La luz es energía
electromagnética visible. El espectro electromagnético es muy amplio, incluye
las ondas de energía de radio (muy largas), de microondas, de infrarrojo, de ultravioleta,
de rayos X y rayos gamma que son las más cortas que se pueden medir
actualmente. La energía que se encuentra entre el infrarrojo y el ultravioleta
es el espectro de energía visible que llamamos luz.
La luz a su vez,
se descompone en 7 frecuencias diferentes: los 7 colores del arco iris, siendo
el rojo la de mayor longitud de onda y el violeta el color de menor longitud de
onda, es decir de más alta frecuencia.
Cada frecuencia
de onda electromagnética posee una vibración, resuena con determinado elementos
y energías de la naturaleza que vibran a la misma frecuencia. La vibración de
los colores resuena con la vibración de los 7 chakras principales del cuerpo. De
esta manera, a cada chakra le corresponde un color.
Primer chakra,
ubicado en el perineo: color rojo.
Segundo chakra,
ubicado debajo del ombligo: color naranja.
Tercer chakra, en
el plexo solar: color amarillo.
Cuarto chakra, en
el corazón: color verde.
Quinto chakra, en
la garganta: color turquesa / celeste.
Sexto chakra, en
el tercer ojo: color añil, azul violáceo.
Séptimo chakra,
en la coronilla: color violeta.
Dentro de la gama
de colores de la luz, consideramos a los tres colores cálidos de los chakras
inferiores (rojo, naranja y amarillo) como colores de cualidades yang, que nos
permiten la conexión con lo externo y lo activo. Los tres colores fríos de los
chakras superiores (turquesa, azul y violeta) son de cualidad yin, nos llevan a
la conexión con nuestro interior y hacia lo perceptivo.
El color verde
del cuarto chakra es un color de armonía, de equilibrio neutro. Esta energía
nos permite relajarnos y encontrar la ecuanimidad.
Además,
consideramos la totalidad de los colores, la luz blanca, como la conexión con
las energías del Cielo. Y el color negro, la ausencia de color, como la conexión
con las energías de la Tierra.
La práctica con
la energía de los colores, desde la visualización, la meditación, el chi kung,
etc., nos permite trabajar de manera simple y directa con las energías de cada
chakra. Al visualizar el color correspondiente, tomamos la frecuencia
vibratoria necesaria para armonizar cada chakra. La armonización se va dando de
manera natural al repasar una y otra vez, los colores. También, armonizaremos
las energías yin y yang del cuerpo, abriremos las conexiones de nuestro cuerpo
con el Cielo y la Tierra y alcanzaremos un estado de unidad mayor.
Trabajar con los
colores es incorporar la frecuencia vibratoria arco iris, la vibración más elevada
actualmente anclada en nuestro planeta. La frecuencia arco iris nos lleva hacia
la unidad con el todo, hacia la sanación de los patrones mentales y físicos y
hacia una mayor comprensión y apertura de nuestro Ser a todas la posibilidades
que se nos presentan.