Mi maestro zen siempre dice: “Todo, tal cual es en
este momento, es suficiente.”
Tengo una inercia
interior que me lleva a hacer más y más. Respecto a qué? a cualquier cosa o
proyecto que esté haciendo. Los momentos exitosos me impulsan a seguir
haciendo. Si llegué hasta acá, porqué no continuar?
Me doy cuenta que
tengo cierta adicción al hacer, como la gran mayoría de las personas. También,
el hecho de hacer me da una sensación
de control. Si hago algo, tengo injerencia sobre el hecho, si no hago nada,
tengo injerencia sobre el hecho? De hecho si la tengo, el no-hacer es, en sí
misma, una acción.
Todo esto aparece
en oleadas de distinta intensidad que están directamente relacionadas con mi
nivel de confianza hacia el fluir de la vida. Pero aun cuando me siento
confiada y abierta todavía sigo haciendo cosas. Es que también tengo una gran
resistencia al fracaso. Creo que hacer es sinónimo de ganar (o por lo menos me
acerca mas a esa posibilidad).
Me pregunto ¿cuándo
será suficiente? Tratando de ver-comprender-asimilar que suficiente no es sinónimo de fracaso.
Y en ciertos
aspectos de mi vida y de trabajo interior que he venido haciendo, creo que ya
es suficiente. Estoy un poco cansada, puedo dejar de hacer. Me siento aliviada
por esa decisión y reconciliación con lo que ya está. Siento que apaciguo una
presión interna que me autoimpongo contantemente y me relajo (aunque sea un
poco… y lo intento conscientemente!).
Es el ego el que
nos impulsa a intentar lograr lo que nadie logró, llegar a donde nadie llegó…aunque
eso implique a veces dañarnos a nosotros mismos, ponernos en riesgo o
alienarnos de la vida misma.
¿Quién nos dijo
que siempre deberíamos llegar primero, ir más lejos que el anterior, escalar más
alto o incluso descender aun más profundo? No lo sé. Pero creo que ya es
suficiente para mí. Y me reconcilio con eso.