"Tenemos tantas necesidades en la vida… pero al final del día, lo único que necesitamos es ser necesitados.”
Constantemente espero el mensaje que me confirme que soy necesitado, es decir que alguien me necesita en este momento, sea para responder una simple pregunta, sea para contener a un amigo o para acompañar en un momento de dolor.
Ser necesitado es una especie de adicción. Que todo el tiempo otros estén requiriendo algo de mí le da sentido a mi existencia y ocupaciones a mi tiempo. Quiero ser necesitado, quiero que me necesiten. Todos queremos eso.
Si nadie necesitara de mí, si nadie requiriera nada de mí, pues… ¿qué haría yo con mi tiempo? ¿y con mi vida? ¿cuál sería mi valor? Tal vez si nadie necesitara nada de mí yo podría hacer simplemente lo que deseo, en vez de hacer lo que debo, para cumplir con mi rol de necesidad para con otros.
La co-dependencia es un juego peligroso. Ambas partes entran en el acostumbramiento y en el no-esfuerzo. El que necesita bien puede aprender, en algunos casos, a solucionar sus necesidades por sí mismo. Pero obviamente yo no voy a alentar eso, ya que, vuelvo a decir, ¿qué haría entonces?
Desprenderse de los vínculos de co-dependencia con nuestros amigos y familiares conlleva un cierto trabajo: el de poner límites, el de aprender a decir que no, el de priorizarse uno. Y sobre todo el trabajo de encontrarse con uno mismo en ese momento en el que nadie te pide nada, nadie te necesita y allí, justo allí, ir en busca del sentido de tu existencia.
En esos escasos momentos en los que nadie se acuerda de ti, eres libre, puedes hacer lo que quieras, no tienes que responder nada a nadie más que a ti mismo. Desapareces en el mundo, te pierdes en la totalidad, te fundes siendo esa nada.
¿Puedes con eso? La libertad es vasta pero peligrosa para el Ego.