Mientras se lee
esto, cada uno puede ir armando su propia lista y observando de donde llega cada
deber, cada querer y cada necesidad.
Pienso que todos
vivimos en esta estructura de tener que hacer alguna cosas, querer y poder (no
siempre) hacer otras cosas y necesitar hacer otras cosas.
Generalmente lo
que debemos, lo hacemos siempre, lo que queremos, algunas cosas las hacemos y
otras no. En diferentes medidas, hay muchas personas que nunca hacen lo que
quieren. Y por último, lo que realmente necesitamos hacer... encuentro que le
prestamos muy poca atención y consideración.
La lista de
necesidades reales solía estar bastante rala en mi caso. Aprendí a prestar
verdadera atención a mis necesidades en estos últimos meses…
Lo que debemos
hacer depende de cada uno de nosotros, pero básicamente la gran mayoría debemos
trabajar. Todos los demás deberes son subjetivos a cada persona. Por ejemplo, hay
quien cree que debe llevar sus hijos al colegio y otros que lo no lo consideran
así y contratan un transporte.
El sentido del
deber viene de lo externo: de la sociedad, de la cultura y de las
instituciones: la familia, la escuela, el trabajo. La relación de cada uno con
esas instituciones actualiza sus deberes, por eso también influye la mente
intelectual. Ejemplo: hay quienes deben comer en familia todos los domingos,
hay quienes no consideran eso necesario.
Como es subjetivo,
hay cosas que creemos que debemos hacer, pero tal vez podríamos no hacer? Esas
son aquellas cosas que realmente nos cuesta hacer, como ir al gimnasio. Es una
buena reflexión analizar aquello que creemos que debemos hacer y ver si podemos
transformarlo.
Luego tenemos lo
que queremos hacer: salir, pasear, comer pizza, viajar, etc. Por qué no, los
mismos ejemplos? Hay quienes realmente quieren trabajar y hay quienes quieren
llevar a sus hijos al colegio.
Lo que queremos
hacer surge de nuestra mente intelectual y nuestra mente emocional, a veces unidas,
otras veces contrapuestas. Hay cosas que queremos y logramos y hay cosas que no
logramos. Así como del deber surge la sensación de pesadez, del querer surge la
frustración.
Pero sobre todo
hay cosas que creemos que queremos y que resulta que no queremos tanto. Son aquellas
cosas que cuando comenzamos a hacerlas no resultan tan satisfactorias como creíamos
que iban a ser. Por eso, lo que queremos hacer también está influenciado por lo
social y cultural. Hacemos lo que hacen todos.
¿Podemos diferenciar
lo que realmente queremos de lo que creemos que queremos? Eso simplificaría
bastante la lista. Para lograrlo, debemos conectar con nuestro cuerpo, sentir
lo que verdaderamente deseamos.
Por último, está
aquello que necesitamos. Puede que la lista de deberes y de deseos de cada uno
de ustedes sea larga. Observemos que es lo que cada uno necesita. Para ello,
nos conectamos plenamente con nuestro cuerpo en su totalidad y dejamos que nos
hable… lo escuchamos. ¿Qué nos dice? Eso que nos dice son nuestras necesidades.
No hay forma de
saber que necesitamos sin escuchar el propio cuerpo. Hoy en día muchas, pero
muchas personas, necesitan descansar. Otras tantas necesitan ser escuchadas,
otras necesitan poder hablar. Las necesidades son básicas: dormir, comer, expresar,
estar.
Pero también hay
cosas que creemos que necesitamos pero que no son tan necesarias realmente. Esos
son los celulares, las compus, los autos, la ropa nueva. Creemos que no podemos
vivir sin eso… porque nunca hemos experimentado carencias mayores. Podríamos
hacer el ejercicio, en este caso también, de diferenciar lo que creemos que
necesitamos de lo que realmente necesitamos.
Lo que necesitamos
es bastante poco, en relación a lo que debemos y queremos, pero es la base de
nuestra existencia. Cubrir nuestras necesidades nos mantiene sanos, armoniosos,
disponibles, abiertos. Nos permite ayudar a otros a partir de nuestra armonía,
ya que tenemos y podemos dar.
Con amor, para todos.