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26.4.12

Etiquetas

(Republicación)

El fin de semana fui al supermercado, me compré un frasco de Eficiencia. Cuando llego a casa leo la etiqueta que decía: Si usted es eficiente tiene el deber de serlo siempre y nunca echarse de holgazán o hacerse un poco el vago. A su vez, tiene el derecho de quejarse de las personas ineficientes, por ejemplo, sus gobernantes.

Mi marido se compró una caja de Rigidez. La etiqueta decía: usted tiene el deber de ser rígido siempre, pues así se lo indica esta etiqueta. Los posibles daños colaterales son: colapso ante el cambio, resistencia y enojo frecuente, dolor en las articulaciones. Sus derechos, por ser un rígido son: menospreciar a las personas que se adaptan fácilmente a las situaciones de la vida, como por ejemplo, los “new age”.

Mi hija se compró varias botellas de “Buena Alumna”. La etiqueta detallaba asimismo los efectos colaterales de dicho producto. Entre los deberes se encontraban tener notas de 90% o más, sobre-exigirse y tener tendencia al perfeccionismo. Entre sus derechos se encontraban la intolerancia a los compañeros, la impaciencia y la frustración.
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Con cada etiqueta que compramos adquirimos también ciertos derechos y obligaciones que creemos debemos cumplir. Al definirnos de una determinada manera: bueno, malo, rígido, flexible, eficiente, trabajador, vago, enojón, bella, interesante, aburrido, tímido… creemos que adquirimos el DEBER ser así todo el tiempo y a su vez creemos que adquirimos el DERECHO de realizar actos en función de la etiqueta.

“Soy una persona tímida, siempre seré así y por ello no hablo con nadie.”
¿Hay momentos en los que la persona no es tímida? Si existe un solo momento así, la etiqueta y los deberes y derechos ya no son tan válidos…

“Soy una persona enojona, entonces todo me enoja y actúo desde mi enojo.” ¿Realmente es siempre así?

Soy una persona vulnerable…Soy una persona fuerte…Soy una persona depresiva…Soy una persona activa….¿Todo el tiempo, ante cualquier situación? ¿Puede ser que no?

Cuando compramos la etiqueta automáticamente nos definimos como algo estático que no tiene variaciones ni cambios. Pero la etiqueta es ilusoria, realmente no existe. ¿Quién la demanda? Muchos responderían que la demanda la sociedad, debemos ser como la sociedad nos dice. Pero en realidad uno mismo se demanda cumplir con la etiqueta que se pone.

No pasa absolutamente nada si cambiamos, si soltamos la etiqueta y somos cualquier cosa en cada momento. Y al momento siguiente somos otra cosa. Y realmente es así, uno no es siempre de igual manera.

- ¡Pero… si yo no soy así entonces pasa algo!- Esa es la mente que habla al resistirse al cambio. Es más fácil ser siempre igual (o creer serlo). Cambiar implica adaptación, flexibilidad.

Esa flexibilidad nos permite vivir fluyendo con el universo, que también está en constante cambio y no se etiqueta. Y aun así, debemos tirar la etiqueta de Flexible, pues algunas veces será más difícil y seremos rígidos, quedaremos atascados en el camino y enojados con ello.
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Regresé luego al supermercado y devolví frascos, cajas y botellas. - ¿Motivo de la devolución? – me preguntó la chica de Atención al Cliente. – No me sirven estas etiquetas… somos lo que vamos siendo – respondí.

UNO MISMO ES EL QUE SE IMPONE SER COMO SE DEFINE. UNO MISMO ES UNICO QUE SE PUEDE DAR PERMISO PARA SER OTRA COSA… Y OTRA COSA, Y OTRA COSA….