Adicionalmente, yin y yang se consumen mutuamente. Mucho yang consume yin y mucho yin consume yang. Inversamente, poco yang genera mucho yin y poco yin genera mucho yang. Esto se da en un equilibrio dinámico que resulta en un proceso de mutación constante donde el yang, cuando llega a su máxima expresión se convierte en yin; y el yin, en su máxima expresión se convierte en yang.
Pero lo más interesante es que dentro de cada yang hay yin, y dentro de cada yin hay yang. Esto es lo que representa cada pequeño círculo dentro del pez (la parte del símbolo) de color opuesto en el símbolo del yin y el yang.
Ese pequeño círculo blanco es lo yang dentro del pez yin. Siguiendo lo expresado en estos principios, dentro de ese pequeño círculo yang también hay yin, y dentro de ese más pequeño yin hay yang y así sucesivamente hasta lo más pequeño e ínfimo que existe en la naturaleza.
El símbolo que vemos es una totalidad: yin yang en equilibrio. Pero también éste puede ser el pequeño círculo yang dentro un pez yin mas grande, que a su vez es un parte de un círculo negro dentro de un yang aun mas grande, y así sucesivamente hasta lo más grande y colosal que existe en la naturaleza.
El ser humano es una totalidad: cada uno de nosotros es yin y es yang, dentro de si mismo y respecto a otros. Hacia dentro de cada ser, yin y yang se multiplican en equilibrio hasta la molécula más pequeña del cuerpo. Hacia fuera del ser, en las relaciones humanas, en la relación con la naturaleza, somos peces o puntos dependiendo desde donde lo miremos. Somos el yang de nuestra pareja, pero el yin de nuestro jefe. Somos yang de la tierra pero yin del cielo. Somos un punto blanco de actividad en la quietud de la noche yin.
Así como bajo este razonamiento, el último no puede existir sin el primero por la interdependencia entre cada yin y yang, el más colosal afecta al más ínfimo. Un desequilibrio en la totalidad macro impacta en la totalidad micro y viceversa. Si en alguna parte de esta cadena de interdependencia complementaria surge un desequilibrio, el mismo repercute hacia lo macro y hacia lo micro.
Ahora te pregunto: ¿estás en equilibrio? ¿Eres consciente de cómo tu desequilibrio afecta a lo interno de tu ser y a lo externo de tu ser? Pero también, ¿eres consciente de que cuando estás en equilibrio, eso también afecta al resto positivamente?
El equilibrio en cualquier parte de la cadena repercute sobre el resto, colaborando con el equilibrio mayor, y menor. Tu armonía es importante y es lo único de lo que cada uno de nosotros es responsable. Lograr la propia armonía es la forma de lograr la armonía del mundo.
Publicado originalmente en agosto de 2010.