Para sentirnos
contenidos, para compartir los movimientos, la respiración, para estar en un
espacio donde todos estamos.
A veces sucede
que nos alejamos del grupo de práctica, sea por compromisos, viajes,
situaciones de la vida. Eso no es un problema. Cuando llega el momento, la
agenda personal se acomoda, regresamos al grupo.
Si cuesta volver,
por miedo a la crítica o a las represalias por haberse distanciado, hay dos
cosas por considerar: soltar el rollo mental y simplemente volver, o si, el
grupo efectivamente hace reclamos, preguntarse si es el lugar donde se quiere
estar.
Pero en fin,
cuando estamos lejos del grupo surge una sensación de distancia, de necesidad
no satisfecha, una sutil traba interior. En la práctica individual la energía
fluye distinta que en la práctica grupal y eso se siente. Es que el grupo en sí
armoniza a sus miembros, contiene. La energía del grupo genera un campo energético
mayor a sus miembros y eso lleva a que la energía impacte de manera amplificada
en las personas. En un grupo bien conformado logramos mas porque siempre la energía
nivela para arriba.
Qué es un grupo “bien
conformado”? Un grupo donde hay respeto por cada miembro en su presencia y en
sus individualidades, donde hay espacio para todos: los nuevos, los viejos, los
buenos, los malos y cada uno comprende que su aporte es valioso. Aportes que
son presencia, energía, vibraciones, frecuencias, emociones, pensamientos, pero
no en palabras ni en acciones sino a través del estar. Para que el grupo este
conformado las personas que lo forman deben ESTAR en él.
A veces la
práctica grupal es tan maravillosa que dejamos de lado la práctica individual,
porque sentimos que no lograremos lo mismo. La práctica individual es distinta
a la grupal y no deberíamos intentar conseguir lo mismo en ambas.
Otras veces
simplemente dejamos la práctica individual vaya a saber porqué!
Volver a la
práctica individual es importante porque es encontrarse con uno mismo. Sin un
grupo que respalda y ayuda aparecen cosas personales e individuales en las que
trabajar. Ese trabajo personal luego se lleva al grupo y enriquece.
La práctica
individual es nuestra joya mas valiosa y el grupo de práctica al que
pertenecemos lo es también.
Es un ida y vuelta,
yo le doy al grupo lo mío y el grupo me devuelve. Retroalimentación constante
que surge de estar con uno mismo y de estar en el grupo.