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7.12.09

¿Por qué nos apuramos a fin de año?


Los seguidores de Facebook respondieron esta pregunta hace unos días. Mi intención era generar un artículo a partir de las distintas visiones de las personas, en un pequeño intento de llevar este blog hacia la web 2.0.

La mayoría coincidió en que nos apuramos en esta época porque queremos llegar a hacer todo eso que queríamos hacer este año y al darnos cuenta que solo nos quedan días nada mas, nos estresamos, porque evidentemente nos quedarán cosas sin hacer!

Leticia dijo: “Porque al acabar el año nos damos cuenta de todo lo que queríamos haber hecho y no hicimos...”

Julián dijo: “
Porque siempre dejamos todo para mas adelante, y en un momento decís: me queda 1 mes del año y ahí empezás a acelerar. Falta de planificación.”

Cuando no logramos hacer aquello que deseábamos es porque la energía ha tomado otros cauces. Esto sucede por tres factores: el interno o la incapacidad de mantener la focalización de nuestra mente respecto a su objetivo. La mente dirige la energía y si la mente se dispersa, la energía también. Si en el camino hacia nuestro objetivo, algo nos interrumpe (una mosca, un suceso, una emoción) la energía cambia su rumbo hacia el nuevo foco de atención y entonces aquello que queríamos lograr inicialmente queda inconcluso.

El factor externo tiene que ver con las circunstancias que posibilitan o no el flujo de la energía. Puede ser que logremos mantener nuestra mente focalizada pero que surjan infinidad de inconvenientes que retrasan el proceso. Por ejemplo, si en pleno invierno deseamos comprar un traje de baño, aunque mantengamos esa intención firme, la tarea resultará bastante ardua, ya que no es una prenda de temporada. Así también sucede cuando queremos cambiar de trabajo en época de recesión. El objetivo se puede lograr pero con mayor esfuerzo y a veces los obstáculos finalmente nos vencen. Otras veces la energía nos muestra que nos es momento aun de hacer lo que deseamos.

El tercer factor es el cambio de prioridades o de foco de manera conciente. No siempre aquello que queríamos lograr a comienzos del año sigue siendo importante a esta altura. Eso nos lleva a cambiar nuestra intención mental priorizando otras cosas y la energía se desvía de su rumbo original.

En cualquiera de las tres situaciones debemos comprender que hemos logrado hacer lo que ha sido posible hacer en función de la situación de uno y su entorno. ¿Quién sabe si realmente era más lo que debía hacer este año o justamente lo que hizo?

Florencia dijo: “Pareciera que hay cosas que uno no puede ver hasta que están a 2 centímetros de tu nariz, tal vez la falta de tiempo es una de ellas! O también puede ser eso de que uno no aprecia lo que tiene hasta que lo pierde... incluido el tiempo y las oportunidades de HACER!”

En nuestra cultura occidental el ocio está mal visto. Las actividades no productivas, en sentido económico o con un resultado material tangible, son una pérdida de tiempo. El tiempo nunca se pierde porque el mismo tiempo es una ilusión. Y las actividades que realizamos en el tiempo, en el día, en el año, solo si son medidas con la vara de la productividad entran en las categorías de pérdida o ganancia.

Cuando mentalmente perdemos el foco en nuestro objetivo, aquello que deseamos lograr, puede ser porque hay otra cosa más importante que vivir en ese momento. Si en vez de estudiar y rendir 20 materias nos entregamos a la lectura de libros o revistas o a escuchar música, simplemente hemos utilizado el tiempo para hacer otra cosa que también deseábamos hacer. Puede ser que hayamos dejado pasar oportunidades pero hemos aprovechado otras. La clave está en disfrutar aquello que estamos haciendo, cualquier cosa que sea, comprendiendo que estamos haciendo exactamente lo que podíamos hacer porque es a donde nuestra propia energía nos ha llevado.

Vanesa dijo: “…no sabemos vivir en el Aquí y Ahora. Nos metemos en el pasado que no podemos modificar (si hubiera hecho, si le hubiera dicho...) y nos comenzamos a hacer problema y angustiarnos por un futuro que aún no pasó.”

Linda dijo: “… no sabemos vivir el presente, es como que el apurarnos nos da la sensación la ilusión de que vamos a poder realizar todo aquello que nos quedó pendiente de este año, olvidándonos de vivir el día a día, disfrutando las bendiciones de cada día que comienza...”

Vivir en el aquí y el ahora, que en tai chi trabajamos desde en enraizamiento, es lo que nos permite focalizar la mente y ser plenamente conscientes de lo que estamos haciendo. Esa conciencia es la que nos da la capacidad de corregir el curso de las cosas. Si mi mente se dispersa y pierdo el foco en el objetivo, cuanto mas rápido tomo conciencia de esa desviación, mas rápido puedo volver a focalizarme en lo que deseo. Esto solo se logra estando enraizados, sintiendo esta tierra que hay bajo los pies, con la mente dentro del cuerpo, sintiendo el mismo y lo que lo rodea, estando presente en el entorno.

Si la mente está en el pasado, lamentando lo que no logró o lo que no pudo ser; si la mente está en el futuro, soñando con lo que será, simplemente ¡no está aquí ni ahora! Uno no se encuentra enraizado y no puede sentir lo que está sucediendo. Entonces sucede cualquier cosa.

El pasado no es sólo aquello viejo y antiguo, es también aquello que sucedió esta mañana. El futuro no es solo dentro de unos años, sino también aquello que tengo que hacer esta noche. El aquí y ahora es este mismo momento, este segundo y este mismo lugar, esta silla en la que estoy sentado. Nada más que eso. Cuando tu mente se encuentra 100% en este mismo momento puede decirle a tu energía que haga cualquier cosa que desees. El secreto es mantener esa intención desde ahora hasta que logres tu deseo.

Javier dijo: “… Fin de año es sinónimo de cambios, de un nuevo inicio, nuevas oportunidades y hay cierto optimismo y anhelo de cambios que vienen con el mismo. Salimos del letargo del invierno y el calor nos despierta, nos da más vitalidad, nos hace ver que el tiempo paso, es vida, y como tal queremos vivirla, pero al no darle continuidad, no fluimos y necesitamos esa marca temporal ficticia para largar de nuevo la carrera. Porque así la vemos y así la llevamos, como una carrera. Y creo que al final, asi, no llegamos a nada.”

¿Qué pasa si consideramos que no hay tal fin? En el proceso de transformación de la energía no hay fin, el yin se convierte en yang y viceversa, continuamente y constantemente. Todo el tiempo! Si se frena el proceso, si hay un fin, deja de existir.

Siempre digo en las clases “no se apuren en hacer el último movimiento de la serie”. Las personas se apuran porque viene el cambio. Pero ese cambio no está relacionado con un calendario, con un día específico, sino con el propio ritmo interno.

El calendario gregoriano es una convención mundial instaurada hace apenas 400 años y válida a nivel mundial (o sea que todos los países lo aceptan) recién desde principios del 1900. El ser humano está presente en este mundo hace más de 10.000 años.

Pero vivimos en este mundo, en esta realidad y a fin de año tenemos vacaciones, los chicos no tienen clases, se cierran los balances económicos y tantas otras cosas. En función de las estaciones del año, el cambio de estado, es decir la mutación de yang (primavera, verano) a yin (otoño, invierno) no se da sino hasta marzo. A fines de diciembre ni siquiera estamos en el máximo yang que genera el yin. ¿Por qué deberían entonces concluir los procesos internos cuando aun no es tiempo? Toda nuestra creatividad y ganas de hacer deberían continuar hasta el fin del verano, momento de plena concreción para luego cosechar y almacenar.

No nos quedemos atados a lo que no hemos logrado antes del 31 de diciembre. Es solo una fecha que representa una forma de comunicación entre todas las personas de este mundo, como lo es levantar la mano para saludar o una carita feliz. La energía y su forma de interactuar y manifestarse nada tienen que ver con esta fecha.

La energía es sabia y siempre nos da lo que necesitamos y nos lleva a donde debemos estar. Solamente debemos confiar en ella.

No se apuren este diciembre, disfruten cada día, porque es un día más. No hay cuenta regresiva.

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.