Cierra los ojos. Imagina
una pequeña esfera de luz en tu abdomen. Sigue tu respiración mientras esta
esfera se hace lentamente parte de ti.
Cada vez que
inspiras, la esfera se enciende, se ilumina un poco más. Cada vez que exhalas,
concentra la luz en tu interior. Todo el universo colabora para que te
enciendas.
Sigues respirando
y desde adentro, te sigues iluminando. Con cada respiración, la esfera de luz
en tu cuerpo crece y concentra mas y mas luz. ¿Puedes hacerla crecer para que
ocupe mas de ti? En tu siguiente respiración la esfera crece hasta ocupar todo
tu abdomen. Luego crece hasta llegar a tus caderas y tu pecho, mas aun, a tus
rodillas y tus hombros, y mas aun, a tus pies y tu cabeza. Es posible, toda la energía
de universo está disponible para que esto suceda.
Cierra los ojos,
¿puedes verte? La esfera de luz sigue en el centro de tu cuerpo y también te ocupa
por completo y a la vez todo tu ser está dentro de esta esfera de luz. Te iluminas
e iluminas.
Solo cuando somos
luz desde nuestro interior podemos dar luz hacia el exterior. No hay otra
forma.
No funciones
hacia afuera. El único esfuerzo que debes hacer es el necesario para mantener
la luz en tu interior. Todo lo demás, sucede solo.
Imagen: “Milky Way Figures – Stars from
Within” de Mihoko Ogaki.