Para lograr ser
compasivos necesitamos primeramente mucha apertura. El dolor nos cierra, nos
comprime y nos aísla. Para ser compasivos debemos estar abiertos, abiertos a
todo, a todos, a que suceda lo que suceda, aun sintiendo dolor.
Siempre estamos
tratando de protegernos… del dolor, del sufrimiento propio y ajeno. No solo nos
cuesta estar ahí con nuestro dolor sino que vivenciar el dolor de otro también es
difícil. Nos protegemos de todo aquello que creemos que puede dañarnos.
Cuando aprendemos
a trabajar con energía, sea chi kung, yoga, reiki, etc., una de las primeras
cosas que aprendemos es a protegernos, a sellarnos a cerrarnos, para que nadie
nos “robe” energía, no vaya a ser que compartamos sin querer y quedemos
drenados, vacíos.
Creo que este es
un engaño del ego. ¿Por qué el universo va a ser tan malvado de ponernos con
una persona que nos va a dañar a pesar de que nosotros queramos hacerle el
bien? Además, creemos que aunque eso suceda, el universo siempre nos ayudará a
recuperar la energía dada. Nos cerramos y nos protegemos energéticamente para
no dar, para no perder.
Cuando estudiamos
como funcionan los campos electromagnéticos, es decir, la
energía de las personas, empezamos a comprender que a pesar de que nos
protegemos con 25mil sellos y candados, la energía igual se intercambia. O nos
creemos mas poderosos que el chi?
Bueno, vuelvo a
la compasión. Desde el punto de vista electromagnético, la compasión es
compartir la carga energética de otro. Como vimos antes, las emociones son energía electromagnética y también vimos
que las personas, cuando están juntas, intercambian energía de distintas formas. (si, todo los artículos
anteriores eran para explicar esto!).
Entonces, la compasión
es la posibilidad de ayudar con nuestra energía a otra persona, dejando que
nuestro campo electromagnético sea influido por el de la otra persona, y a la
vez influyendo en el de él, así la emoción de baja frecuencia del otro se
nivela con la frecuencia propia (que de manera ideal, sería mas elevada, o sea
AMOR!). Esto es, efectivamente, compartir la carga… electromagnética negativa.
Si estamos
siempre pensando en cerrar, sellar, no perder energía, lo que hacemos es evitar
que otros nos ayuden a llevar nuestra carga. Además de estar cerrados para no
dar ayuda y ser compasivos con otros, lo mas importante es que la consecuencia de
cerrarnos es que no recibimos ayuda ni compasión de otros.
No sé, tal vez
pido demasiado: compartamos nuestra energía sin el miedo habitual, estoy segura
que así el universo también nos ayudará con nuestra carga!