Por favor no
practiques si…
No tienes tiempo.
No te acuerdas de
hacerlo.
Tienes mucho
trabajo.
Tienes muchas
actividades.
Tienes compromisos
sociales.
Tu familia
requiere mucha de tu atención.
Tus hijos requieren
mucha de tu atención.
Nadie respeta de
tiempo y espacio.
No tienes
suficiente dinero.
Estás cansado.
Estás desconcentrado.
Estás muy
contento.
Estás triste o
preocupado.
Estas enojado.
No te acuerdas de
las técnicas.
No tienes un
lugar adecuado donde hacerlo.
No tienes la ropa
indicada.
No tienes un almohadón
indicado.
No sabes lo que
haces.
Te da sueño.
Te genera dolor.
Te cansa.
Te aburre.
Te genera
incertidumbre o incomodidad.
Te hace sentir
bien.
Te ayuda a estar
mejor.
Te genera
felicidad.
Te lleva a
sentirte completo.
Te da paz.
Te gusta.
Todo esto te sucederá
cuando intentas tomar compromiso con una práctica personal. El tiempo se agota,
la gente invade, nada es nunca perfecto y el cuerpo duele y se cansa. Y a veces
se siente maravilloso.
¿Qué es lo que
nos hace superar todo esto y finalmente comprometernos con la práctica? En algún
momento nos damos cuenta que realmente funciona.
Pero no tienes
que quedarte con lo que yo te digo. Tienes que experimentar que funciona por ti
mismo, así tu cuerpo, tu mente y tu espíritu se convencen y confluyen. Lamentablemente
la única forma de experimentarlo es haciéndolo.
Con lo cual puedes: practicar o no practicar… depende solo de ti.