La energía, el Chi, circula por los meridianos en cuerpo. Sube y baja, va hacia el centro y luego hacia los extremos. Abastece todo el cuerpo en su totalidad: órganos, tejidos, músculos, huesos, cerebro, sangre.
La circulación energética se puede bloquear por distintos motivos: apegos emocionales, pensamientos recurrentes, factores climáticos, accidentes, etc. Cuando un bloqueo sucede, el meridiano, es decir el canal por donde circula la energía, queda taponado. La energía se congestiona en ese punto y va formando como una pelota que crece continuamente ya que llega cada vez más energía y queda estancada allí. Desde el taponamiento hacia adelante, el meridiano se va vaciando lentamente.
Cuando la congestión energética perdura en el tiempo, esa pelota de energía se solidifica y se convierte en materia, generando un nudo en la espalda, un quiste, un nódulo o una enfermedad, por ejemplo, que luego debe tratarse médicamente para liberar el meridiano y curar la dolencia física.
Así como dentro del cuerpo, en el universo existen también canales por donde circula la energía. Entre una persona y otra fluye energía, en una familia fluye energía, en el trabajo, en la escuela. Entre la naturaleza y las personas circula energía. Entre el sol y las personas… entre la luna y las personas… infinitos los 10.000 seres de los que habla el Tao Te King o las 84.000 cosas de las que habla Buda. Números que manifiestan la totalidad del universo, un universo que es energía electro-magnética (yang) y gravitatoria (yin).
Luego de muchas horas sentado en meditación, uno comprende que cada ser que existe es una manifestación de la energía del universo, y aun mas, todos somos lo mismo, partes de esa energía, manifestaciones….
Una manifestación energética siempre que sigamos la corriente, siempre que no nos convirtamos en el tapón que obstruye el camino!
El hígado que funciona correctamente es una manifestación de energía en nuestro cuerpo. El hígado que está enfermo es una congestión de energía estancada que obstruye y enferma aun más.
¿Ya sabes como pasas de ser una maravillosa manifestación de energía a ser una congestión estancada? A través del APEGO.
Cada vez que te quieres quedar con lo que eres, pasas a ser un tapón. Cada vez que te resistes a lo que el universo te propone pasas a ser la congestión. Cada vez que no prestas atención al momento presente y haces una acción calculada hacia un fin, dejas de ser una bella manifestación de energía en el fluir del universo y te conviertes en una cogestión aferrada a tus “lo que sea”, te estancas, te quedas quieto, y lo peor aun, no permites que nada más suceda.
Cuando sientes una emoción o te atrapa un viento fuerte, tus pensamientos se disparan y le agregan a lo que sucede un plus, positivo o negativo (lo amas o lo odias). “El viento me enfermará…” “Tan triste es lo que sucede…” “Que bella mañana para…” y luego haces planes para aprovechar lo bueno y de la manera mas rápida posible, deshacerte de lo malo.
Todo eso va quedando un tus meridianos, pensamientos, emociones a las que te apegas, factores climáticos a los que le tienes miedo, situaciones que te gusta o no te gusta vivir forman las pelotas, los bloqueos que te duelen, te enferman.
En mayor escala, sucede lo mismo con todo tu ser. Eres el viento que de repente no quiere soplar y se queda quieto, taponando. Eres la bella mañana que no quiere ser tan bella y se enoja. Eres la tristeza que no desea llegar. Bloqueas tu vida por tu apego a ser o no ser de tal manera, a actuar o no actuar.
Solo a través de la disciplinada observación de la mente uno logra ser una manifestación de energía por un largo rato. Observa los pensamientos que surgen como reacciones a los momentos de tu vida. No los tomes, no los dejes. Allí están, son parte de tu ser pero no te definen, no te gobiernan. Esos pensamientos, déjalos pasar.
Para saber realmente cual es el fluir del universo y seguirlo hay que estar atento al momento presente, dentro y fuera de ti mismo. Tu cuerpo y todo tu entorno, nunca desconectado. De esa manera, desde tu interior sabrás lo que debes hacer, sabrás el camino a tomar y podrás dejar de lado la mente que te da órdenes.
No reacciones, busca el silencio en ese breve momento que existe entre la demanda y la posible respuesta. No seas automático, dejando que sea tu mente la que responda. Calla, observa, siente. No te conviertas en un tapón, manifiéstate!