Solo hace falta
contagiar al que está al lado tuyo. Qué fácil es esto cuando nos quejamos,
enseguida otra persona comienza a quejarse. También sucede cuando se incita a
la violencia, al odio, al aprovechamiento. Cuando vemos que alguien lo hace,
nos sentimos con “derecho” a hacer lo mismo.
Pero también es
posible contagiar tolerancia, compasión y amor. Es un poco mas difícil en estos
tiempos, pero se puede.
¿Cómo se forma
una cadena? Alguien te da la mano y luego le das tu mano a otra persona.
¿Cómo se rompe
una cadena? Negándote a recibir, a ser parte.
Es necesaria atención,
auto-observación y consciencia para romper la cadena de odio y rechazo. No recibirlo
y no dejarse llevar por la energía de miedo que impregna el momento, es de suma
importancia para no convertirse en parte de lo que sostiene esa energía como
predominante. Esto se logra con práctica y mucho trabajo interior. Hay que
conocerse y dialogar con los propios sentimientos, transformarlos para que sean
energía que suma a la aceptación.
Generar una
cadena de tolerancia y amor compasivo pareciera una tarea imposible. Pero basta
con desarrollar estas cualidades en uno mismo y darle la mano a solo una
persona, para que ésta haga lo mismo y así sucesivamente.
Requiere esfuerzo
y trabajo con el propio ego. Una constante observación de uno mismo y una
constante práctica de auto-transformación. En este camino estamos solos, pero guiados
y acompañados por otras personas que ya lo han hecho y otros tantos que están
transitando caminos cercanos.
Generar la masa
crítica que cambia la frecuencia vibratoria de un lugar o de un momento -pasando
del miedo al amor- es posible uniéndonos uno a uno. Al principio sentimos que
somos pocos, que nuestras voces no se oyen, que nuestra energía no es
suficiente. Pero no es necesario contagiar a todos, solo es necesario contagiar
a uno más.
Si cada uno de
nosotros toma la responsabilidad de desarrollar el amor compasivo en sí mismo y
a través de ese amor, le da la mano a una persona, es suficiente. Cuando todos
lo hagamos, habrá paz.
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