“Para combatir la
importancia personal, el primer paso es saber que ella está ahí. Reconocer sus
escondrijos, sus gafas oscuras y sus coladeros ya es medio camino andado.
Según Castaneda,
somos como pájaros atrofiados. Nacemos con todo lo necesario para volar, pero
estamos permanentemente obligados a dar vueltas en torno a nuestro ego. La
cadena que nos aprisiona es la importancia personal.
El camino para
convertir a un ser humano normal en un guerrero es muy arduo. Siempre
interviene nuestra sensación de estar en el centro de todo, de ser necesarios y
tener la última palabra. Nos sentimos importantes. Y cuando la persona es
importante, cualquier intento de modificación se convierte en un proceso lento,
complicado y doloroso.
La importancia
personal, de los regalos que hemos recibido en este mundo, es el más cruel.
Convierte a una criatura mágica y llena de vida en un orgulloso asustado y con
miedo de ser feliz. Debido a la importancia personal estamos llenos de
rencores, envidias, miedos, culpas y frustraciones. Nos dejamos guiar por los
sentimientos de indulgencia y huimos del importante servicio del autoconocimiento,
con pretextos como la pereza, el mayor enemigo de la espiritualidad. Por detrás
de todo esto está una ansiedad que intentamos silenciar con un diálogo interno
cada vez más denso y menos natural.
La información
que necesitamos para ampliar nuestra consciencia se oculta en los lugares más
fáciles. Si no estuviésemos tan rígidos (importantes) como normalmente nos
ponemos, todo en nuestro entorno nos contaría secretos increíbles. Solamente
tenemos que abrir nuestros sentidos/percepciones, que inicialmente están
instalados en nuestro cuerpo físico, dependientes del buen funcionamiento de
los cinco sistemas excretores que son: pulmón, hígado, riñones, intestinos y piel.
Una vez
desintoxicados, o mejor, buscando esta desintoxicación diariamente, se vuelve
cada vez más fácil acceder al conocimiento, que inicialmente puede llegarnos
despacito, pero la fuerza del desapego constante nos conducirá al despertar.”
Extraído de este blog, que
recopila las enseñanzas de Don Juan: http://bit.ly/1cJV5ct