Tampoco nadie nos
dice que podemos hacerlo. Cuando estamos enfermos nos dicen que debemos ir al
médico, al psicólogo, al nutricionista… entregar el poder a otro para que ese
otro nos sane… o nos parche.
En el propio
cuerpo existe la fórmula de la salud y también de la enfermedad. Acceder a cada
una de ellas es la cuestión. En estos momentos de nuestra existencia universal
parece mas fácil acceder a la enfermedad.
Estar enfermo no
es mas que la otra cara de la salud. ¿Por qué tendríamos el poder de sanarnos
si no tuviéramos la capacidad de enfermarnos? No existe una sin la otra. Y la
reconciliación con ambas es parte del camino.
Aceptar la
enfermedad es todo un tema. Pero aceptar la capacidad de auto-sanarse es
también todo un tema! Implica soltar la enfermedad, implica aprender ciertas
técnicas, dejarse guiar por la intuición, confiar y creer.
En un mundo donde
incluso la enfermedad genera competencia (a ver quien está mas enfermo),
sanarse es quedarse fuera de esa carrera por elección. Y también, es aceptar la
responsabilidad sobre uno mismo, es cuidarse, considerarse, darse tiempo, darse
energía, darse, darse, darse.
La forma mas simple
de iniciar un proceso de auto-sanación es tocarse. La medicina china, el reiki,
otras terapias energéticas e incluso investigaciones medicas actuales lo
demuestran: el contacto físico piel con piel es sumamente importante. Tocarse a
uno mismo sana.
En el acto de
tocar circula energía desde la mano hacia el cuerpo. Siempre que la energía
circula se promueve la salud. Cuando la energía se estanca, genera dolencias y
a largo plazo, enfermedades. Además, las manos, al pasar por distintas partes
del cuerpo, estimulan los canales energéticos, los puntos de acupuntura, los
chakras y otros centros de energía menores pero importantes de nuestro cuerpo.
Solamente
tocándose la orejas, acción que hace efecto reflejo sobre todo el cuerpo, ya se
comienza a armonizar la energía propia.
Esta acción de
tocarse debe ser efectuada con cariño y respeto por el propio cuerpo, aceptando
las limitaciones, dolores y placeres que sentimos al sentirnos. Al tocar
demostramos amor. Al tocarse uno mismo, se brinda amor y contención.
No hace falta
saber nada, ningún técnica, ningún secreto. Para sanarse uno mismo, hay que
empezar por quererse y demostrárselo, tocándose, mimándose, dándose.