéticos que dejo de sostener, por todo lo que con la soledad y la distancia deja de ser una demanda y se disuelve en la nada. Aliviarme me libera y para liberarme necesito llorar un poco, darle espacio a la angustia, dejarla ser…

Luego me conecto con el cuerpo y una desesperada necesidad de caminar. Hace días que tengo abandonada la rutina de caminata matutina y el cuerpo me la reclama. Apenas me instalo salgo a caminar por la vera del rio, en busca de mi almuerzo. He venido sin auto con el sentido de no sucumbir a la pereza. A caminar se ha dicho!

Ah! La libertad de la no rutina y el deseo de practicar por practicar. Puedo meditar cuantos minutos quiera. Hacer la forma de taichí que quiera, y no preocuparme porque nadie me sigue. Hacer el chi kung que surge en el momento según lo que mi cuerpo me va pidiendo.

En una tarde de sol me voy alineando, por dentro, por fuera. Dejo ir todos los demonios, las densidades, las tensiones. Mi cuerpo entra en armonía, mi mente lo sigue de a poco… respiro la vida de la sierras sin pensar en dar indicaciones correctas. Para mí, que enseño casi todo el tiempo, practicar sin enseñar es un privilegio.

Agradecida de este privilegio, dedico mas de un par de horas a practicar sola mientras algunos seres me miran. Los perros del lugar… uno de ellos se hace mimos con mi cuerpo mientras estoy sentada en mi meditación. La gente del lugar habla bajito. No saben que no me molesta ni un solo ruido, ni una sola voz. No hay un momento perfecto en el que todo es silencio y allí uno se dispone a practicar. Es al revés, uno practica y el momento perfecto va sucediendo, así, tal cual está siendo la tarde.


Descanso mientras tomo la merienda sentada en el patio y luego salgo a caminar. A recorrer, a mirar. La meditación no tiene mayor sentido si no nos permite conectarnos con lo que hay mas allá de uno. Y lo que hay mas allá de mi en este momento es maravilloso, ¿cómo no dedicar un tiempo para apreciarlo?

Regreso justo para el atardecer. Bello sol que se esconde y es imposible no aprovechar esa energía. Como mi sistema energético ya está mas disponible (limpio y armónico, alivianado, entonces puedo dejar entrar al universo entero, conectar con lo que hay para hacer…) me surgen ganas de hacer algo por todos.

Es tan loco hacer algo por todos cuando uno no hace nada… simplemente hace lo suyo. Dedico a todos los seres mi práctica de amor incondicional… el chi kung de la mente-corazón que muchos de mis alumnos conocen, que es para abrir el corazón y anclar energía del amor en la tierra. Dentro de la burbuja rosa práctico la meditación del amor benevolente (una de las 4 moradas sublimes) y envío amor, paz y felicidad da todos los seres, a mi misma y en especial a mi amiga Clara y a su familia, por el momento difícil por el que están pasando ahora. Nunca me olvido de mi familia, sanación y amor a mi marido, mi hija, mi mamá y mis hermanos.

Esta mañana me desperté con armonía. Me agradezco a mi misma por haberme dado este tiempo y este regalo. Sé que los seres de luz que siempre me acompañan están felices de que yo esté haciendo esto. Estoy feliz porque me veo y veo que he crecido…

Era una mañana soleada y apenas después de desayunar salgo a caminar. Busco un lugar en el río para hacer una práctica matutina en la que lentamente mi mente se alinea con el todo y aparece ese momento en el que me uno se dice “ah! no estoy pensando!” y obviamente con ese pensamiento el hechizo de rompe, pero queda el completo registro de haber estado mas allá del pensamiento y del no-pensamiento. Sin darme cuenta fui el río, fui los arboles, fui la arena…


Práctica matutina

 


“No tengas miedo a ser quien eres”

Hace unos días mi maestro zen nos regalo esa frase, dicha por una monja tibetana. Me resuena en este momento caminando por la montaña mientras me pregunto si ahora soy todo lo que soy.

Recuerdo un par de años atrás cuando tenía miedo de ser la totalidad de lo que podía ser. Una parte de mi quedaba trabada por el miedo y andaba por la vida como media Marcela, o tres cuartos.

Hay que animarse a ser eso que uno es en cada momento. A veces es necesario irse al medio de la montaña… siempre tenía la idea de venir a la montaña y gritar todo mi enojo porque tenía miedo de expresar el enojo en mi entorno habitual y destruirlo todo. Tal vez es necesario salirse del entorno, encontrar un espacio-tiempo donde nada haya que sostener y no haya demandas que responder, ahí podemos ser realmente todo lo que somos, con la tristeza, con el enojo, con el pensamiento, con el cuerpo maltrecho, con lo que hay.


Estoy contenta porque me fluyen las palabras, dichas y escritas. Eso significa que mi sistema energético se está recalibrando muy bien. Hacía días que no podía escribir y eso es para mi señal de que mi energía está intoxicada y mi sistema sobredemandando. Cuanto voy entrando en sintonía mi naturalidad aflora, y yo naturalmente escribo.

Hacen falta 3 días para recalibrar el sistema energético. Dato importante a tener en cuenta. Cada uno tiene sus señales de bloqueo, hay que verlas, no permitirse llegar al colapso. Luego es aun mas difícil recomponer la energía.

Estar

Podemos estar justo al lado de alguien y no estar.
Podemos estar a mil km y seguir conectados.
Si sienten desde su corazón, saben quien está y quien no.
El desafío de esta época es quedarse, dejar de escapar. No importa lo que suceda, hay que estar en la red.
Dejar de usar la espiritualidad como excusa para irse. Nuestra aporte es en el aquí y ahora sino no estaríamos en plano físico.
Desde el medio de la montaña, acá estoy, haciendo mi aporte al aquí y ahora.

Abrazo del árbol
Como no aprovechar este bosquecito para un abrazo del árbol…
Una con los árboles y me despido de este viaje. Retorno a casa.